Básquet: “La meta viene a mí desde que empiezo a pensar en ella"

Básquet: “La meta viene a mí desde que empiezo a pensar en ella"

Cada frase que dice Lucas Victoriano tiende a la reflexión. El DT tucumano, campeón de la Liga Nacional con Instituto, siempre se deja ver auténtico, claro, sencillo y ejecutivo. Un hombre común que hace cosas excepcionales

EQUILIBRADO. “Si surge un problema, soy de los que solucionan las cosas, y si no puedo ya no es mi problema”, dice. EQUILIBRADO. “Si surge un problema, soy de los que solucionan las cosas, y si no puedo ya no es mi problema”, dice.

- ¿Cómo va la vida, Lucas?

- De momento, más que bien.

“La felicidad no es una meta, sino un estilo de vida”. La frase de perfil que puede leerse en su cuenta de Twitter lo define. Y ratifica su respuesta brindada ante la primera pregunta, que puede ser un perfecto lugar común, pero no -de ninguna manera- con este protagonista. Esto porque el flamante campeón como entrenador de la Liga Nacional de básquet con Instituto de Córdoba, Lucas Victoriano, es feliz, y no sólo con el deporte. Pero, práctico y sencillo como es, no suele quedarse sólo en ese confort de palabras y siempre está pensando en lo que viene. Para más datos, lleguen al final de esta nota.

“Con todo lo que pasó, en estos días no me di tiempo para algunas cosas. Ojalá tuviera menos obligaciones para poder, por ejemplo, quedarme más tiempo en Tucumán y disfrutar con mi gente como quisiera. Puede que esté alejado mucho tiempo, pero a la vez soy muy familiar”, asegura el único campeón como jugador y entrenador de la mayor competencia de básquet del país, que a poco de la consagración pudo regresar “un ratito” a Villa Alem, el lugar que lo vio dar sus primeros pasos, “el hogar dulce hogar”, como lo define.

Habla de Carlota y de Paula Palomares Valiente, su pareja, y se nota cómo le cambia la voz. Y le pasa lo mismo cuando habla de sus padres. “Están de primera. Vinieron a Córdoba a verme, fueron al último partido de la serie final con Quimsa a Santiago del Estero. Hicieron su esfuerzo para acompañarme, son cosas que me quedan. Nos charlamos todo, pero poco del título que logré. Yo soy como ellos, menos palabras y más gestos y actos”, afirma. En este “manos a la obra” de mamá, está cocinarle para su hijo. Él, feliz con eso. Anoten: guisos de fideo moñito, lentejas, polenta, lampreados, marineras, locro... “Las empanadas que hace mi mamá son una locura”, asegura. Le creemos, claro.

- ¿Qué lleva tu bolso cada vez que tenés que volver a ver a tu gente, y cuando te vas?

- Mucho sentimiento. Recuerdo cuando lo hice por primera vez para irme de Tucumán, tenía una doble carga: lleno de sueños, aunque era alejarme de mis seres queridos, mis amigos, mi barrio, mi escuela, mi club. Y también tenía la sensación de que si no me iba a bien, debía volver. Una ambivalencia de sensaciones. Después hice muchas maletas, para irme a España, a Italia, para volver a Corrientes, para llegar a Córdoba. Y siempre las mismas sensaciones.

Lucas dice ser un trotamundos, súper sencillo, una persona lógica que trata de no complicarse. “Si surge un problema, soy de los que solucionan las cosas, y si no puedo ya no es mi problema. Mi prioridad en la vida es que la gente que esté al lado mío esté bien. Pienso que por eso tengo a mucha gente cercana, que hace mucho por mí. Con la consagración con Instituto me hicieron llegar mucho ese cariño, su emoción”.

“No soy fácil de hacer nuevas amistades”, asegura. “Soy reacio con mis tiempos, muy selectivo y celoso en ese sentido, hasta muchas veces egoísta. Pero si doy algo, lo doy todo. Mis amigos saben que para mí son para siempre, esté en el lugar del mundo donde esté” amplía conceptos sobre cómo se relaciona con la gente. “Sé que los éxitos, los grandes momentos, pueden generar envidia, aun en gente cercana, que quizás adopta una postura de saludo o no saludo. Pero yo sé diferenciar bien estas cosas. Soy de los que prefiere ir a reuniones donde soy Lucas, y no Lucas Victoriano. Me gusta sentirme uno más”.

Lucas no tiene dudas sobre que el básquet es todo en su vida. “La voy con esto deporte. Por él, el apellido o el personaje está creciendo otra vez. Sí siento ser un destacado en un deporte que le gusta a mucha gente, pero eso no me hace sentir diferente, en todo caso me hace sentir incómodo. Yo quiero mucho a un amigo que es neurocirujano, que en ocasiones dejaba las reuniones porque tenía que ir a estudiar, con una fuerza de voluntad tremenda. Cuando él me pone en un mensaje ‘te admiro’, no lo puedo entender. Como él, mucha gente tiene que estar satisfecha con su vida. Está bueno eso, es como que da mucha energía. Pasa también que en la Argentina hay mucha gente que hace poco y liga mucho”.

- ¿Estás persiguiendo metas, o ellas van a vos?

- La meta viene a mí desde el momento en que empiezo a trabajar por ella. Me apasiona eso, vivo cada día así, sintiendo de ese modo. Las oportunidades se van presentando. Por caso, lo del básquet es un trabajo difícil, somos como el CEO de una empresa, hay mucha gente que depende económica y emocionalmente de nosotros.

