¡Stop!: el desafío de criar lento

¡Stop!: el desafío de criar lento

Criamos hijos a las apuradas. Sin embargo, el tiempo de la niñez es perfecto. Seguirlo nos cambiaría toda la vida. ¿Podríamos intentarlo?

OBLIGADOS A ACELERAR. El ajetreado ritmo de vida que llevamos acaba engullendo a los niños. FOTO TOMADA DE BEBESYMAS.COM OBLIGADOS A ACELERAR. El ajetreado ritmo de vida que llevamos acaba engullendo a los niños. FOTO TOMADA DE BEBESYMAS.COM

Si tengo tiempo lo hago. Si tengo tiempo te llamo. Si tengo tiempo voy. Si tengo tiempo jugamos. El mal de nuestro tiempo es la falta de tiempo. Una pandemia nos ha pasado por encima y a muchos nos ha cambiado; es cierto. Hoy comprendemos el valor de la salud y de las relaciones. Hacemos actividad física, esquivamos las gaseosas, comemos sano y nos negamos a vivir sólo para trabajar. Pero seguimos sin tiempo. Seguimos atrapados en un mundo donde las horas vuelan.

Cargamos en nuestras espaldas años y años de velocidad frenética, con internet a la cabeza y un montón de ambientes y personas ansiógenos. En este contexto, criamos hijos a las apuradas y a los gritos. Hacerlo lento, en cambio, implica un desafío. "Si pudiéramos ver que el tiempo de la niñez es perfecto y que seguirlo nos cambiaría la vida, empezaríamos ya mismo. Los niños tienen algo muy bonito: viven conectados al presente", introduce Brenda Troccoli, puericultora y especialista en crianza y primera infancia.

"Se trata de no adaptar a los niños, sobre todo a los bebés, a los ritmos alocados. En vez, nosotros deberíamos intentar amoldar al máximo nuestra vida", prosigue.

- Suena fácil de decir, pero... ¿de hacer? Los hijos, los trabajos, la casa, la comida, el colegio, las actividades extras, las fiestitas, las compras, el pool... ¡el reloj corre!

- Sí. Lo sé; lo entiendo. Soy mamá de dos niñas, trabajo y llevo una casa adelante. Pero cuando apuramos a un niño para que se despierte, para que camine, para que termine la comida, para que deje las piedras del camino, para que suba los escalones o para que abandone sus creaciones, lo estamos desconectando de un momento de suma introspección y desarrollo neuronal. Juro que hay momentos que podés respetar y sólo depende de un cambio de actitud y de mirada.

Troccoli propone un desafío de siete días para bajar la intensidad. "Los niños andan muy desregulados porque están sometidos a rutinas que se alejan cada vez más de sus necesidades biológicas y fisiológicas. Pasan jornadas extensas lejos de mamá y de mamá; consumen productos en vez de alimentos, que alimentan parásitos que infieren en el humor y en el estado de ánimo; tiene poco tiempo de juego y aire libre y están rodeados de estos entornos apurados", reflexiona.

- ¿Cuál es su primera idea en este desafío de criar lento?

- Para empezar tratá de asegurarte de que duerman las horas suficientes para que despertarse no sea un fastidio. Y cuando vayas a levantarlos, hacelo con tiempo, con caricias y con besos. Frená vos también. Y valorá ese momento único: estás amaneciendo y tu hijo también. La vida les está dando un nuevo día juntos. ¿Eso no es lo más importante de todo?

- La hora de la comida puede ser un momento en que todo sea un problema.

- Al comer, que no haya pantallas. Dispongan la mesa, charlen, no usen los teléfonos y dejen a los chicos experimentar todo lo que deseen. En los primeros años de vida la comida es un canal de aprendizaje enorme. Y para comer bien, hay que explorar bien. Y como mamá o papá, tomate el tiempo para comer. Para alimentar tu cuerpo.

- ¿Qué otro tips debemos tener en cuenta para que la calma sea la normalidad?

- Al ir al jardín, al club o a cualquier actividad, salgamos antes. Nos permitamos y les permitamos a nuestros hijos que vivan el presente. Y esto se hace de una manera adrede: deteniéndose a mirar algo en el camino o escuchando a los pájaros. Los bebés lo hacen todo el tiempo, naturalmente. Pero como los apuramos y reprimimos, dejan muy pronto de asombrarse de lo cotidiano.

- Muchas personas viven aceleradas. Parece que no hubiera un mañana.

- A veces, si tenemos tanto conflictos con nuestros hijos es porque queremos que hagan todo a nuestro tiempo. Todo es para ayer. No hay tolerancia a los procesos. Nos pone nerviosos ver cómo tardan en atarse los cordones o ponerse una remera. Tenemos que aprender a vivir en una frecuencia más liviana.

- ¿Qué opina de los audios de WhatsApp a distintas velocidades?

- Me acuerdo cuando salieron los 1.5X y posteriormente a 2X. Dije 'guau, qué locura'. Hoy, me encuentro usándolos la mayoría de las veces. El sistema nos va llevando. Pero siempre tenemos la opción de salirnos. Aunque lamentablemente no podemos manejar la sociedad en la que vivimos, sí podemos tratar de hacerla lo más amena posible.

- ¿Un último mensaje?

- Apaguemos las pantallas y encendamos la imaginación. Cuándo lo hacemos, toda la familia comienza a conectarse con el ritmo real de nuestra biología y, en consecuencia, disminuyen los niveles de estrés.



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