11 Julio 2020
Cultivo.
El éxito del cultivo de trigo en esta región depende, fundamentalmente, de los aportes hídricos que se den desde antes del inicio del período de siembra; es decir, finales del verano y el otoño. “A raíz de ello resulta necesario analizar las diferentes situaciones por la que pasaron tres zonas productivas de granos propias de la región: Overa Pozo, La Cruz y Casas Viejas. Los registros hídricos medidos muestran los déficits hídricos que actualmente presentan los lotes de trigos de la provincia”, explicó Daniel Gamboa, técnico de la sección Granos de la Estación Experimental Agroindustrial Obispo Colombres (Eeaoc). “Si analizamos la información suministrada por la sección Agroclimatología, que compara datos obtenidos en estas tres zonas con registros de precipitaciones del año pasado podemos decir que fuimos bastantes corajudos en largarnos a sembrar bajo esas condiciones hídricas”, añadió. Durante abril, después de terminada la trilla de soja, muchos productores sembraron variedades de ciclo largo en una ventana corta de siembra, ya que no hubo aportes hídricos durante ese período; y la humedad de los primeros centímetros del suelo era escasa. “Debido a ello se paró la siembra del trigo y algunos sembraron cultivos de servicio -vicia, avena o cebada- para mantener los suelos cubiertos durante el invierno”.
Contó que abril tuvo como rasgo que se extendió el período seco, con precipitaciones, en general, por debajo del 30% de lo normal para la fecha en Burruyacu. En el pedemonte se registraron lluvias desde 14 mm a 109 mm; y en la llanura desde 10 mm a 88 mm. Valores mensuales muy bajos. “En mayo continúa el período seco, con valores de 0 mm a 27 mm en Famaillá, y de 0 mm a 2 mm en La Cruz; a lo que se sumaron las heladas de diferente intensidad, que en general afectaron el crecimiento del trigo”, agregó.
Tomando en cuenta todo esto consideró que el escenario de arranque para el trigo fue negativo. “Y esto, en nuestra zona, complica mucho el cultivo ya que se llega con poca estructura de planta al período de floración y de cuaje de granos, y el potencial de rendimiento cae abruptamente porque está condicionado a lo que pasa con las lluvias 60 días antes y 30 días después de la siembra”, precisó; y añadió: “en nuestra región ya no hay aportes hídricos importantes en el ciclo de cultivo”. El mes pasado, continuó Gamboa, los aportes resultaron nulos como generalmente ocurre en Tucumán. Las heladas afectaron con pérdidas de plantas en algunas zonas; sobre todo más al este donde el frío fue más riguroso.
En cuanto al manejo de cultivo de los lotes que se sembraron y van avanzando contó que se dieron ataques de pulgones al arranque, pero que fueron controlados. Y advirtió: “en lo referente a ácaros deben monitorear al cultivo y proceder si siguen apareciendo”.
Actualmente, señaló que hay cultivares en macollaje y en nudo, avanzando en su crecimiento y desarrollo. Debido a ello, resulta necesario que el productor no se descuide en el tema malezas, evitando aplicar herbicidas en los períodos más susceptibles para el trigo. “Los productores que van en carrera deben vigilar el trigo y tratar de mantenerlo limpio con los herbicidas recomendados”, subrayó.
Respecto de las expectativas, admitió que no son buenas para esta campaña, debido a lo acontecido al arranque. “Sin embargo, en la agricultura nada está dicho y hay que seguir trabajando. Deben verificar la presencia de enfermedades fúngicas -mancha amarilla y la aparición de roya- y actuar en consecuencia; esta última es muy agresiva y destructiva, y se detectó en algunos lotes. Muchos vienen haciendo bien las rotaciones y en general, de esa manera, las cosas mejoran”, consideró.
Finalmente, indicó que aún resta mucho tiempo; en especial, de épocas de cuidado. “Son momentos sensibles para el cultivo, como las heladas tardías, que pueden afectar la floración y llenado de granos. Esperemos que el cultivo no estén en esos períodos si el fenómeno llega a ocurrir”, anheló.
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