Maradona, el espejo de la Argentina

Maradona, el espejo de la Argentina

Intelectuales y académicos analizan la figura del "Diez" y explican cómo se formó su vínculo con la sociedad.

REVANCHA. La sociedad vivió el partido contra Inglaterra como una reivindicación tras la derrota bélica en Malvinas. REVANCHA. La sociedad vivió el partido contra Inglaterra como una reivindicación tras la derrota bélica en Malvinas.

Diego Maradona recorrió el largo camino desde Villa Fiorito hasta Barcelona en la época en que la Argentina comenzaba a estropear sus mecanismos tradicionales de ascenso social. Le hizo a Inglaterra un gol con la mano y otro sensacional apenas cuatro años después de la Guerra de Malvinas. Más de una vez su sol aparentó ponerse pero reapareció postergando el ocaso. Se perdió en el sexo sin cuidados, las drogas y la obesidad, enfrentó a algunos poderosos, defendió a otros y hasta se prestó al show televisivo. Y durante todos esos años (y tal vez a causa de esos actos) mantuvo vivo su vínculo con un pueblo unas veces unido y otras, quizá la mayoría, divido entre el amor y el odio.

Ayer, minutos después de su muerte, las redes sociales comenzaron a llenarse de mensajes en memoria del ídolo y los medios de comunicación de todo el mundo recogieron sin demora la noticia. Estas reacciones sorprendieron un poco a Julio Saguir, doctor en Ciencia Política por la Universidad de Chicago, profesor de la Universidad del Norte Santo Tomás de Aquino y secretario de Gestión Pública de la Provincia. “Me asombró el torbellino -transmite-. Fue un aluvión de mensajes para despedirlo y destacar que él generó esa alegría colectiva tan grande cuando la Selección ganó el Mundial del 86. De pronto las críticas a sus posiciones políticas y a su conducta desenfrenada quedaron postergadas y gente de pensamiento muy distinto se expresó de la misma forma”.

El vínculo afectivo

Raúl Arué, magíster en Sociología Aplicada de la Universidad Nacional de Tucumán (UNT) y profesor de la Facultad de Filosofía y Letras, considera que esta relación entre Maradona y la ciudadanía se entabló durante la victoria contra los ingleses, que ocurrió cuando el conflicto bélico aún repercutía: “más allá de la obviedad, que es que él fue el mejor jugador de fútbol en un país donde ese es el deporte por excelencia, la figura de Maradona atravesó una época muy particular de la historia argentina. Para la sociedad, el partido con Inglaterra fue una reivindicación y actuó como el vendaje de una herida que había quedado en carne viva después de la guerra”.

Por su parte, el director del Instituto de Estudios Sociales, Daniel Campi, también recuerda que ese día había mucha satisfacción por la forma en que la Selección triunfó. “Es como si hubiéramos dicho: ‘está bien, perdimos la guerra, pero les ganamos en el fútbol, demostramos que somos mejores que ustedes en esto’”, ilustra.

Sin embargo, para él hay otra razón para la existencia de un vínculo tan fuerte entre Maradona y la población. “Tiene que ver con un entrecruzamiento de sensibilidades: por un lado hay gente que no solo ama el fútbol sino también lo contestatario, y por el otro hay gente que condena a los que rompen lo estructurado. Entonces, si bien es cierto, por supuesto, que Maradona despierta pasiones por su magia, sobre todo lo hace por la capacidad que tenía para romper límites y decir las cosas que mucha gente quiere decir y no se anima. En ese sentido, yo diría que su carisma puede asociarse al de Eva Perón, aunque hay que ver cómo evoluciona su imagen”, analiza.

La influencia real

¿Los fanáticos de Maradona tienden a actuar como él? Saguir opina que el influjo que los ídolos populares tienen sobre los actos del común de los mortales es menor del que se puede llegar a pensar: “pienso que es cierto que son modelos y que la gente a veces los sigue tanto en lo positivo como en lo negativo, pero me parece que es un refugio de adolescentes pretender que los grandes deportistas tengan los mejores valores de la condición humana. No creo ni que tengamos derecho a exigírselos ni que sus malos comportamientos sean automáticamente reproducidos por los chicos”.

