Ese problema mal llamado delay que tanto enojo genera

Ese problema mal llamado delay que tanto enojo genera

Ese problema mal llamado delay que tanto enojo genera

No es “diley”. Tampoco delay, sino latencia. Ese es el nombre que tanto sufrimiento genera a los fanáticos. Y no es otra cosa más que el retraso de la llegada de la señal a un cualquier dispositivo. Dejando de lado las cuestiones técnicas y para entenderlo mejor: es la razón por la que el vecino grita primero el gol que cualquier otro. Esa cuestión técnica genera enojos y costumbres especiales para no padecerlos.

Dos cosas para tener en cuenta. La demora no sólo es de sonido, sino de todo un combo: imágenes y sonidos. La segunda: hay muchas razones por las que se produce la demora. Aclarando: la tecnología nos permite recibir las transmisiones de diferentes maneras y calidad. Y eso es lo que genera las diferencias temporales que tanto irritan.

Los periodistas de LA GACETA hicieron una prueba para descifrar este dilema. La televisión por aire es la que más veloz recibe la señal. Unos cinco segundos después, la televisión por cable. Hay que aguardar hasta 10 segundos en la televisión satelital que llegará a ser de más de 20 si está viendo HD (alta definición). Los que tienen servicios de televisión por internet (Flow o Claro) deberán esperar entre 30 y 35 segundos más. La lista sigue: si está viendo el partido en una PC o por una aplicación instalada en su celular, tendrá que aguardar entre 45 y un minuto. En resumen: lo más probable es que mientras usted celebre un gol, en Qatar, el equipo que recibió el tanto, ya se estará reiniciando el juego en Qatar.

Pero también existen otras razones para que el calvario sea peor. Las condiciones climáticas inciden en la televisión satelital. Si hay vientos o tormentas, la señal hasta puede cortarse. En el caso de la TV por internet también puede producirse otro fenómeno: si en un edificio existe un solo prestador y todos los habitantes eligen el mismo canal, por el tráfico, habrá más latencia. En las app los usuarios pudieron leer un pedido de disculpas porque no se podía utilizar el servicio por la cantidad de personas conectadas.

“No hay una forma mágica de prevenir esa latencia, simplemente tratar de elegir el servicio que mejor se adapte a cada casa. Por ejemplo, hay lugares donde la señal de internet es muy baja por ejemplo y la mejor opción siempre será una televisión por aire”, explicó el sonidista Emiliano Agüero Cortés, especialista en la materia.

Agüero Cortés no tiene dudas. Existe una opción: renunciar a la calidad por la inmediatez. “La mejor opción aún hoy sigue siendo la conexión analógica. Mediante un cable coaxial se logra la casi inmediata recepción de la imagen del sonido y de la imagen es casi inmediata, pero su calidad es casi obsoleta”, añadió en la entrevista con LA GACETA.

Un fenómeno

“Nunca antes había vivido algo así. Realmente es un fenómeno que tiene que reunir a los mejores especialistas de todo el país  para resolver este problema”, bromeó Nelson Maidana. “Estoy harto de que el vecino me grite los goles antes. Es como que me transformo. No puede ser, no puede ser. Él se bajó el vaso de cerveza para celebrar y yo sigo esperando para festejar”, añadió riéndose a carcajadas.

Hugo Pavón, después de escuchar las explicaciones de LA GACETA, opinó: “ese problema lo descubrió en el partido de Japón. Estaba hablando con un compañero de laburo y me dijo: ‘gol de los japoneses’. Le respondí que me dejara de joder porque estaba viendo el partido y los tipos tenían la pelota en su área. Después de varios segundos confirmé que era cierto”, explicó. “En el trabajo lo hablamos y nos dimos cuenta que había una diferencia notable. Pero no sabíamos por qué”, añadió.

Marcos Fernández, como el tiktoker tucumano que reniega con las andanzas de su hija, también está molesto con la latencia. “La ‘changa’, apañada por su madre, me hizo endeudar hasta los ojos para comprar un televisor que apenas si me entra en el living, con 5.000 K, con no sé qué tipo de sonido para disfrutar el partido. Pero resulta que el vecino de al lado me grita los goles primero. ¡Me quería matar!”, comentó. “Después vino mi yerno, que sabe de tecnología y me explicó todo lo del delay y me hizo una instalación trucha para acabar con ese problema, claro que la imagen es pésima. En definitiva, gasté un fardo para que al final lo veamos más o menos con una budinera y al final sale ganando mi suegra que viene a la casa a ver las novelas en alta definición”, agregó riéndose.

Antídotos

En una encuesta callejera que realizó, LA GACETA descubrió que la latencia es un problema que irrita a muchos. “Es tremendo lo que pasa. Tengo la suerte que de los cuatro partidos que jugó la Selección, en tres tuve que trabajar. Bajé una aplicación para poder seguirlo en los descansos. Pero no me sirvió de mucho, porque cada vez que hacía un gol la Selección, me enteraba por los gritos que salían de las casas de los vecinos. Tenía ganas de revolear el teléfono”, explicó el colectivero Juan Cruz Herrera.

Mario Pérez Duarte, estudiante universitario, dijo que desde el segundo partido de la “Scaloneta” cambió de estrategia. “Me compré unos auriculares con un cable de tres metros. Lo conecto al televisor y lo pongo al máximo para no escuchar a nadie. Ni los gritos de los vecinos, ni los de mi familia que celebran los goles antes de que los hagan. Me pongo muy nervioso. Y no me importa que después sientan un iiiiiiiii por un rato”, reconoció el joven de 20 años.

María Luisa de Contreras quedó viuda hace dos años. Sus cinco hijos varones, por cábala y como homenaje a su padre, se presentan en su domicilio a ver los encuentros de la Selección. “La verdad es que están locos. Se encierran, ponen colchas en las puertas y ventanas para no escuchar nada de la calle. Se ponen mal en serio. No me molesta la invasión, pero sí que no me dejan ni respirar”, contó sonriendo.

Augusto Pedraza no sólo reniega con la latencia, sino con sus tres hijas mujeres. “No saben nada de fútbol y se ponen a molestar con el celular. Sacándose selfies, viendo las redes sociales. Pero lo que más me molesta es cuando los grupos de WhatsApp que tienen con sus amigas festejan los goles antes de que los veamos. El martes, que estuvieron con sus novios en casa, les avisé que tenían dos opciones: ir a verlo con ellos, o entregar los teléfonos para que no molesten. Me parece que será la segunda opción, porque los buenitos de mis yernos ya saben cómo viene la mano”, concluyó entre risas.

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