Trasplante de cabeza: ¿otra locura?

27 Feb 2015
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Gráfico de un trasplante de cabeza según la película La cabeza que no moriría, 1962.

Según afirmara el neurocirujano italiano Sergio Canavero, del Grupo de Neuromodulación de Turín, en 2017 será factible trasplantar la cabeza de un humano al cuerpo de otro.

El médico lo afirmó así en la revista NewScientist, donde dijo también que esta clase de cirugía podría alargar la vida de personas cuyos músculos hayan degenerado o aquellos que tengan cáncer. El asunto parece un disparate o una hipótesis de ciencia ficción, o la enunciación de un deseo por parte del médico, y no de una cirugía realmente posible de ser efectuada con éxito.

Trasplantar la cabeza de un hombre en el cuerpo de otro conlleva muchísimas dificultades, una de ellas, quizá la más importante es la relacionada con las conexiones nerviosas del cerebro con el resto del sistema nervioso del cuerpo que recibe la cabeza.

En realidad, ya se hicieron algunos intentos de cirugías similares en perros y monos, todos ellos fracasaron. Aunque algunos lograron algunas semanas de supervivencia en los animales trasplantados.

En 1954 el científico soviético Vladimir Demikhov trató de trasplantar la cabeza y las piernas de un perro cachorro en el cuerpo de un perro adulto, sin remover la cabeza de éste. El resultado fue un perro de dos cabezas que sobrevivió menos de una semana a la cirugía.

Luego, en 1970, el Doctor Robert J. White, un reputado neurocirujano estadounidense, trató de trasplantar la cabeza de un mono en el cuerpo de otro mono. Dado que la cirugía incluyó el corte de la columna vertebral a la altura del cuello, los sujetos estaban paralizados del cuello para abajo.  Después de la cirugía, debido a que los nervios craneales dentro del cerebro estaban intactos y alimentados por el sistema circulatorio del cuerpo nuevo, el mono podía todavía oír, oler, gustar, comer y seguir objetos con sus ojos.  



Foto original de uno de los monos trasplantados.  


Canavero cree que los requerimientos técnicos hoy son mucho más avanzados para propiciar esta clase de cirugía. Y piensa anunciar lo mismo en junio de este año en la próxima conferencia anual de la Academia de Neurólogos y Cirujanos Ortopédicos , en Maryland, EEUU. La idea de esta cirugía comprende enfriar los cuerpos a una temperatura de entre 12 y 15 grados centígrados y luego comenzar una serie de cortes con un bisturí finísimo para separar la cabeza del cuerpo del donante y colocarla en el receptor.

Hay otras dificultades enormes, como el hecho que habría que cortar la médula espinal en ambos cuerpos y conectarlas nuevamente. Para esto, Canavero supone que se podría usar polietilenglicol, una sustancia que permitiría (hipotéticamente, pues aún no está probado que funcione) restablecer las conexiones nerviosas entre cerebro y espina del cuerpo del donante. Si el polietilenglicol no funciona, podrían utilizarse la inyección de células madre, o injertos de células olfativas o un puente hecho de membranas estomacales que han probado cierta eficiencia en algunas pruebas con animales y algunos casos de lesiones medulares en humanos.

Por otra parte el rechazo del sistema inmunológico que provocara la muerte en los monos del Dr. White, al día de hoy no sería un obstáculo mayor, según William Matthews, miembro de la The American Academy of Neurological and Orthopaedic Surgeons.

Pero además de las dificultades técnicas que plantea esta clase de cirugía, la consecuencia ética de esta posibilidad es la más importante y fuertemente planteada por la comunidad médica. Para lograr una cirugía exitosa habría que ensayar con animales, con vivisecciones en extremo polémicas, y por supuesto, con muy bajas expectativas de éxito, al menos en los primero casos. Lo que supondría la muerte de muchos individuos de las especies que se usaran como probeta.

Por otra parte, un trasplante de cabeza despierta muchas preguntas filosóficas, como por ejemplo: ¿al mover la cabeza de un cuerpo a otro, se movería también el alma de su dueño? René Descartes, el filósofo francés, aseveró que el alma es “una cosa que piensa" y esto nada más. No hay substrato subyacente o soporte de sus varios estados: todo su ser se manifiesta en sus actividades, con lo cual pensamiento y alma son equivalentes. Es decir: el cerebro es quien piensa y en sus funciones reside el alma del ser humano. Aún así, alma y cuerpo, son heterogéneos y tienen una acción recíproca entre sí, vinculada por la glándula pineal - hoy llamada pituitaria o hipófisis. Según esta interpretación, el trasplante de cabeza (que en rigor es un trasplante de cuerpo) sería en sí un trasplante del alma del paciente.

Lo cierto es que la medicina, en estas ocasiones, roza el misterio de la vida con sus apuestas cada vez más ambiciosas. Es por ello que para algunos esta clase de hipótesis formuladas por médicos que recuerdan al Dr. Frankenstein, parece simplemente otra locura del hombre en su afán de asemejarse a Dios. 

Aquí más información: http://www.newscientist.com/article/mg22530103.700-first-human-head-transplant-could-happen-in-two-years.html?full=true#.VPEmUXyG_h6

http://en.wikipedia.org/wiki/Robert_J._White

El mismo Dr. White habla del tema en el breve documental que dejo a continuación. Sugiero traducir los subtítulos porque están en japonés. 

Traducir los subtítulos.

Traducir los subtítulos

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