El “Círculo Rojo” tucumano y el humor social

El “Círculo Rojo” tucumano y el humor social

¿Cuál es el humor de la sociedad durante estos días y noches de inflación y devaluación? Unos 250 empresarios e industriales tucumanos se dieron cita esta semana para escuchar algunas respuestas informadas respecto de ese vasto interrogante. En el marco de los festejos por los 70 años de la Federación Económica de Tucumán, esa entidad y la Cámara Argentina de Comercio y Servicios (CAC) organizaron durante la semana un foro sobre los riesgos y los desafíos que plantea este crítico año “bisagra”. El consultor de opinión pública Jorge Giacobbe analizó, en ese ciclo, los resultados de su última encuesta sobre el “Clima social y político” de la Argentina. Es decir, abrió una ventana de datos a la que se asomó el “círculo rojo” tucumano para mirar el ánimo de la ciudadanía.

“¿Qué emoción le produce la situación de la Argentina?”, se les preguntó a 2.500 argentinos. Era, en términos de encuesta, una pregunta “abierta” para escuchar respuestas espontáneas. De modo que, técnicamente, podría haber habido 2.500 respuestas distintas. Por abrumadora mayoría, sin embargo, surgió una palabra común: “tristeza”.

Ese sentimiento explica numerosas situaciones. Dos se destacan en el análisis que brindó Giacobbe. La primera ayuda a explicar por qué mientras la crisis arrecia (la inflación interanual es del 104%, el dólar “blue” rozó los $ 500 el martes), buena parte de los argentinos actúan como espectadores. “Hay una plaza para la alegría, que es la del Obelisco; y una para la bronca, que es la Plaza de Mayo. Pero no hay una plaza para la tristeza”, puntualizó el director de Giacobbe & Asociados.

La segunda se refiere al desgraciado final de la figura presidencial de Alberto Fernández. Fue electo con el 48% de los votos y un par de meses después, cuando estalla la pandemia por coronavirus, sus primeras acciones elevaron su imagen positiva hasta el 68%, explicó el consultor. Es decir, también lo avalaba el 20% de los que no lo habían votado. O sea: Alberto encarnó “la esperanza” de millones. Lo que sigue es conocido: se empecinó en demostrar que todos esos millones de compatriotas estaban equivocados. Ahora, encarna la desesperanza. Con un presente triste. Solitario. Y final.

Los ajustes son ajenos

La encuesta de expectativas sociales hizo una segunda pregunta abierta. “Defina en una palabra: ¿cuál es el principal problema de su familia ahora?”. “Economía” e “Inflación” se roban casi todas las respuestas. “Inseguridad”, “Trabajo”, “Salud” y “Corrupción” son menciones testimoniales.

Aparecen en escena las preguntas “cerradas” y, por ello, mensurables. Surgen entonces los porcentajes en un trabajo que va más allá de las mediciones de imágenes de Fulanos y Menganas.

“¿Qué necesita la argentina a partir de 2023?”, es el interrogante destinado a delimitar territorios ideológicos en el humor social. El 40% de los consultados respondió que hace falta la “Derecha”. Otro 30,8% contestó: “Centro Derecha”. Apenas el 14,9% respondió “Centro Izquierda”. Y sólo el 9,4% aseveró “Izquierda”.

Para confirmar que la elección ideológica se condice con parámetros más o menos generales de lo que se entiende por derechas e izquierdas en Occidente, también se preguntó qué tamaño de Estado necesita el país. El 61,3% pide un Estado más chico. Prácticamente triplica al 23,2%, que quiere un Estado más grande. Y deja muy atrás a los que demandan un Estado que mantenga el tamaño actual, que suman apenas el 13,8%.

Con esas concordancias da la impresión de que concretar cambios no debiera ser complicado en el país a la hora de buscar consensos. Sin embargo la coherencia, a continuación, se da de bruces no sólo contra la realidad, sino también contra los principios.

El 66% de los consultados sostiene que la inflación actual es consecuencia de la emisión de pesos. En esa misma senda, el 75% es partidario de cortar o reducir planes sociales; el 70% está a favor de echar empleados públicos; y el 54% opina que se deben reprimir las manifestaciones piqueteras. Lo cual es un menú, paso a paso, para un estallido social. “¿Se bancan disparar balas de goma y gases lacrimógenos a mujeres con niños en brazos y verlos gritar y sangrar en cámara?”, inquirió Giacobbe.

Si estos “acuerdos” son difíciles de tramitar respecto de la realidad, no menos problemáticos resultan otros dos “consensos”: el 60% no quiere pagar más caros los servicios públicos. Es decir, hay que combatir los subsidios, “con excepción de aquellos de los que soy beneficiario”. Y el 65% no se quiere jubilar a los 70 años. Es decir, no quiere retrasar su ingreso al beneficio previsional que brinda el Estado. Así sea que ello demande emisión para cubrir esas prestaciones.

