El salto fatal de Franz Reichelt

24 Ene 2015
1

Captura de pantalla del momento en que Franz Reichelt salta de la Torre Eiffel.


Franz Reichelt nació en Viena, en el año 1879. Diecinueve años después se mudó a París, donde finalmente triunfó en el rubro de la sastrería. Sus mejores clientes eran austríacos que visitaban la capital francesa y se deslumbraban por la calidad de sus confecciones. En 1909 Franz adoptó el nombre François al recibir la ciudadanía francesa.

Su negocio del terecer piso de la 8 rue Gaillon, cerca de la avenida de La Ópera, marchaba sobre ruedas y el sastre, incitado por la lectura de los diarios y su propia curiosidad, comenzó a desarrollar su invento, el invento que lo conduciría a la muerte.

Se trataba de un traje paracaídas que iba adosado en la espalda. El diseño inicial pesaba unos 70 kilogramos y desplegaba unos 6 metros cuadrados de tela, pero después Franz Reichelt lo refinó y logró reducir el peso a unos 9 kilogramos y ampliar la superficie a 32 metros cuadrados. Con este traje Franz esperaba lanzarse desde el primer nivel de la Torre Eiffel y aterrizar sano y salvo en el césped del Campo de Marte.

Antes de aquella mañana helada de febrero de 1912, Franz había hecho algunas pruebas con maniquíes que resultaron moderadamente auspiciosas, pero desde otros edificios más bajos, no desde los 57 metros de altura del primer nivel de la Torre Eiffel.

En efecto, ya en 1911 había conseguido que la policía francesa le otorgara permiso para realizar pruebas con maniquíes con el traje paracaídas desde la Torre Eiffel. Estos intentos no fueron exitosos, pues el paracaidas no se abría del todo en la caída. Franz atribuyó esta circusntancia al hecho de que los maniquíes, dada su condición de seres inanimados, no comandaban convenientemente el artefacto y por ello no se completaba el despliege completo de la vela.

Finalmente la mañana del 4 de ferbrero de 1912, Franz llegó a la Torre Eiffel acompañado por dos de sus amigos y un camarógrafo. Hacía frío y corría una fuerte brisa desde el Campo de Marte. La policía había acordonado la zona, esperando que se lanzaran maniquíes, según el testimonio posterior del Prefecto de Policía Louis Lépine, responsable oficial del operativo. Lo que no se esperaban era que al salto lo hiciera el mismo Franz Reichelt. Y mucho menos que se estrellara contra el piso dejando un considerable agujero en el césped.

Luego de subir con dos de sus amigos y un camarógrafo al primer nivel de la torre, Franz probó la dirección del viento arrojando un trozo de papel arrancado de un pequeño libro. Se preparó subiendose a un taburete que a su vez estaba sobre una mesa de restaurante, de modo que quedara a nivel de la barandilla. Ajustó su aparato paracaídas y luego de unos cuarenta segundos de dudar, finalmente saltó al vacío.

El paracaídas no se abrió completamente y Franz cayó pesadamente sobre el césped congelado del pie de la torre.

Franz Reichelt exhibiendo su traje paracaídas. 

Luego de su muerte, sus amigos declararon que habían tratado de disuadirlo, de que su acción no fuera tan temeraria y que arrojara maniquíes, al menos hasta saber a ciencia cierta que el invento funcionaba correctamente. A lo que Franz les había respondido que “quiero probrar el experimento por mí mismo y sin engaños, ya que lo que quiero es probar el valor de mi invención.”

En realidad muchos años antes de la muerte de Franz ya se habían realizado saltos exitosos en paracaídas. En efecto, en 1783 Luis Sebastián Lenormand había saltado desde la Torre de Montpelier en frente de una multitud, su caída fue refrenada por dos paraguas modificados y reforzados a modo de paracaídas.

¿Por qué este hombre decidió saltar él mismo al vacío con un traje paracaídas que ciertamente no había probado funcionar? ¿Por qué saltar desde el primer nivel de la Torre Eiffel y no desde algun lugar en altura hacia el agua, digamos, del Sena, de un modo más seguro? 

Su apuesta era simple y directa, ponía su propia vida en juego para probar su propio invento. Luego de eso vendría el éxito, el dinero, la fama. Posiblemente esa expectativa explique que Reichelt haya elegido la Torre Eiffel para hacer el salto, y que haya convocado a la prensa y al camarógrafo que documentaría la hazaña y que finalmente registró su muerte. 

El archivo British Pathé guarda el siguiente video del salto de este hombre que, ciego a las críticas y los consejos de amigos, condujo su destino guiado por sus convicciones y obró con la determinación de un samurai. 

El video del fatal salto. Archivo British Pathé.

Comentarios