¿Y si hay una fórmula Sánchez-Campero?

¿Y si hay una fórmula Sánchez-Campero?

¿Y si hay una fórmula Sánchez-Campero?

Juntos por el Cambio (JxC), el principal frente opositor de la provincia, pasó del letargo a la ebullición total. En el último mes se sucedieron una serie de hechos políticos que han movilizado a los factores que lo integran y que, a la vez, han subrayado los conflictos que permanecían latentes. A menos de un año de la posible fecha de las elecciones locales en las que se renovarán todos los cargos electivos, la integración de la fórmula para la gobernación irrumpió como tema central y relegó al resto de los asuntos pendientes. Así como la sucesión irresuelta disparó la interna en el oficialismo provincial entre el manzurismo y el jaldismo el año pasado, la discusión pone al armado disidente en crisis.

El entuerto tiene al menos dos grandes patas: las profundas diferencias políticas y de carácter entre el diputado nacional Roberto Sánchez (UCR) y el intendente capitalino Germán Alfaro (PJS), dos de los posibles precandidatos a gobernador y quienes ganaron las elecciones del año pasado, y la inexistencia de un sistema de primarias provinciales obligatorias. En síntesis: no hay acuerdo inicial ni en quiénes se pondrán a la cabeza ni en el cómo llegarán ahí.

Hay otro protagonista clave en todo este capítulo: el intendente de Yerba Buena, Mariano Campero, armador e impulsor clave de Sánchez. En todos los sectores políticos, puertas adentro y afuera, hablan del radical y analizan la relevancia de su figura en este momento. Le atribuyen “audacia” e “irreverencia”, como características que contrasta con la cautela que suele esbozar su compañero.

Los episodios que precipitaron la situación actual fueron varios. Tras meses de estar totalmente disociados, se dio una aproximación entre Alfaro y Sánchez, pero mediante Campero (la excusa fue la obra de eliminación de una rotonda y una maratón que ambos municipios llevarán adelante en conjunto). En paralelo, se concretó el acercamiento de Sebastián Salazar, intendente de Bella Vista, con Campero-Sánchez tras las turbulencias por las elecciones dentro del radicalismo. Después siguió la cena para el supuesto “deshielo”, la primera cita privada de la que participaban Sánchez y Alfaro más los intendentes radicales Campero, Salazar y Alejandro Molinuevo (Concepción). En este punto comienza a subir la temperatura. La vigilia del 9 de Julio dejó una foto que generó revuelo: Alfaro con dos de los presidenciables de JxC: Horacio Rodríguez Larreta y Gerardo Morales. Sánchez había recibido esa tarde en otro acto el apoyo del gobernador jujeño, pero no fue invitado a ese evento municipal en la Casa Histórica. Y la frutilla: el encuentro entre el gobernador Osvaldo Jaldo (PJ), Sánchez (es presidente de la UCR) y los tres jefes municipales radicales. Este último eslabón de la seguidilla generó mucho ruido dentro de Juntos, especialmente en el radicalismo y el alfarismo. Las críticas llovieron. En el tándem Campero-Sánchez, sin embargo, no habrían hecho mella. Al contrario.

El despacho, Jaldo y la fórmula

Trascendió que en el despacho de la Gobernación, Jaldo y los radicales hablaron sobre cuestiones que tienen que ver con la crisis económica y la necesidad de ponerse “a disposición”, desde la oposición, para aportar a la estabilidad del país y la provincia. Diversas fuentes han confirmado que los intendentes, sobre todo, pidieron más plata por el “Pacto Social”, para afrontar los gastos de salarios y funcionamiento. Se trata del acuerdo financiero con la Provincia al que está suscrita la mayoría de las ciudades y que prevé la cesión de los recursos de la coparticipación a cambio del dinero para el pago de salarios y de gastos de funcionamiento.

Hubo un tema de  esa charla, sin embargo, que no se había mencionado públicamente hasta ahora: las elecciones del año que viene. El clima del encuentro, relatan testigos, fue muy ameno. Entre broma y broma, el gobernador les habría preguntado qué harían en 2023, si irían a internas en el frente y si acordarían finalmente con Alfaro. “¿Alfaro será tu vice?”, habría preguntado -palabras más, palabras menos- Jaldo a Sánchez. “Me gustaría que sea Mariano Campero”, habría respondido Sánchez. Al yerbabuenense no le habría disgustado para nada esa mención. Para sorpresa del anfitrión, emergía al plano de la realidad la idea de la fórmula Sánchez-Campero. El runrún estaba rotando desde hacía algunos días. La misma respuesta que Jaldo habrían escuchado varios empresarios en un evento del que participó la dupla radical. También algunos oficialistas que asistieron a la inauguración del centro de monitoreo de Yerba Buena, que encabezaron Jaldo y Campero.

