Copa Libertadores: la ciudad de la alegría

Copa Libertadores: la ciudad de la alegría

Tucumanos que estuvieron en la capital española contaron sus sensaciones tras la final

FELIZ. Eduardo Carrizo se fue entusiasmado y volverá feliz. En LG Deportiva de ayer anticipó su periplo de 72 horas en el que fue y volvió de Concepción a Madrid. gentilezas FELIZ. Eduardo Carrizo se fue entusiasmado y volverá feliz. En LG Deportiva de ayer anticipó su periplo de 72 horas en el que fue y volvió de Concepción a Madrid. gentilezas

La Puerta del Sol es la plaza más famosa de Madrid. Es el kilómetro cero de la ciudad, lugar ideal para festejar. “Estamos llegando. Aquí ya estamos entrando a la madrugada”, contaba vía Whatsapp a LG Deportiva Ignacio Garay Frissia. “Nacho” es tucumano y viajó desde Barcelona, donde vive con su familia. Ahora viajaba hacia el principal paseo madrileño, envuelto de felicidad roja y blanca. “Tremendo lo que viví. El primer tiempo estuve estresado. Los cambios que hizo Gallardo, fueron claves. Quintero sobre todo”, opinaba “Nacho” mientras unía los cinco kilómetros que separan el estadio Santiago Bernabeu de la Puerta del Sol. Los edificios más significativos de la capital española eran testigos de la euforia de los simpatizantes “millonarios” que festejaron el título de la Copa Libertadores. “Estoy loco de felicidad. Explicar en palabras lo que uno esta viviendo es acordarse de mi abuelo, Arturo Ruiz de los Llanos que cuando nací me puso la camiseta; falleció el año pasado”, contó Rómulo Acosta que cambió la camiseta de Los Tarcos para defender la del Petrarca Padova italiano. Acosta le llevó a “su” River la estela del triunfo que sus compañeros y él lograron ayer en la Copa Europea de rugby. “Tomé el vuelo a las 19.30. Un amigo de la filial de Barcelona me compró la entrada por 150 euros, detrás de uno de los arcos”, relató el rugbier.

La contracara fue Guillermo Mateu que fue con su hijo Facundo a hinchar por Boca. “El técnico no supo leer el partido. Y ellos sí”, dio su percepción el tucumano que vive hace 17 años en Madrid. Y agregó: “acá, los argentinos se portaron como europeos”.

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