- ¿Sos de los que pensás que se aprende todos los días?

- Sí. Soy muy observador para aprender de cualquier persona. Soy muy intuitivo, necesito experiencia para después estar preparado en algún momento en que se me requiera.

- ¿Qué te deja la experiencia que acabás de vivir con Instituto?

- Satisfacción. Pusimos una idea sobre la mesa y la pudimos hacer. Igual me hubiera sentido así, y hubiera sentido orgullo de los chicos del equipo si no hubiésemos ganado. Quizás Quimsa era mejor, pero nosotros supimos cómo enfrentar la situación que se planteó.

El alcance de Victoriano como entrenador no se agota en las indicaciones que les da a los jugadores en los entrenamientos o durante los partidos. “Lo que más intento es que ellos sean mejores personas. Y en eso tengo que tener un equilibrio. Eso me hace estar en alerta todos los días. Todo eso me gusta mucho: las relaciones humanas me salen natural.

- ¿Qué es Tucumán para vos?

- Sé lo que está pasando porque tengo contacto permanente con amigos, con familiares. Por ellos es que me voy haciendo una idea mejor de la realidad. Me siento un tucumano orgulloso de poder representar a la provincia donde vaya. Aunque no viví mucho ahí, los recuerdos que tengo son muy bonitos. Sí creo que me voy a morir ahí.

- ¿Sentís que estás haciendo una contribución de jerarquía al deporte tucumano?

- Le tengo mucho cariño al deporte tucumano. Del básquet sí tengo una opinión medio difícil. Cada vez que intenté llegar a él, no me dio lugar. Y tampoco veo soluciones cercanas. Como dije antes: si surge un problema, soy de los que solucionan las cosas, y si no puedo ya no es mi problema. Eso me pasó.

- ¿Hacia dónde va el Lucas Victoriano que acciona y tracciona?

- Después de la meta lograda ya hay que pensar en nuevos objetivos. Planear la temporada que viene es la prioridad, de hecho ya lo estoy viviendo a eso. Antes, iré a España a ser papá full time las 24 horas. Son las cosas lindas de la vida de uno, tratándolas de hacer de la mejor manera y que los que estén al lado mío queden contentos y felices. Ese es el propósito.

El mismo Twitter, en el que Lucas vertió un concepto de felicidad, es el que, en las últimas horas hizo mundial un rumor sobre el futuro del tucumano. El usuario NBA Draft Mamba escribió: “Lucas Victoriano está en la mira del Zaragoza de la Liga Endesa para convertirse en el nuevo entrenador. El vigente campeón de la Liga Nacional puede dar un gran salto y ser el segundo argentino, tras Sergio Hernández, en el banquillo español”.

Hay veces que felicidad también es hacer las cosas bien, que otros se den cuenta y te den oportunidades justas y necesarias.

Temas aparte: la Selección, los afectos y su trabajo

•“ A la Selección la tomo como un sueño, pero no me vuelvo loco por eso. Pero quiero estar preparado si me sale una oportunidad. Siempre quiero estarlo. Y a los Juegos Olímpicos los quiero hacer, en la función de cancha que sea, o como dirigente. Es algo en lo que estoy seguro”.

• “Cuando uno de separa de los afectos, aprende a fortalecer el corazón. Y con la mamá de mi hija, que también jugaba al básquet, es un poco más fácil llevar adelante esta situación. Y esto porque ahora, gracias a las redes sociales, a la tecnología, hablamos dos o tres veces por día. Es por eso que estoy en el día a día con ellas, sé lo que les pasa. Lo único que nos falta es estar juntos físicamente. Cuando vuelva a España voy a pasar tres meses al lado”.

• “Yo no puedo darle nada a Carlota, mi hija, si no estoy lleno. Alguna vez estuve comentando partidos, pero sentía que no me jugaba nada, y que no podía darle a ella lo que yo quería porque no estaba bien. Yendo a mi rol de entrenador, pasa lo mismo: no les puedo transmitir nada a los jugadores si no estoy bien. Lo que uno haga tiene que ser un ejemplo. Desde que empecé, en mis equipos tengo una relación increíble con los jugadores. Es de respeto. Soy de esas personas a las que les gusta liderar, pero sin invadir”.

Sigue escribiendo su gran historia

• Lucas Javier Victoriano Acosta nació el 5/11/1977 en San Miguel de Tucumán. Tiene 1,90 metro y jugaba de base.
• Se inició en Alberdi  en los años 80 y cerró su carrera como jugador en Independiente en 2013. Este último fue su tercer equipo en la provincia, ya que también jugó en Belgrano.
• En la actualidad es el entrenador de Instituto en la Liga Nacional. Se convirtió en el único en ser campeón en 1996 de la Liga Nacional como jugador (con Olimpia de Venado Tuerto) y como entrenador. Con el equipo santafesino también ganó en el 96 la Liga Sudamericana.
• Fue internacional con Argentina en todas las categorías, desde Cadetes. Fue uno de los integrantes que logró la medalla de oro en el Campeonato FIBA Américas de 2001 y la de plata en el Campeonato del Mundo de la FIBA 2002 en Indianápolis. Fue parte de la llamada Generación Dorada.

El jugador, el entrenador

Como jugador, vistió la camiseta de 12 clubes, entre ellos siete de Europa (uno de ellos fue Real Madrid, en cuatro temporadas). Como entrenador, su primera experiencia fue desde 2015 a 2017 en CB Pozuelo, de Madrid. También dirigió a Estudiantes Concordia y Regatas Corrientes, antes de llegar a Instituto.

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