A los tiros por San Cayetano: “no parecían personas, sino animales”

A los tiros por San Cayetano: “no parecían personas, sino animales”

El barrio quedó conmocionado por el enfrentamiento que dejó como saldo un muerto y seis heridos.

EN PLENA TAREA. Un testigo observa cómo los peritos levantan muestras en la escena del crimen.  EN PLENA TAREA. Un testigo observa cómo los peritos levantan muestras en la escena del crimen.

Los vecinos de San Cayetano no sólo quedaron conmocionados por la pelea entre dos familias que tuvo como resultado un muerto, seis heridos, uno de ellos de gravedad, sino que se mostraron preocupados por lo que puede suceder a partir de ahora. “¡Esto no va a quedar así. Ya van a ver!”, les gritaban los familiares de la víctima. La respuesta no tardó en llegar por parte de los parientes del matador: “Vengan, vengan ya les vamos a dar para que velen a otro”.

Esas fueron algunas de las amenazas que se propinaron los miembros de ambos grupos después de los graves incidentes, mientras los investigadores y funcionarios de la Unidad Fiscal de Homicidios II que conduce Carlos Sale trabajaban en el lugar. Este fue el trágico epílogo de una disputa entre dos familias que viven separadas por unos 60 metros en el barrio 20 de Junio, de San Cayetano. Un cuerpo de Infantería se quedó apostado en el lugar para evitar nuevos choques.

Ayer al mediodía, Nicolás Marcelo Yapura (25) se encontraba en la puerta de su vivienda de Beruti al 500. Según declaró, un joven al que identificó como Osores, le quiso robar el celular, pero como se resistió, el otro le disparó en las dos piernas. Sus parientes lo cargaron en un motocarro y lo llevaron al hospital Padilla, pero se fugó antes que le dieran el alta. Todavía no pudo explicar el porqué de esta decisión.

La reacción

Yapura, según los investigadores, junto a otros parientes, fue a reclamarle a los Lazarte lo que le había sucedido. “Estaban armados con cuchillos, piedras y garrotes. Algunos dicen que fueron porque la otra gente le había dado refugio a Osores, otros porque se burlaron lo que le había pasado al chango cuando lo llevaban al hospital”, contó una espantada vecina que se identificó como Silvia.

Los Lazarte esperaron a sus rivales con armas de fuego. Comenzaron a disparar e hirieron mortalmente a Lucas Nahuel Moreno (21 años) con un balazo en el pecho, a su hermano Jonathan en el pie y a un menor de 14 años que perdió un dedo de una mano por un balazo.

“Luego se sumaron más familiares del fallecido y la situación se agravó. Hicieron retroceder a los Lazarte y ahí se vio lo peor. No parecían personas, sino animales por las cosas que se hacían”, dijo Lucía de Heredia.

EN PLENA TAREA. Un testigo observa cómo los peritos levantan muestras en la escena del crimen.  EN PLENA TAREA. Un testigo observa cómo los peritos levantan muestras en la escena del crimen.

Jonathan Lazarte, señalado como autor de los disparos que impactaron en los Moreno, fue apuñalado en el pecho y en una de sus piernas y, además, terminó con un traumatismo encefalocraneano provocado por una pedrada o un garrotazo, y su estado de salud es grave. También resultaron lesionados su hermano Miguel Alejandro (34) y Yonathan Álvarez (36).

“Fueron momentos terribles. Se corrieron por toda la cuadra. No les importó nada. Eran las 14 y había bastante gente en las calles. Fue un espanto lo que pasó. Tiros, gritos de heridos y, como pasa siempre, las ambulancias no quieren venir a esta zona”, explicó Marcos Martínez.

Personal de la división Homicidios, al mando de los comisarios Jorge Dib, Diego Bernachi y Juana Estequiño, con los peritos del Equipo Científico de Investigación Fiscal, dirigidos por Eugenio Agüero Gamboa y Juan Díaz Loza, habrían confirmado que los Lazarte fueron los primeros en disparar y que, luego de haber sido reducido Jonathan, lo atacaron en el suelo, dejándolo gravemente herido.

Los vecinos, escondidos o de reojo, observaron el trabajo de los investigadores. Confirmaron que, años atrás, las peleas entre ambas familias eran constantes, pero que en los últimos tiempos el clima de hostilidad había desaparecido. “Lo más grave es que esto recién empieza. Con una muerte de por medio todo cambia. Para que tenga una idea: están la Policía y el fiscal y no tienen problemas en amenazarse”, concluyó Martínez.

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