Exequiel Palacios, en Tucumán: nada como estar con la familia

Exequiel Palacios, en Tucumán: nada como estar con la familia

Exequiel Palacios, campeón de América, hizo un viaje relámpago a Famaillá para pasar Navidad con los suyos: “estoy contento de estar acá”, dijo

EL MOMENTO. Exequiel posa junto con parte de su familia, en su mayoría fanáticos de River. “Somos muchos, je”, se rió cuando comentó sobre lo que fue la mesa que se armó para Nochebuena, el lunes. la gaceta  / fotos de hector peralta EL MOMENTO. Exequiel posa junto con parte de su familia, en su mayoría fanáticos de River. “Somos muchos, je”, se rió cuando comentó sobre lo que fue la mesa que se armó para Nochebuena, el lunes. la gaceta / fotos de hector peralta
27 Diciembre 2018

Sobre un tramo de la ex ruta 38, los fieles hacen escala sobre la entrada del barrio Banda Padilla. Allí aguardan en silencio la salida de quien hoy es una especie de dios deportivo, pero de carne y hueso: Exequiel Palacios, la joven figura del River campeón de América, que vino a visitar a sus familiares por apenas 36 horas. Para otros puede ser nada ese tiempo, pero para el volante ya es muchísimo, además de ser una alegría.

Todo en la vida tiene su explicación. Nada como estar aunque sea un rato con la familia. “Somos muchos, je”, se ríe Exequiel cuando el periodista de LG Deportiva le comenta lo colmada de comensales que estuvo la mesa en casa de abuela Azucena en la cena de Nochebuena. El crack se perdió entre primos y tíos, en su mayoría fanáticos del “Millonario”, que festejaron el gran triunfo sobre Boca en cancha de Real Madrid.

El tío de apellido González es uno de los pocos que es hincha del “Xeneize”. “Bueno, acá pierde, son todos de River”, se relame quien asegura que su futuro por ahora continuará ligado al club de Núñez. “El 6 de enero me tengo que presentar a la pretemporada. No sé nada más.” De su posible venta a Real Madrid, Exequiel asegura no estar al tanto. Su cabeza está en Famaillá y concentrada en aprovechar cada segundo con su gente.

No llegó de sorpresa a la casa de la nona, pero sí sobre el filo de la noche del lunes. Viajó junto con su hermano y sus padres. “Estoy contento de estar acá con la familia. Trato de disfrutar cada momento con ellos”, repite con la gentileza de quien tranquilamente podría haber sonreído para una foto y excusarse de la charla. “Es uno más, jamás se la creyó”, asegura el tío Hernán Maldonado. El Palacios famoso del barrio Banda Padilla lo reafirma con hechos.

Casi que la noche del 24 pasó volando y el despertar del 25 tomó a Exequiel de un lado a otro, de la casa de un amigo a la pileta de otro, y así sucesivamente con el paso de las horas del día. Eso sí, almorzar y cenar en casa de su abuela. Su comida lo tiene completamente hipnotizado.

“Mi abuela es mágica cocinando, me gusta todo lo que hace”, dice. Averiguaciones mediante, en el ranking de Exequiel, el guiso de arroz con pollo y las empanadas pican en punta del resto del menú de su querida abuela. “Si fuera por mí, me la llevaría (a vivir a Buenos Aires), pero es difícil. Es difícil sacarla de las raíces”, confiesa casi resignado. Por suerte, cuando él dispone de lo que sea de tiempo, viene a visitarla.

Algo temerosos, los fieles dudan en acercarse a tocar la puerta de Azucena. Saben que están invadiendo en parte la intimidad de Exequiel y cortándole segundos de distensión. Sin embargo, cada vez que se lo requirió, una sonrisa más grande que el país entero recibe a quien consulta por él.

Iba a despedirse de los suyos previo a tomar el primer vuelo de ayer a la mañana, el de las 6.30. Su destino era Buenos Aires, donde recibirá 2019. Un reconocimiento por su notable labor en el mejor año de su corta carrera profesional le hizo cambiar de planes (ver aparte). Igualmente, cuando se lo escucha hablar, el mejor reconocimiento para Exequiel es un abrazo de quienes lo alientan semana a semana en el Banda Padilla. “Había poco tiempo de descanso y para las vacaciones, así que había que venir a ver a la familia”, aseguró.

Palacios reconoce que recién “está cayendo”, respecto a lo que significó haber conquistado la Copa Libertadores ante el archirrival. “Orgullo y felicidad, primero. De a poco, cuando van a pasando los días voy cayendo un poco más. Es algo que va a quedar en la historia y estoy orgulloso de eso”, confía.

La noche cubre la panorámica de los cerros tucumanos en casa de Azucena. Los fieles siguen en modo silencio a la espera de algún movimiento de un Exequiel completamente feliz por estar donde más le gusta. En su Banda Padilla querido con su abuela, primos, tíos y amigos.

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