Profesión de fe fiscalista de Batakis, pero en la City quieren ver medidas

Profesión de fe fiscalista de Batakis, pero en la City quieren ver medidas

Silvina Batakis Silvina Batakis
11 Julio 2022

Por Hugo E.Grimaldi

Si hay que guiarse por los primeros precios de la jornada, el debut de Silvina Batakis como ministra de Economía fue al menos inteligente, ya que les habló al mercado con el bolsillo a ver si puede estirar el aura que le da jugar de escoba nueva. “Nos quiere hacer la sicológica”, decían en la City porteña los desconfiados de siempre cuando rascaron el fondo de la olla del menú bastante ortodoxo que bocetó la nueva ministra por la mañana, fundamentalmente para tranquilizar al mercado cambiario y al de bonos.
Los anuncios habrá que instrumentarlos en su mayoría, ya que se corre el riesgo de que a la hora de poner en práctica las medidas (no será la primera vez) tenga que cambiarse todo por presiones políticas.

De medidas antinflacionarias hubo poco, del mercado cambiario “siga, siga” y de deuda casi nada, salvo la creación de un Comité para que “evalúe, analice y haga propuestas” para sostener una operatoria que ratificó: “descarto de cuajo que no podamos cumplir”, se cubrió.  
No dijo absolutamente nada de la emisión monetaria ni del nivel de reservas internacionales, aunque se supone que en ambos casos habrá que esperar a que estas medidas surtan efecto y que pase el invierno, respectivamente.
De modo primordial, la ministra hizo profesión de fe fiscal y esbozó varios puntos para conseguir la “solvencia” apoyada en la “austeridad”, dos términos bien propios del odiado léxico neoliberal.

“Las transferencias mensuales que Economía otorga a todas las dependencias van a ser acordes con la proyección de la caja real. No vamos a gastar más de lo que tenemos”, explicó Batakis antes de decir que en ese juego van a entrar “todos los organismos” y que deberán alinearse con “las buenas prácticas financieras”.
También habló de congelar los ingresos en todas esas dependencias, como si fuese una caja única de la Administración central.
En las mesas de operaciones se preguntaban  cómo va a hacer la ministra para alinear en su cruzada a las cajas que maneja La Cámpora.

Algo que interesó mucho a los operadores fue no tanto la ratificación del Acuerdo con el FMI (que se descontaba), sino la insistencia en imponer “tasas de interés reales positivas (por encima de la inflación)” en el mercado, una forma darle una zanahoria a los inversores para que se queden en pesos y no presionen sobre el dólar.
Tasas altas para quienes dejan su plata en el banco son tasas altas para quienes producen y esto invalida el credo kirchnerista de aplicación de los fondos que se van de los bancos al consumo y de la plata barata para tomadores que licuan sus deudas. Para ellos, la receta es recesiva desde todo punto de vista.

También confirmó la segmentación de tarifas, un proceso que será muy difícil de instrumentar y que se descuenta que va a quedar bajo la lupa de los jueces. La puja de su antecesor con el área de Energía venía por ese lado, pero ahora Batakis parece que consiguió el aval del Instituto Patria que se le negaba a Martín Guzmán y habrá que ver hasta dónde.

El punto más complicado a digerir por la población será el del revalúo de los inmuebles que, a nivel país, ahora manejará Economía, medida que se interpretó como una suba encubierta de impuestos, o sea mayor presión fiscal para sacarle jugo a las piedras.
La CABA será seguramente la más perjudicada con una medida que, en sus tiempos, ella utilizó en la provincia de Buenos Aires para recaudar más.

A medida que pasaron los minutos de digestión del discurso, en la City empezaron a masticar que el tema del equilibrio de las cuentas fue una muy buena presentación en sociedad aunque de momento sin demasiadas medidas concretas por detrás.
Dicen que hay que leerlo “como un acting” que podría quedarse en simples expresiones de deseos, en la medida que no se vean resultados.
“No dijo nada del mercado cambiario, salvo que para ella el tipo de cambio multilateral está bien”, reprochaba un operador que esperaba alguna suerte de desdoblamiento.

En rigor, el mercado algo se tranquilizó en principio, aunque eso puede atribuirse a un primer “wait and see” (esperar y ver) muy común en estos casos. Pero como decía un experto en Contado con Liqui que está en las dos puntas de la operación con bonos y divisas, “a esta altura del partido es igual $300 que $294. Es precio de remate de los títulos y la brecha entre los dólares sigue siendo de 120%”.
Otro viejo lobo del mercado, que vio pasar y pasar ministros de Economía disparó su escepticismo: “todo muy lindo, pero ya somos grandes, que no nos vengan con un cuatro”.

En tanto, desde el otro lado, Juan Grabois, un alter ego del kirchnerismo más antifondomonetarista, planteaba que la funcionaria anunció un “ajuste” y rezó un particular catecismo que no tiene un gramo de sensibilidad social.


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