Los gritos y gesticulaciones llenaron la pantalla, pero taparon las ideas

Los gritos y gesticulaciones llenaron la pantalla, pero taparon las ideas

La batalla política encarnizada sigue siendo “la fórmula ganadora”. Los candidatos no escatimaron en chicanas desde que llegaron.

Los debates electorales son una prueba de fuego para los candidatos: el primer objetivo de este no fue ganarse a la audiencia, sino derrotar al adversario.

Un político puede tener una plataforma e ideas muy buenas, pero eso no es suficiente; tiene que comunicarlas bien. La postura frente al atril, los gestos, las expresiones, incluso el tono de la voz son herramientas para conocer mejor al candidato elegido o quizás para empezar a seguir a alguno.

Los postulantes Juan Manzur, Silvia Elías de Pérez y Ricardo Bussi son buenos comunicando porque están entrenados con la grabación de publicidades y las entrevistas. De entrada los tres establecieron el tono áspero que luego desarrollaron durante el programa.

La batalla política encarnizada sigue siendo “la fórmula ganadora”. Los candidatos no escatimaron en chicanas desde que llegaron. Por ejemplo, al momento del sorteo para la posición de los atriles, Ricardo Bussi le comentó a Juan Manzur: “gobernador, creía que era más alto”. Su interlocutor le respondió: “es lo que hay”.

Al momento de exponer, los candidatos hablaron a la audiencia. En el caso del actual mandatario, en general se refirió a su gestión sin agregar nuevas propuestas. Pero todos se ajustaron a su guión.

La ausencia del senador José Alperovich también tuvo su momento de protagonismo: visualmente el atril vacío fue muy fuerte y hasta incomodaba en la composición de los planos.

La candidata de "Vamos Tucumán" arrancó el debate con ataques y críticas a Manzur, y, a partir de ese momento, la tensión en el estudio de "Panorama Tucumano" fue creciendo.

Las pausas tampoco eran momentos distendidos, como en debates anteriores. El candidato Bussi textualmente expresó que se salía del atril porque “quería cagar a piñas a los otros candidatos”.

En el segundo debate libre, el más intenso, los ataques de Manzur estuvieron dirigidos casi exclusivamente a Elías de Pérez, quien no supo mantener la calma. Pero Bussi actuó como espectador en dos momentos y sus intervenciones consistieron en interrumpir continuamente. Audiovisualmente este momento del programa no le sirvió a nadie: ni a los candidatos ni a los espectadores. No se entendía lo que decían y no quedaron claros los conceptos de ninguno.

Si preguntamos a la audiencia o revisamos los comentarios de la transmisión en Facebook podríamos percibir el descontento de la gente ante la falta de diálogo entre los candidatos. En la televisión no hace falta gritar: los micrófonos amplifican las voces; en la televisión no hace falta gesticular demasiado porque los primeros planos ponen énfasis en los mínimos gestos.

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