Se animaron a hacer una cirugía inédita en Tucumán y le salvaron la vida a una beba

Se animaron a hacer una cirugía inédita en Tucumán y le salvaron la vida a una beba

Ámbar sufría una cardiopatía congénita y el panorama era muy grave. Cómo fue el procedimiento que realizó el equipo del Hospital de Niños.

GRAN EQUIPO. Profesionales de tres servicios del Hospital de Niños realizaron, por primera vez en Tucumán, una cirugía muy riesgosa. GENTILEZA PRENSA DEL MINISTERIO DE SALUD DE LA PROVINCIA GRAN EQUIPO. Profesionales de tres servicios del Hospital de Niños realizaron, por primera vez en Tucumán, una cirugía muy riesgosa. GENTILEZA PRENSA DEL MINISTERIO DE SALUD DE LA PROVINCIA

Contra casi todos los pronósticos, Ámbar puede contarlo. Bueno, no; no lo cuenta porque todavía no cumplió un año, así que no habla. Por eso el relato lo hacen otros de los protagonistas de esta historia, y lo hacen representando un valiente equipo de profesionales, egresados de la UNT, de tres áreas del Hospital del Niños: Cardiología, Cirugía Cardiovascular y Cuidados Críticos Cardiovasculares, que por primera vez en la historia de Tucumán concretó una Cirugía de Norwood y salvó la vida de la niña.

¿Por qué valientes? En primer lugar (pero hay más razones) porque es una operación muy compleja destinada a corregir un defecto congénito del corazón de un recién nacido. Y el nombre del problema también es complicado: se llama síndrome del corazón izquierdo hipoplásico. Pero digamos con palabras sencillas (que, claro, minimizan la situación de riesgo) que el ventrículo izquierdo de Ámbar no se había formado correctamente. Eso hacía imposible que la parte izquierda del corazón funcionara como debía. Y además, había problemas con la arteria aorta, que nace en el ventrículo izquierdo, y transporta y distribuye la sangre oxigenada.

ROZAGANTE. Ámbar el viernes, en una foto que compartió su mamá. ROZAGANTE. Ámbar el viernes, en una foto que compartió su mamá.

Principio de una historia

La pequeña había nacido en Jujuy donde se le diagnosticó una cardiopatía congénita para la cual había que realizar una operación relativamente sencilla. El sistema en red del Programa Nacional de Cardiopatías Congénitas, del que forma parte el Hospital de Niños, recibió la alerta y se decidió que podía ser atendida en Tucumán, de modo que se la derivó a la Neo del Hospital del Este. Era mediados de noviembre.

“Cuando la jefa del Servicio de Cardiología de nuestro hospital, Patricia Baselga, la revisó, quedó claro que la situación era mucho más complicada -explica Rubén Toledo, jefe del servicio de Cirugía Cardiovascular-. Se comunicó el cambio de diagnóstico al Programa y se explicó también a los padres cuán grave era el estado de Ámbar. No sólo por el problema congénito: la cirugía misma era casi inviable”.

La familia comenzó a dudar y hasta se planteó la posibilidad de volver a Jujuy sin la cirugía. Entre tanto, se pudo estabilizar el estado general de Ámbar, pero la demora complicaba aún más las cosas. “Corríamos con el tiempo en contra, porque a medida que pasan los días aumentan la mortalidad y la morbilidad. De hecho en algunos países si pacientes de este tipo tienen más de 14 días no son operados, y ella ya tenía casi un mes”, resalta Pablo Pérez Caram, otro de los cardiocirujanos.

Problemas adicionales

“Por la complejidad de la intervención, el Programa tenía que asignarla a algún centro de alta complejidad -explica Toledo-. Pero ninguno de los efectores capacitados podía recibirla”. Se le propuso al hospital que se hiciera cargo del caso. Y entonces hubo que sumar una nueva dosis de valor.

“Era muy difícil, pero al mismo tiempo, la posibilidad de demostrar (y demostrarnos) que podemos. La idea es ir progresando en complejidad, y tratamos de no derivar pacientes. Cuando nos lo propusieron -recuerda Toledo- organizamos un ateneo clínico-quirúrgico y entre todos concluimos en que estábamos en condiciones. Entonces comunicamos nuestra decisión a la dirección, ya que llevarla a cabo requería una logística importante”.

