Antonio Estofán: “se acabaron los padrinos en la Justicia”

Antonio Estofán: “se acabaron los padrinos en la Justicia”

El vocal decano se refirió a las antiguas prácticas de la Corte Suprema.

VOCAL DECANO DE LA CORTE SUPREMA. Antonio Daniel Estofán durante un acto en el Palacio de Justicia. la gaceta / JOSE NUNO (archivo) VOCAL DECANO DE LA CORTE SUPREMA. Antonio Daniel Estofán durante un acto en el Palacio de Justicia. la gaceta / JOSE NUNO (archivo)

El primero de los últimos cinco traslados de oficina de Alejandro Vallejo, el prosecretario que amenazó a su portero con “hacerle armar una causa penal”, ocurrió en 2012, cuando Antonio Daniel Estofán presidía la Corte Suprema de Justicia de Tucumán. El hoy vocal decano del alto tribunal dice que, efectivamente, aquel funcionario recibió muchas oportunidades y las atribuye al hecho de que gozaba de un protector que le daba cobertura. “Pero eso ya no es así. Puedo asegurar que se acabaron los padrinos en la Justicia”, medita desde su casa en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Estofán viajó luego de que con sus pares Claudia Sbdar (presidenta), Daniel Posse, Daniel Leiva y Eleonora Rodríguez Campos declararan el asueto judicial extraordinario, que comenzó el 17 de marzo. Por teléfono comenta que está totalmente encerrado y que desde hace semanas sólo tiene contacto con el exterior a través de la ventana. Cuenta que llevó un libro que no puede terminar por el tiempo que le insumen el Poder Judicial, el Consejo Asesor de la Magistratura y la Junta Federal de Cortes. Todo es virtual, por supuesto: Estofán cree que esa forma de trabajar no cambiará cuando pase la pandemia. “Estoy entretenidísimo”, explica. Y añade que está sacando votos y que próximamente podrá firmar acordadas -hasta aquí participó en la cocina de las decisiones y prestó conformidad, pero no puso “el gancho”-. Aunque no habla de regresar a la provincia, sigue de cerca las novedades y se anima a abordar asuntos vidriosos, como el de Vallejo y el de Juan Cipriani, el juez de Paz cuestionado por frustrar el rescate urgente de un niño expuesto a un altísimo riesgo de violencia. “Yo no miento”, afirma al término de la entrevista.

-¿Cómo explica que en los Tribunales haya agentes con el historial de Vallejo, que incluso fue sancionado en 2015 por entregar irregularmente a la niña que debía cuidar?

-Con Vallejo hemos tenido varios problemas. Es cierto que en ninguno se observaba una mala intención, pero sí lo que yo llamo una falta de compromiso, como que no se daba cuenta de la barbaridad que hacía. Pero bueno, hemos dispuesto el sumario administrativo, que se agregará a todos los antecedentes que ya tenía.

-En su condición de vocal con mayor antigüedad “en el trono”, ¿puede indicar qué hizo que el prosecretario mantuviera el cargo?

-Lo único que puedo decir es que (Vallejo) ya no tiene padrino.

-¿Quién era?

-No… ya no tiene padrino. Hasta ahí nomás. Lamentablemente, sentado en la cúspide del Poder (Judicial) llegué a definirlo como un monstruo de cinco cabezas que se dan la espalda entre sí. Yo ahora estoy viendo más afinidad entre todos. Pero antes sucedía que, para obtener alguna acordada, había que negociar. ¿Estamos? Y ahí era cuando especulaban con algún empleado.

-¿Eso ya no sucede más?

-Aseguro que ya no hay más padrinos. Al contrario, las cosas se manejan mejor y, ahora que las observo a la distancia mediante las llamadas de Skype y los mensajes de WhatsApp, veo más tranquilidad y generosidad.

-Pero cuando usted llegó a la Corte en 2007 funcionaban los padrinazgos...

-Faltaba la comunicación entre los vocales y había muchísimo padrinazgo. Por eso yo empiezo a jorobar con el ingreso por concurso (a las ayudantías judiciales), que cumple 10 años. Eso generó que no haya padrinos para entrar, pero siempre estaba el que se arrimaba a “Juan” o a “Pedro”... En esa época los abogados se quejaban por la mala atención, y a menudo los empleados se jactaban de que “fulano” o “zutano” los bancaban en la Corte.

-Es decir, ¿se podía trabajar mal porque arriba había un “monstruo” que iba a proteger?

-Sí, pero muchísimas veces yo vi que les dijeron “te portaste mal, bancátela”. No siempre había una protección y también existían los límites. Por ejemplo, eso sucedió con el caso del notificador (Rodolfo Enrique Neufeld. N. de la R.: dos años atrás, la Corte quitó tres cargos y trasladó al Archivo a ese funcionario porque entre 2005 y 2015 trabajó como instructor en un gimnasio en el horario tribunalicio. Sbdar votó en disidencia: consideró que correspondía la cesantía. Por este hecho hay una causa penal abierta). Llegó un punto donde se dijo “no”.

-Volvamos a Vallejo. Los traslados del personal no precisan los fundamentos, sino sólo “razones de servicio”. ¿Qué se esconde detrás de esa fórmula?

-En realidad la mayoría de los traslados se ordenan cuando existe un chisporroteo entre un funcionario y un empleado, o entre el juez y sus colaboradores. Los magistrados quieren trabajar con gente de su absoluta confianza. Nosotros preferimos acomodar la gente. Por supuesto que siempre buscamos un lugar donde el personal sea aceptado.

-¿No siempre investigan el chisporroteo?

-Es que la gran mayoría de las veces no hay problemas de fondo que merezcan una investigación o un sumario, sino que lo que vemos es una incompatibilidad de caracteres. En toda la administración pública nos falta ese estudio psicológico profundo que nos permita saber dónde va a encajar mejor el agente, que requiere un presupuesto alto. Pero, insisto, en el 90% de los casos hay una incompatibilidad de caracteres o algo que me sabía decir un ex vocal de la Corte: ocupar 10 años el mismo cargo produce un desgaste que hace que el comportamiento personal ya no sea el mismo.

-¿Cómo cree que la sociedad tomó la amenaza de Vallejo a sus porteros o la tardanza del juez de Paz Cipriani para rescatar a un niño amenazado?

-Me llegan muchos mensajes: desde los que piden el pago de la última cuota de la cláusula gatillo, que ya cobró toda la administración, hasta los que están muy contentos por la apertura que hemos dado al servicio de justicia, aunque sea a distancia. Calculo que en 15 días vamos a tener normalizado el 80% del funcionamiento, siempre con la modalidad remota. Todo eso tapa los problemas de este tipo (los casos de Vallejo y de Cipriani), que quedan como minúsculos. Hay quejas porque nuestra sociedad es así: está como un fiscal que no deja escapar absolutamente nada. Pero la gente se tranquiliza cuando ve que va a haber un sumario porque no quiere que (la falta) pase por alto. Y nosotros no vamos a dejar pasar estas cosas por alto.

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