Planchar, la tarea más odiada, pierde vigencia en los hogares

Planchar, la tarea más odiada, pierde vigencia en los hogares

¿Qué pasó para que este artefacto, con más de un siglo de vida, esté quedando en desuso? Aparentemente, la pandemia tuvo mucho que ver en esto. Testimonios y razones de esta tendencia

MENSAJE. No planchar es un signo de que la perfección ha quedado atrás para dar paso a prendas reales. MENSAJE. No planchar es un signo de que la perfección ha quedado atrás para dar paso a prendas reales.

“¿Aman planchar en un hermoso día soleado? Yo tampoco”. Así arranca un video que se hizo viral, en el cual una influencer explica su técnica para sacar las arrugas de la ropa, utilizando cubos de hielo.

Pasar la plancha a la ropa está entre las tareas más odiadas. Requiere mucho tiempo, un gran esfuerzo y es, además, una de las actividades que más encarece el recibo de la luz. Estos son solo algunos de los motivos por los que el acto de planchar está perdiendo vigencia en los hogares. Lo dicen expertos en moda, diseñadores y la gente.

¿Qué es lo que pasó para que este artefacto, con más de un siglo de vida en las casas, esté quedando en desuso? “La pandemia tuvo mucho que ver en esto. La cuarentena nos ha recordado el placer de no tener que planchar”, opina María Torres, que es confeccionadora. Cuando salimos de los confinamientos, muchas cosas cambiaron: “valoramos más la comodidad, lo simple, los estilos desestructurados. Por ejemplo, en muchas empresas ya no exigen camisa, corbata y pantalón de vestir”, señala.

Desde el diseño y la confección se han hecho eco de esta tendencia, señala Mariel Colacioppo, docente de la carrera de diseño de indumentaria de la Universidad San Pablo T. La mayoría de los nuevos textiles están pensados para no ser planchados, y aquellos que presentan arrugas, como el lino, ya no se someten al escrutinio público como en otras épocas; al contrario, se valorizan sus arrugas de esta fibra natural, sostiene.

Desde hace unos años, la industria se viene esforzando para que la plancha se use menos. “Antes los textiles inteligentes eran pensados para los empresarios principalmente. Mezclaban algodón con iones de hierro, que tenían una memoria con la plancha. Alguien ponía una prenda en una valija, por ejemplo, y cuando llegaba a destino lo colgaba cerca del baño; con la humedad de la ducha quedaban sin arrugas prácticamente”, cuenta la diseñadora.

Según Colacioppo, este adiós a la plancha está muy relacionado con una mayor conciencia ambiental, lo cual incluye un consumo más controlado de la moda, la búsqueda de prendas más sustentables y también usar menos electricidad.

“Obviamente la pandemia, con la imposición de una moda descontracturada, influyó muchísimo. Asimismo, la ropa deportiva que ya tenía una tradición de uso fuera del gimnasio, se extendió aún más”, sostiene.

La tendencia de la industria es sumar textiles que no necesiten planchado. “Por eso muchas telas vienen mezcladas poliéster, para que no se arruguen. Hay además textiles que de naturaleza no se arrugan como poliamida, acrílicos y reciclados del plásticos”, enumera.

Aunque ama las prendas prolijamente planchadas, ella sabe que es un hábito que va cayendo en desuso. Micaela Guevara, que dicta talleres de costura y es diseñadora, confiesa que ella sigue planchando. “Cuando mis clientas ven que hago una prenda de una seda, por ejemplo, me dicen: lo mejor de todo es que no se plancha”, señala.

“Hay muchas telas que se usan hoy en día y que no necesitan plancha, las telas de punto (elastizadas) como la lycra, la bengalina o el crep. Están hechas de fibras sintéticas y actualmente son las más elegidas a la hora de diseñar porque no requieren moldería muy complicada. Al ser elastizadas, pueden abarcar varios tipos de cuerpo y no requiere planchado porque van pegadas al cuerpo”, remarca.

Actualmente, según detalla Micaela, existe gran variedad de géneros fabricados con fibras mixtas - combinación de fibras naturales, artificiales o sintéticas- y cada uno de ellos se comporta de modo diferente. “Antes se utilizaba mucho las fibras naturales como son los tejidos de algodón (natural) o seda (natural) extraida de “gusanos de seda” y ahora se utiliza más los tejidos artificiales a base de celulosa tratando de imitar las anteriores a través de un proceso químico. Hoy en día solemos escuchar que tal o cual prenda es de “viscosa” o “rayon”; están hechos de fibras artificiales y al no tener la carga de algodón las hace menos “arrugable”, apunta la autora de la marca de ropa “Menta”.

Caída en las ventas

En algunas casas de venta de electrodomésticos se puede constatar esta realidad que se vive puertas para adentro: la plancha es uno de los objetos que más ha sufrido la caída de ventas durante la pandemia, señala Martín González Prado, empleado de un local céntrico. “La gente que sigue comprando busca algo básico, y te dice: solo para planchar camisas. Creo que también en esto tuvo mucho que ver que la gente quiere ahorrar energía por el tema de la quita de los subsidios de luz que dispuso el gobierno”, opina. (La plancha es uno de los artefactos que más energía consume, dado que su potencia se encuentra entre los 1.000 y los 3.000 watios, mientras que un lavarropas, por ejemplo, entre 200 y 500 W y una heladera oscila entre los 150 y los 250 W).

Beatriz Medera, encargada de otro comercio, admite que hoy se venden pocas planchas, en especial las que traen más funciones y facilidades de uso: por ejemplo, las verticales y las portátiles.

En las pasarelas

Las grandes pasarelas también han dejado en claro que las planchas hoy ya no se priorizan. Los últimos desfiles de la Semana de la Moda en París (se realizaron octubre) mostraron prendas arrugadas en las colecciones de las grandes firmas de Alta Costura.

Los diseñadores no tardaron en explicar el mensaje: por un lado, se busca transmitir la idea de que las piezas han tenido una vida. Por otra parte, son un signo de que la perfección ha quedado atrás para dejar paso a un nuevo entramado de prendas más reales.

Un poco de historia: la gente usaba la plancha para no enfermarse, no para lucir bien

El hábito de planchar la ropa comenzó hace muchos años en épocas en la que el tifus, la fiebre de las trincheras y la plaga eran un grave problema de salud pública en todo el mundo. En ese entonces, los científicos evidenciaron que al exponer estas bacterias o virus al calor, estas inmediatamente morían, Para la Primera Guerra Mundial, el efecto del planchado se había estudiado rigurosamente, demostrando que planchar la ropa era el mejor medio de evitar los piojos que transmitían letales enfermedades y se adoptó ese hábito no para lucir bien sino para no enfermarse. Pero luego llegaron el jabón, el agua caliente y las lavadoras para cumplir con esta función desinfectante. El hábito de planchar perduró por una cuestión estética.

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