Por fin, el 12 de diciembre Ámbar entró al quirófano por primera vez.

ARDUA TAREA EN QUIRÓFANO. La pequeña Ámbar se jugaba la vida GENTILEZA RUBÉN TOLEDO ARDUA TAREA EN QUIRÓFANO. La pequeña Ámbar se jugaba la vida GENTILEZA RUBÉN TOLEDO

Arreglacorazones

El corazón tiene dos pares de cavidades (aurícula y ventrículo); uno del lado derecho y uno del izquierdo. La sangre venosa, que es la que viene desde órganos y tejidos ya sin oxígeno, entra por la aurícula derecha, que la envía a “su” ventrículo; y este, por la arteria pulmonar, la impulsa hacia los pulmones, para que se oxigene.

La sangre que vuelve oxigenada al corazón entra a la aurícula izquierda y pasa al ventrículo correspondiente (“que es el más potente”, explica Toledo); y este la bombea por la aorta a todas las partes del cuerpo, incluido el propio músculo cardíaco.

“Pero en el corazón de Ámbar el ventrículo izquierdo no se desarrolló. Y tanto la “salida” de la aorta como toda la primera parte de la arteria (llamada arco ascendente) era muy delgadita. Con la cirugía lo que hicimos fue unir la aorta con la arteria pulmonar, para que esta fuera la salida de la sangra oxigenada. Y también engrosar el arco ascendente”, explica con un inmenso esfuerzo de claridad Pérez Caram. “Como habíamos tenido que seccionar la arteria pulmonar para unirla a la aorta, se conectó con una prótesis (un tubito) ventrículo único con las ramas de la arteria pulmonar. De esta manera, la sangre llega a los pulmones para ser purificada”, añade.

Recuperación

El primer paso estaba dado, pero faltaba un largo trecho. Ámbar respondió muy bien a la cirugía, pero el corazón quedó edematizado. No había forma de que cupiera en su lugar de origen, así que la pequeña salió de quirófano con el tórax abierto, además de con asistencia respiratoria mecánica, y quedó en la Unidad de Cuidados Críticos Cardiovasculares.

“Fueron siete días duros y difíciles -cuenta Guillermo Fagalde, jefe del servicio-. Poco después de la cirugía fallaron los riñones. Intentamos suplir la función con dos técnicas diferentes, pero fracasamos. Corríamos el riesgo de que colapsaran los otros órganos. Entonces llamamos al Garrahan, y nos sugirieron cómo adaptar unas de las técnicas, lo que implicaba estar pendiente de ella las 24 horas sin parar. ¡Pero lo logramos!

El 27 de diciembre Ámbar pudo volver a su Jujuy natal. Y aunque debió volver a Tucumán y pasar por otra cirugía (ver Segundo capítulo) y todavía falta la tercera, hoy es una hermosa y rozagante bebé.

Abiertos al futuro

“Es gratificante para la dirección del hospital, y también para el Sistema de Salud Pública de Tucumán, saber que contamos con un equipo interdisciplinario que pueden resolver patologías de este tipo”, resaltó Cristian Villalonga, director del hospital, donde todos se permiten soñar en grande, pues demostraron que pueden sostener cirugías cardiovasculares de alta complejidad.

> Segundo capítulo

Nueva operación para mandar parte de la sangre no oxigenada directo a los pulmones
Esta cirugía se realiza cuando el paciente ya tiene varios meses, y consiste en desconectar del corazón la vena cava superior, que trae la sangre “desde arriba” y conectarla con la arteria pulmonar. Es un by pass, conocido como cirugía de Glenn, y se busca que la sangre con poco de oxígeno, proveniente de la cabeza y los brazos, vaya directo a los pulmones sin necesidad de pasar por el ventrículo único. “Lo que falta -indica Toledo- y se hará en unos tres años, es desconectar la vena cava inferior del corazón y ‘enchufarla’ directamente a la arteria pulmonar, por medio de una prótesis”. Es la cirugía de Fontán Kreutzer.  

Tamaño texto
Comentarios
Comentarios