En efecto, fuentes cercanas a los dirigentes confiaron que analizan la posibilidad, si es que no llegan a un acuerdo con el intendente capitalino. Con el escenario como está, de ambas partes ven muy difícil que se logre conciliar. Por ello, tanto Sánchez como Campero vienen abonando la idea de una interna del frente, mediante el uso del voto electrónico ¿Por qué? En sus entornos se prendieron las alarmas con la posible injerencia de la mesa nacional de JxC en la definición de las candidaturas. Saben que si eso sucede, Alfaro correría con la ventaja del apoyo de Rodríguez Larreta ¿Qué alternativas analizaría si llegado el momento tienen que presentarse? Sumar aliados e intentar competir por dentro. No es un secreto que tienen buen feeling con sectores como Creo, por ejemplo, cuyo principal referente, Sebastián Murga, es otro de los precandidatos a la gobernación dentro de JxC

¿Y si eso no sucede? No descartan, en última instancia, armar otro espacio alternativo que apoye a JxC nacional, pero con sus propios postulantes a la Casa de Gobierno. Sánchez ya advirtió en diálogo con este diario, sin embargo, que la UCR no abandonará Juntos.

En el “sanchecamperismo” repiten que quieren ser competitivos y que seguirán tomando acciones para visibilizar sus posturas e ideas. Resaltan que la figura de Sánchez se mantiene en las encuestas y que tiene buenas proyecciones para el año entrante. Consideran que las críticas al encuentro con Jaldo son lógicas y que provienen de los que se “ven fuera” en 2023. Saben que están en boca de todos. Sí consideran que desde la Casa de Gobierno habrían difundido de una manera “intencionada” los detalles del encuentro, que sostienen fue “institucional”.  

¿Qué dicen en el radicalismo? Las distintas vertientes radicales ven con cautela todos los movimientos de los “intendentes”. En general, consideran que fue un error haberlo hecho de manera inconsulta y desconfían de las intenciones. En lo que coinciden distintos referentes es que no se actuó con “ingenuidad” y que estaban a sabiendas de que Jaldo aprovecharía la foto para enviar un mensaje a Alfaro. El sector más duro, off the record, considera que estarían siendo funcionales al oficialismo provincial, profundizando divisiones y ven en ellos la intención de “romper” JxC. Deslizan que los referentes de esa línea estarían “financiados” por la Provincia, mediante el Pacto Social. Consideran que es muy complicado ganar en la provincia sin Alfaro, por más que no coincidan del todo con su manera de hacer política. Advierten que en el ámbito nacional están al tanto de lo sucedido y podría haber pronunciamientos e intervención al respecto. “No tienen margen para irse”, consideraron varios radicales de experiencia.  

Estaba previsto que el jueves pasado se reunieran los principales protagonistas del radicalismo y aquellos que tienen cargos electivos, convocados por Sánchez. La idea era conformar una mesa política de la UCR para luego ampliarla. La cita finalmente se levantó y quedó en agenda. En el “sanchecamperismo” explicaron que no encontraron un ámbito para hacerla y que intentarán reunir a los actores por separado, para explicar mejor sus propuestas y miradas.

Ecos

¿Qué repercusiones hubo de la reunión en el alfarismo? Las peores. La información de la reunión cayó pésimo en las huestes capitalinas, que la tildaron de vergonzosa. Señalan que habría sido un “manotazo de ahogado” de la dupla ante la venida de Rodríguez Larreta y las buenas migas que Alfaro habría hecho también con Morales. En esa línea de JxC marcan una diferencia clave entre los intendentes radicales y Alfaro: la dependencia económica de la Casa de Gobierno. Consideran una paradoja que hayan intentado “acusar” a Alfaro el año pasado de intentar quebrar el espacio y tomar acciones que podrían derivar en ese resultado. De todas maneras, en el alfarismo consideran que, con este escenario y ante las versiones de que Sánchez y Campero serían fórmula, lograrán quedarse con el sello y competir en 2023 con la ventaja que podría tener la oposición en el ámbito nacional. De soslayo, no pierden de vista que la situación confirma que Jaldo considera a Alfaro como su principal opositor o, al menos, el que podría quitarle votos al peronismo. Pese a la indignación, creen que el panorama lo terminará beneficiando. Advierten que, de todas maneras, no tienen garantías de que si Sánchez y Alfaro integran una propuesta, todos se vayan a encolumnar y a trabajar para que llegue al poder.

¿Qué se dijo en el oficialismo? Aprovecharon el pedido de audiencia de Sánchez para abonar, lógicamente, las diferencias en la oposición. En el oficialismo saben que sus chances de ganar crecen más si llegan unidos y la oposición, dividida. Afirman que cumplieron el objetivo de mostrar a Jaldo como un gobernador que recibe y que cuenta con el apoyo explícito de parte sustancial de la oposición -nada menos que uno de sus probables principales rivales en las urnas- y de enviarle el mensaje a Alfaro de que lo están “dejando solo”. La relación Jaldo-Alfaro, que se abordó ampliamente meses atrás en esta columna, pasó de la cercanía a la confrontación, se fue deteriorando al punto de protagonizar duros cruces en los últimos meses. El intendente, de hecho, cuenta con dos pedidos de audiencia pendientes.

JxC cruje por los movimientos internos y pasa momentos de zozobra. El oficialismo y el resto de la oposición siguen muy de cerca cada episodio. El armado, sin dudas, ha dejado atrás la quietud ¿Qué capítulo seguirá? 

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