“Cuando se hace yoga en el aula desaparece la violencia y surge la felicidad”

“Cuando se hace yoga en el aula desaparece la violencia y surge la felicidad”

El colombiano Alexander Rubio logró cambiar el clima escolar gracias a la Pedagogía del Loto. En qué consiste el método.

POSICIÓN DE LOTO. Aunque no estaba con ropa adecuada, Alexander hizo una demostración para la foto. la gaceta / foto de Analía Jaramillo POSICIÓN DE LOTO. Aunque no estaba con ropa adecuada, Alexander hizo una demostración para la foto. la gaceta / foto de Analía Jaramillo

Apenas tenía 20 años y hacía un mes que había asumido su cargo como docente cuando ocurrió algo terrible en su escuela. El 2 junio 1999 asesinaron con siete balazos a un alumnos de su colegio. El colombiano Alexander Rubio sabía que la zona donde estaba la escuela, Ciudad Bolívar, era una de las más calientes de Bogotá. Pero no se sentía preparado para enfrentar algo tan fuerte. Él sólo era un profesor de Educación Física que hacía artes marciales y que había estudiado yoga. Nada más. Ni nada menos porque con esas herramientas en mano, cerró los ojos y recordó que el día anterior había estado con la víctima y que incluso habían cruzado unas palabras. “Entonces tuve lo que yo llamo una serendipia, que es como un estado de alerta creativa, que me llevó a decir ¡ah, ya sé qué tengo que hacer!” . Y se puso a trabajar con esas herramientas, el yoga, la meditación y la respiración.

Primero fueron unos cuantos minutos y después tres veces a la semana. El yoga, con un poco de mindfulness (meditación) y algunas técnicas de respiración fueron cambiando el semblante de los alumnos. “No sólo se logré bajar la violencia en la escuela sino además aumentar la felicidad en los jóvenes” asegura el profesor de la escuela “Rodrigo Lara Bonilla”, donde surgió su método que llama la “Pedagogía del Loto”, y donde sigue enseñando como maestro, como hace 20 años.

El profesor Rubio vino a Tucumán a participar del III Congreso Internacional de Educación, donde reveló algunas técnicas de relajación y de visualización para aplicar en el aula.

“Primero comencé con mis alumnos, que tienen entre 11 y 17 años, y cuando mis colegas se enteraron de lo que iba logrando con ellos me pidieron que les cuente como lo hacía, al final, ellos también se fueron enamorando de esta técnica”, cuenta satisfecho. “Primero la llevamos a la primaria, luego al nivel preescolar y ahora se difunde en todas las escuelas del país”, agrega.

“La Pedagogía del Loto tiene elementos del hata yoga, del mindfulness y técnicas relajación desde la perspectiva neuropedagógica”, explica el profesor que difunde sus conocimientos por plataforma virtual (a través de Instagram y Twitter a @alexrubio1373). “Siempre respondo todos los mensajes que me mandan”, invita.

“La Pedagogía del Loto significa respirar, pensar y actuar. Con la Pedagogía del Loto hemos logrado dos récords Guinness. El primero en 2012, con 1.200 jóvenes, en la clase de yoga más larga del mundo, que duró 36 horas. Fue el ejercicio de paz más numeroso del mundo. El otro récord se logró con una cadena de percusión corporal con más tres mil estudiantes en la plaza Bolívar, lugar emblemático en Bogotá, donde todos se dieron un abrazo colectivo, respirando, y cuidándose unos a otros. Debían darle una palmadita al compañero pero sin hacerle daño. Con ese ejercicio de percusión interpretamos una cumbia colombiana” explica el docente.

Respeto por el cuerpo

“Esa experiencia de contacto corporal significó toda una acción de respeto por el cuerpo del otro, y un trabajo en equipo. Eso es muy difícil de lograr con 3.000 personas que ni se conocían. Eran chicos de diferentes escuelas, localidades y culturas. Pero fue muy valioso para los jóvenes porque determinó que debían tener confianza en el otro y al mismo tiempo cuidarlo”, reflexiona.

Esto permitió a los estudiantes que tomen conciencia de sí mismos mediante el uso de técnicas de yoga, expresión corporal y percusión. Los estudiantes mejoraron su rendimiento académico, colocando los resultados en un nivel más alto en los exámenes estatales. Un chico me dijo después: ‘profe si yo soy capaz de un récord mundial soy capaz de cualquier cosa en mi vida’. Aquello me llenó de felicidad”, confiesa.

Las conclusiones

Tras su experiencia, Rubio concluye que “la escuela tiene que ser un escenario donde tú entres y tengas todos los espacios para poder ser lo que quieres ser en la vida. Y para eso los chicos deben recuperar la capacidad de soñar. El proceso educativo se encarga de hacer algo que en neuroanatomía y neuropedagogía se llama la ruta sináptica. Cuando tú hablas y dices ‘yo puedo’, el cerebro sigue una ruta sináptica, pero cuando tú dices lo contrario el cerebro le hace caso y bloquea ese camino, no puede. En ese sentido la escuela debe convertirse en un espacio donde se construyan muchas rutas sinápticas para construir muchos sueños y lograr su cumplimiento”, remarca.

Debido a esto Rubio fue uno de los maestros elegidos por el Global Teacher Prize, que es como el Nobel de la docencia. Rubio sostiene: “la escuela no es solamente un espacio donde recibes conocimiento, si fuera solo eso todo lo resolverías con un tutorial. La escuela debe ser el espacio donde encuentras las herramientas para la vida”.

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