De acuerdo con Arué, en cambio, en el caso de Maradona resulta muy difícil separar lo deportivo de lo personal. “Por ejemplo, la idea de que por medio del fútbol uno puede ascender socialmente está asociada, en la mentalidad colectiva, a los peligros causados por todo el dinero que Maradona tuvo a su disposición a lo largo de su vida -explica-. Pero estas cosas malas pasan a un segundo plano cuando los caminos de ascenso social no funcionan, cuando estudiar no sirve para conseguir un buen trabajo. En esas situaciones, estas figuras extraordinarias cobran un valor casi mágico, casi mítico”.

Un héroe clásico

Horacio Elsinger, director de Letras del Ente de Cultura de Tucumán, es un apasionado del fútbol (o sea, no solo de la literatura). Desde su punto de vista, para estudiar la relación entre Maradona y la sociedad hay que tener en cuenta dos cosas: que el fútbol es un elemento de identidad para muchos argentinos y que el ex capitán de la Selección tenía una faceta heroica. “En la Argentina, el fútbol no es solo un entretenimiento sino también un fenómeno cultural que permite momentos de identificación con el otro. Maradona actuaba en ese campo y le agregaba una estructura heróica de caída y redención de la que están despojados Pelé y (Lionel) Messi. Esta capacidad de resurgir de sus cenizas lo acercó al héroe mítico clásico y aún le permite superar el juicio de cualquier grieta”, expone.

Sin embargo, Elsinger estima que su conducta, su origen humilde y sus identificaciones pasionales con ciertos políticos sí influyeron en lo que muchas personas opinaban sobre Maradona: “aunque fuera un ídolo global, no dejaba de ser un cabecita negra y eso provocaba cierto resquemor. Además, había rasgos negativos de su personalidad, como la soberbia y la agresividad, que resultaban chocantes. Pero a pesar de eso, mucha gente que no tiene nada que ver con el peronismo lo adoraba y le perdonaba ese pecado”.

Entretanto, Campi recuerda que en Italia hay toda una región que admira a Maradona tanto como lo hacen muchos argentinos. “Gracias a él los napolitanos pudieron humillar a los equipos de Milán, Turín y Roma y vencer al norte rico, a quienes los despreciaban. Es un fenómeno que escapó a Argentina y muestra que era un tipo irreverente y que se les animó a todos. Y aunque era frágil, mucha gente identificaba esas fragilidades con el hecho de que venía de un barrio muy humilde”, expresa.

El ave fénix

Por otra parte, Arué consigna que mucha de las características de Maradona se encuentran en el relato sobre la vida de Carlos Tevez, que se crió en la villa de Fuerte Apache, pero no en la historia de Messi, que representa al deportista estrictamente profesional y políticamente correcto. Para Saguir, la tendencia a detenerse en estas comparaciones tiene cierta relación con una cuestión generacional: “para quienes fuimos parte de ese momento de celebración, no es un tema de análisis futbolístico sino de historia colectiva. No nos importa si Messi es mejor o más sensato que Maradona. Los sentimientos provocados superan la racionalidad: ‘se nos fue el Diego, que nos dio un Mundial’. Ante ese pensamiento el análisis de su conducta queda en un segundo plano”.

Y, en todo caso, Elsinger se resiste a aceptar que Maradona se fue. “(Jorge Luis) Borges decía que los hombres tienen la mala costumbre de morirse, y yo agregaría que no es una costumbre muy común en los dioses. Por eso nos sorprende esta muerte: porque un dios ha muerto. Todos estos años de recaídas y soledad habían sido muy tristes, pero costaba creer que ya no tenía la capacidad de resurgir de sus cenizas, como el ave fénix. Y, quién sabe, no vaya a ser que resucite de verdad”.

Más ánimo

el triunfo en el Mundial 86 aumentó las expectativas de mejora económica

El economista Eduardo Robinson, director de la consultora que lleva su apellido, comenta que las grandes victorias deportivas suelen crear una ola de optimismo muy importante en materia económica. Así, el Mundial del 86 y el del 90 trajeron un estado de ánimo eufórico que ayudó a sobrellevar los problemas económicos. “No es que si a la Selección le va bien, la economía sube -aclara-. Pero sí puede evitar que una dosis de pesimismo termine de minar todo. Llegar a la final en el 90, por ejemplo, no fue algo neutro para la hiperinflación”.

Además, Robinson anticipa que la muerte de Maradona quizá amplíe el mercado de la ropa deportiva: “en su época todavía no estaba tan desarrollado, pero hoy el negocio detrás del deporte funciona en vida y en muerte. Es probable, por ejemplo, que salgan ediciones especiales de camisetas y todo el mundo quiera comprarlas”.

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