Es decir, el humor social reclama ajuste salvaje a terceros, a la vez que no está dispuesto a consentir ningún ajuste en primera persona.

Cerca, tan lejos

La encuesta que analizó Giacobbe ante su audiencia tucumana avanzó, a continuación, sobre los espacios políticos. En primer lugar, puso a consideración de los consultados un abanico de siete problemas específicos: “Economía”, “Pobreza”, “Inflación”, “Inseguridad”, “Educación”, “Corrupción” y “Narcotráfico”. En segundo término, se preguntó quién tiene, en la esfera política, la capacidad de resolverlos. En el caso de los tres primeros, de neto cariz económico, quien más respuestas obtuvo fue “La Libertad Avanza”. En los otros cuatro casos, la confianza se deposita en Juntos por el Cambio. Al respecto, Giacobbe contextualizó que, en 2019, el Frente de Todos era el frente electoral al que se le adjudicaba la capacidad para darles respuesta a los inconvenientes económicos que atravesaba el país en ese momento. Léase, atención con los libertarios.

Luego llegaron las “alternativas de hierro”. La siguiente consulta estuvo referida a la ubicación de los encuestados en el tablero político nacional. “¿Cómo se siente usted?”, se auscultó. El 32,1% manifestó sentirse “Más cerca del oficialismo” y el 62,6% se declaró “Más cerca de la oposición”. Sólo el 5,3% se anotó en el casillero gris del “No sabe / No contesta”.

Estos guarismos tuvieron un correlato directo con el interrogante siguiente. Con la frase “En las próximas elecciones hay que frenar a la derecha” se sintió más identificado el 33,4% de los consultados. Con la proposición “En las próximas elecciones hay que frenar al kirchnerismo” se anotó el 63,7%. Apenas el 2,9% no supo o no contestó.

Si bien la cuestión electoral parece encaminada, Giacobbe les advirtió a los empresarios y a los industriales de Tucumán que dista mucho de ser así. En concreto expuso que en el caso de los que se sienten “más cerca del oficialismo” o más convencidos de que el objetivo en los comicios venideros es “frenar a la derecha”, que vendrían a ser uno de cada tres encuestados, el voto no se divide. Hay, reconoció, propuestas netas de izquierda en el país, pero aclaró que miden muy poco en los resultados de los estudios de opinión pública que él viene realizando. Entonces, se puede asumir que el kirchnerismo se lleva la casi totalidad de esa porción.

Esa presunción se verifica a renglón seguido: a la hora de responder quién es el político más preparado para “frenar a la derecha”, el 97,7 menciona a un candidato del Frente de Todos. “El 78%, específicamente, opina que la más preparada para eso es Cristina Fernández de Kirchner”, identificó Giacobbe. Entonces, no hay “Frente de Todos”. Sólo hay “Frente de Ella”.

En la vereda de enfrente, los que se sienten “Más cerca de la oposición” o consideran que lo primordial en los comicios venideros es “frenar al kirchnerismo” son el resto de los consultados. Para mantener las proporciones, son dos de cada tres consultados. Pero a diferencia del segmento anterior, esta porción se encuentra dividida al medio. A la pregunta “¿Quién es el candidato más preparado para frenar al kirchnerismo?”, el 53,7% responde mencionando a un postulante de Juntos por el Cambio. Y el 45,5%, a los libertarios. Léase, Javier Milei.

Paso a PASO

El escenario que expone el análisis de la encuesta de “Clima social y político” de Giacobbe contiene un paradigma de explicaciones acerca de por qué, apenas Alberto Fernández anunció que no buscará un segundo mandato, las usinas del oficialismo volvieron a trabajar la hipótesis de eliminar las Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias. Esta vez, por vía judicial, dado que el kirchnerismo no tiene los votos en el Congreso para modificar la Ley 26.571, que ordena celebrarlas en agosto.

Si no hay PASO, este escenario abierto se mantendrá hasta los comicios nacionales de octubre. Y, de ser así, no puede decirse hoy que alguno esté seguro de entrar en el balotaje, o de quedar fuera de él. En cambio, si se realizan las primarias dentro de cuatro meses, el escenario puede modificarse. Por ejemplo, el espacio opositor que más votos obtenga pueda terminar absorbiendo buena parte del electorado del otro. Es, sin más, el “Voto Útil”, que reconfigurará la respuesta de qué sector es el más preparado (el más “útil”) para enfrentar exitosamente al oficialismo.

El “círculo rojo” tucumano ya tiene el diagnóstico. Habrá que ver cuáles serán sus conclusiones.

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