Apuro, subestimación y fracaso de operadores

Apuro, subestimación y fracaso de operadores

La potente imagen de docentes indignados en la plaza Independencia, al margen de la justicia del reclamo, no sólo desnudó el fracaso de todos los operadores políticos y gremiales para superar el conflicto salarial, sino que también puso en evidencia la falta de ductilidad y sensibilidad en el oficialismo para identificar el pulso de ese subterráneo malestar. O bien, fue una muestra de excesiva confianza, que al final de cuentas derivó en ingenuidad. Error estratégico impensado en una gestión peronista, máxime cuando los compañeros se jactan de tener efectivos vasos comunicantes para sondear la temperatura social. Influyó el apuro en estado de desesperación por mostrar un clima de tregua, que hizo que el Gobierno no midiera los efectos negativos de afirmar que las clases estaban garantizadas. Les falló el termómetro o no supieron interpretar las señales; no eran nubarrones pasajeros, sino una tormenta en ciernes. Ayer, la multitud visibilizó lo que no supieron ver, ni prever. Menos arreglar, por eso los sorprendió el copamiento de la calle. En el fracaso las culpas son repartidas entre autoridades y sindicalistas, sólo porque el PE trató de mostrarle al ministro Nicolás Trotta un inicio del ciclo lectivo en paz. El funcionario no le llevará la mejor imagen de Tucumán al Presidente, sino una desmejorada, la que Manzur no le quiso ofrecer a su amigo Alberto. En esa misión fallaron sus operadores, con él a la cabeza, porque el cese de actividades de ayer resultó contundente. Eso no se puede disfrazar, ni negar. A oídos de funcionarios llegaron datos sobre que el ausentismo llegó al 90%. Nada puede tapar esa realidad. Fue una cachetada al intento del Gobierno por querer disimular su ansiedad por anunciar un comienzo lectivo normal detrás de un recurso extremo, como lo es una declaración de conciliación obligatoria. Fue un gesto de debilidad en medio de una llamativa falta de pericia para anticiparse al clima de disgusto de los maestros. Cóctel fatal. Faltó olfato, sobró subestimación. Torpeza como para observar desenlaces eventuales en el Ejecutivo. La foto de la plaza también dañó a la dirigencia sindical que negociaba con el PE y que, para su pesar, ahora depende de una única movida para recuperarse: que el PE halle con urgencia una fórmula mágica, en medio de la crisis por la falta de recursos, que tranquilice a la docencia y que destrabe el conflicto. Lo que no debería pasar con cabezas de funcionarios rodando, sino asegurando dinero en los bolsillos de los trabajadores.

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