“La alimentación es lo más importante, pero no es lo único”

“La alimentación es lo más importante, pero no es lo único”

El objetivo es mejorar la calidad de vida y aprender a conectar el cuerpo y las emociones.

11 Agosto 2019

“El desafío del nutricionista es adaptarse a las necesidades actuales. La forma de ver la alimentación está en constante cambio. Internet permite acceder a información fácilmente. Esta información es abundante, contradictoria, hasta nociva. Hoy en día cualquier persona prescribe dietas y hay hasta aplicaciones para contar calorías. Esto puede causar obsesión, ideas equivocadas, prejuicios. Por eso, ahora, más que nunca nuestra misión es trabajar con ese exceso de datos y facilitar una forma más positivade conectarse con la alimentación”, opina Guillermo Omar.

Según su experiencia, el boom de la vida saludable arrancó hace unos cinco años en el norte de la Argentina, y desde entonces, cada vez son más las ofertas para mejorar la calidad de vida.

“La imagen del Nutricionista ha ido cambiando. No hay una sola postura o una manera única de ver la alimentación. A mí me gusta mucho trabajar con la educación nutricional”, resalta.

Más allá de las modas alimentarias, lo importante es que se preserve la calidad de vida, sostiene cuando le consultan por el veganismo y el vegetarianismo, por ejemplo. “Hoy se habla más de esto, pero en el fondo son formas milenarias de alimentarse; y también son maneras de ver el mundo. Me gusta que las personas estén tomando conciencia y que elijan formas de alimentarse más amigables con el planetas. La nutrición es más que comer bien, es una forma de percibirse, de pensar, de sentir, de actuar, de relacionarse con uno mismo y con el entorno. Esta forma está cambiando, eso es muy positivo, aunque es importante aprender a balancear, ya que no se trata de comer “lechuguita” todo el día; sino mejorar calidad de vida, donde la alimentación es importante, pero no es lo único”, reflexiona.

“Lo más lindo de su profesión es cuando un paciente logra transformar su alimentación, y conecta con su cuerpo y sus emociones. Cuando se da cuenta que comiendo balanceado se pueden evitar enfermedades, rinde más, mejora su ánimo, está más contento y su cuerpo funciona mejor”.

> El nuevo nutricionista
Desafío: fomentar el consumo de alimentos cuya producción sea amigable con el medio ambiente “Comer mejor y adoptar un estilo de vida saludable lleva tiempo y ganas, pero es el único camino posible para sostener un peso sano y prevenir enfermedades”, sostiene la licenciada Lucía Vallejo Trejo. “Hace 15 años en Tucumán, el rol del licenciado en nutrición era muy poco conocido. Estaba relacionado a los servicios de alimentación y elaboración de dietas. Actualmente,los cambios sociales, económicos y ambientales impactan directamente en las condiciones de salud de las personas. El desafío de los nutricionistas es desarrollar una visión sistémica que permita abordar las problemáticas de las personas desde un lugar de integralidad”, sostiene la experta.
Para Vallejo Trejo, uno de los grandes desafíos en la actualidad es ser responsables con el uso de las redes sociales. Además, sostiene, hay que tener una mirada amigable y ecológica en la producción de alimentos, fomentando el consumo de aquellos cuya producción tienen menor impacto negativo en el medio ambiente.

> Al consultorio
Dos testimonios de personas que cambiaron su alimentación y mejoraron su calidad de vida
Verónica Gómez (45) llegó al nutricionista para acompañar a su hija que quería hacerse vegetariana. Fue entonces que hizo un cambio sustancial en su alimentación. Ahora, aprendió a llevar una vida saludable. Pero antes tuvo que aprender a relacionarse emocionalmente con la comida. “Fue un largo proceso que incluyó terapia psicológica y ahora, recién, estoy empezando a ver resultados en la balanza. Antes, no era consciente de lo que comía. Realmente me comía todas las emociones, las ansiedades”, señala. Antes de ir a un profesional probó todo tipo de dietas, las que salían en las revistas y en la televisión, pero ninguna le daba resultado.
“Aprendí a escuchar mi cuerpo”, cuenta Juan Barrionuevo (36). “No sabía cocinar y era muy desordenado. Había aumentado 10 kilos y no me sentía bien. Por eso contacté a un nutricionista que me enseñó a comer bien y a no pasar hambre. ¿La clave? Son varias: ceno poco, tengo varias colaciones y no castigo a mi cuerpo salteando comidas. En las redes, solo sigo a nutricionistas muy reconocidos. Me cambió la vida. Ahora me siento con más energía, más saludable”, resume. 

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