Dicen que aquel que se quema con leche, ve la vaca y llora. Algo de eso le pasó en los últimos días a Osvaldo Jaldo. Por si no tuviera tantos problemas que atender, al vicegobernador en ejercicio del Poder Ejecutivo y reconocido tambero de Trancas le surgió un cortocircuito con el Poder Legislativo, sí, ese mismo que conduce en las sombras y que ha dejado temporalmente hasta tanto Juan Manzur termine su licencia como gobernador si es que no continúa como jefe de Gabinete nacional.
El nuevo frente de tormenta se desató tras conocerse que el ministro de Obras y Servicios Públicos, Fabián Soria, encargó la compra de muebles para su despacho en la Casa de Gobierno. El expediente, revelado por el columnista de este diario Fernando Stanich, fue desactivado de un plumazo por el propio Jaldo que ayer, en conferencia de prensa, reveló que no habrá adquisición alguna del mobiliario tasado por un anticuario con características suntuarias. Así, hasta nuevo aviso, Soria no tendrá muebles, como tampoco tiene oficina, ya que desempeña sus tareas en el Salón Comedor del Palacio de Gobierno. Ese es otro dato curioso. Una estructura que, según los anuncios oficiales de contar con un presupuesto de $ 120.000 millones (un tercio del total de gastos de la provincia) no posee espacio en la sede del Poder Ejecutivo, después de tres meses desde que asumió su conductor.
“Hemos decidido derogar el expediente; esta mañana firmé un decreto que deja sin efecto la tramitación de la gestión para la compra”, declaró ayer el gobernador interino en conferencia de prensa. Ese expediente era como una brasa para los funcionarios que lo vieron pasar. El lunes que pasó no podía ser hallado por aquellos que demandaban saber en qué estado se encontraba dos semanas después de que el ministro había pedido el crédito presupuestario para la adquisición de los muebles. Con el paso de ese tiempo, la “filtración” de la documentación pasa a ser una simple anécdota. Pero Soria sospecha que pudo haber venido de distintos operadores políticos dentro de la misma estructura oficial. Tal vez su inexperiencia política lo haya llevado a cometer este desliz y quedar expuesto ante la opinión pública en un momento de la economía difícil para todos. Como dice el viejo axioma, no sólo hay que ser austero, sino también parecerlo y, en definitiva, practicar la cultura del ahorro.
En toda esta novela, Jaldo volvió a asumir un rol protagónico. Habló con varios legisladores para desactivar cualquier intento de pedido de informes legislativos, tal como lo reclamaron el alfarista Walter Berarducci o el republicano Ricardo Bussi. Pero también hubo un planteo del dirigente de Libres del Sur, Federico Masso. Puertas adentro, antes de la conferencia de ayer, el gobernador interino habló con sus ministros y les anticipó lo que iba a decirle a la prensa.
Horas más tarde, Jaldo partió a Buenos Aires. Tiene previsto hablar con Manzur y con el secretario de Energía, Darío Martínez. La cuestión del gasoil sigue abierta y, en días previos a los actos por la Declaración de la Independencia, el binomio gobernante provincial quiere evitar cualquier tipo de manifestación contra el presidente Alberto Fernández. En esto también habrá austeridad. No habrá fiesta en la explanada de la Casa de Gobierno como otros años. La agenda se circunscribirá al Tedeum y al homenaje a los próceres de 1816, en la Casa Histórica. Se espera que el jefe de Estado nacional realice algún tipo de anuncio durante un mensaje en cadena nacional. No obstante, hasta anoche no había confirmación oficial acerca de la visita presidencial.
El temor a un “camionazo” en la fecha patria sigue rondando en la cabeza de los funcionarios locales y nacionales. Jaldo mantiene permanentes contactos con los transportistas para evitar un escenario que pueda espantar a la comitiva nacional. El viaje del vicegobernador a cargo del PE también servirá para aceitar la estrategia política con su compañero de fórmula. La difícil situación económica del país acelera definiciones, particularmente en lo que tenga que ver con la ejecución de obras públicas. Ni Manzur ni Jaldo quieren correr el riesgo de quedarse sin inauguraciones en Tucumán en caso de que se agudice la crisis.
La procesión de funcionarios tucumanos a la Casa Rosada es incesante. Varios de ellos siguen especulando con un retorno del gobernador en uso de licencia. De todas maneras, sus allegados consideran que un regreso en el corto plazo es improbable, tanto como que Cristina Fernández de Kirchner le haya ofrecido candidatura alguna de poder al economista Carlos Melconian durante la reunión del viernes pasado. A Manzur, sin embargo, se lo vio bastante preocupado en su última aparición pública por territorio provincial. De allí que anticipó que vendrá más seguido a acompañar a Jaldo en las recorridas por el interior tucumano. Todo suma a la causa. El Gobierno abre las puertas a dirigencia propia y extraña. Ayer, por caso, se vio a la legisladora Sara Alperovich por el despacho de Jaldo. Los votos del alperovichismo interesan al oficialismo en su afán de consolidar al Frente de Todos. De igual manera, es probable que en los próximos días se sumen nuevos referentes que hasta ahora vienen ejerciendo funciones en dos municipios gestionados por Juntos por el Cambio. Se trata de figuras que no son, precisamente, de extracción justicialista. Las incorporaciones son cuestión de tiempo. Todo suma a la hora de retener el poder.