El diagnóstico de quien puede ser el futuro ministro de Economía

El diagnóstico de quien puede ser el futuro ministro de Economía

Hace dos meses, en Nueva York, el economista Martín Guzmán expuso su mirada sobre el país ante una misión encabezada por Juan Manzur.

MANO A MANO. Guzmán y Manzur, el 19 de septiembre pasado, en el consulado argentino en Nueva York. LA GACETA / FOTO DE ÁLVARO AURANE MANO A MANO. Guzmán y Manzur, el 19 de septiembre pasado, en el consulado argentino en Nueva York. LA GACETA / FOTO DE ÁLVARO AURANE

En la cuenta regresiva hacia la asunción de Alberto Fernández en la Presidencia de la Nación restan 17 días. Y en el conteo, el nombre de Martín Guzmán ha asomado con fuerza durante la penúltima semana de noviembre como candidato a ocupar el Ministerio de Economía.

Guzmán es un economista argentino graduado en la Universidad de La Plata, ciudad de la que es oriundo, y se doctoró en la Universidad de Brown. Actualmente es investigador de la Universidad de Columbia, donde es colaborador del premio Nobel de Economía Joseph Stiglitz, y reside en Nueva York, aunque también es docente en la Universidad de Buenos Aires, por lo que pasa varios meses del año en el país.

Hace dos meses, el 19 de septiembre, Guzmán brindó una conferencia magistral para la misión del Zicosur (Zona de Integración del Centro Oeste de América del Sur) que encabezó el gobernador Juan Manzur. LA GACETA presenció esa exposición, brindada en el hotel Parker New York, donde el profesional trazó su diagnóstico acerca de la situación de la Argentina.

Un problema

La ponencia de Guzmán comenzó por identificar lo que considera como el problema estructural del país: “la producción de lo que Argentina le vende al mundo está estancada desde 2011. Y eso limita cualquier proceso de desarrollo. Cuando un país crece, crece también la demanda de lo que producen ese país y el mundo. Si no crece la cantidad de lo que exportamos, queda limitado el crecimiento de la demanda”.

Una de las consecuencias directas de esta situación es la restricción de dólares. Durante los primeros cuatro años, es decir, durante la última presidencia de Cristina Fernández de Kirchner, las consecuencias de esta situación fueron disimuladas empleando las reservas del Banco Central, puntualizó Guzmán. Desde 2015 en adelante, es decir, durante la administración de Mauricio Macri, se apeló al endeudamiento. Pero ese camino, advirtió hace 65 días el especialista en macroeconomía, ya no es una posibilidad.

Exactamente una semana después de que el Fondo Monetario Internacional comunicara que no iba a desembolsar los 5.400 millones de dólares del último tramo del crédito stand by otorgado a la Argentina, el argentino esclareció ante sus compatriotas cuál era el punto central de todo el esquema macroeconómico: “entender cuál es la limitación en materia de generación de dólares, para tratar de vencerla. En 2020, esa limitación seguirá existiendo. Y a la hora de trazar políticas macroeconómicas, no sería sensato pensar en llevar adelante políticas ‘como si’ el país fuese a generar un montón de dólares”, prescribió.

Tres agravantes

El problema estructural argentino, a criterio del catedrático, presenta tres elementos que lo agravan. El primero de ellos es el creciente endeudamiento externo.

“Como se estancó la generación de dólares, la torta para distribuir no crece; a la vez, lo que se lleva el resto del mundo va en aumento; y lo que queda para nosotros es cada vez menos. La economía se contrae más. Y el problema es que también se necesitan dólares para producir, porque buena parte de la producción interna demanda insumos importados”, ejemplifica.

En segundo agravante es el esquema es fiscal. “Cuando uno tiene deuda en moneda extranjera, el problema fiscal también es un problema externo, porque es el sector público el que necesita obtener los dólares para pagar la deuda”, resignifica.

En tercera instancia, la inflación.

El cuadro de situación, alertó en Nueva York, “no se puede resolver de la noche a la mañana”. Más aún, elogió en aquella oportunidad que Alberto Fernández (el más votado en las PASO, pero aún no había sido electo Presidente) declarase que, de ser jefe de Estado, se daría por satisfecho si en 2023 la inflación fuera de un solo dígito. En igual sentido, opinó que no se puede pasar de un escenario de déficit primario a superávit primario de un día para otro. “¿Dónde se va a hacer ese ajuste? Dicho de otro modo, si se pudiera hacer, sería autodestructivo”, avisa.

Tres medidas

Guzmán planteó en Nueva York que son tres las medidas por tomar. Propuso elaborar un programa macroeconómico sustentable; definir qué se hará con la deuda, es decir, su reperfilamiento; y pautar qué tipo de renegociación de programa se planteará al FMI. Todas esas cuestiones, hizo hincapié, deben tener en cuenta algunas prioridades. “La Argentina tiene que recuperar la capacidad de tener superávit fiscales, tiene que estabilizar esos superávits y tiene que saber que sin superávits no podrá solucionar sus problemas económicos. Hacer esto no demandará de dos años ni tres, sino de más tiempo”, aseveró.

También postuló que hace falta una mayor vinculación y coordinación entre el Banco Central y el Ministerio de Economía. “Es importante pensar en un programa macroeconómico en el que no estén separados”, manifestó. Y vaticinó que, “posiblemente, el acuerdo con los bonistas sea condición necesaria para que se resuelva el problema con el FMI”.

El diagnóstico del aparato productivo de la Argentina

Hay condiciones “necesarias” insatisfechas.

Cuando analizó el aparato productivo argentino, Martín Guzmán advirtió que el país, actualmente, carece de una infraestructura para la producción capaz de satisfacer lo que él define como un conjunto de condiciones “necesarias” para el desarrollo.

• No satisface la condición de generar trabajo en todos los sectores de la estructura demográfica-educativa. Es decir, la infraestructura productiva no es inclusiva y mucha gente se queda fuera del mercado formal.

• No genera dinamismo. La producción no crece y eso provoca la brecha de dólares.

• No está asociada con la estabilidad. El país recae en crisis recurrentes.

• La Argentina, además, ha sacrificado parte de su soberanía y no puede definir su política económica de manera totalmente libre.

• No hay una estrategia federal. Esto no sólo refiere a cómo se usan los instrumentos del fisco, sino que también se refiere a la carencia de un federalismo monetario.

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