Un ganador, en su rol más tierno

Un ganador, en su rol más tierno

Luis Rodríguez recibió su premio con su hijo en brazos

14 Diciembre 2017

Para la entrega del primer premio, Bautista Rodríguez (de casi tres años) estaba enojado. Acompañó a Luis Miguel, su papá, al escenario y cuando le ofrecieron echarle un vistazo al galardón, no pareció importarle demasiado. Para cuando el “Pulguita” recibió el trofeo al Mejor Deportista del Año, Bautista ya estaba dormido y pese al griterío, los miles de papelitos y los abrazos que sacudían a papá, se mantuvo en ese estado.

La perspectiva de uno de los hijos del ídolo no es caprichosa. No bien se anunció su nombre tras los 22 votos obtenidos en la instancia previa a la ceremonia, “Pulguita” compartió el premio mayor con el resto de los deportistas (algo que generó el aplauso de todos ellos) y su familia (incluidos Bautista y Milo), que asistió al hotel Sheraton, con Beatriz y Pedro, sus padres, a la cabeza. “Se lo dedico a mis hijos, a mi señora (Paola Velárdez) y mi familia”, dijo.

Publicidad

Es que este año, el segundo en el que recibió este premio (el primero había sido en 2009 tras el ascenso con Atlético a Primera), lo mantuvieron alejado de personas como “Bauti”. Con 48 partidos jugados (más de la mitad fuera de la provincia) los viajes se multiplicaron y mientras los hinchas gozaban, en casa lo sentían. “Bautista es muy apegado a Luis y lloraba un montón cuando se iba de viaje. En realidad los dos lo siguen mucho a él y querían hablarle todo el tiempo”, cuenta Paola que, además de sus actividades, tenía que hacerse cargo y gestionar las videollamadas para sosegar a sus pequeños.

¿Qué podía importarle entonces a Bautista la entrega de un premio? El enojo y el sueño eran sus reacciones ante el reconocimiento y con toda razón. Mucho más después de que durante la ceremonia, el “Pulguita” confirmara que seguirá viajando. “Voy a jugar la Libertadores”, prometió antes de subir al escenario. Entre papá y mamá le explican que es su trabajo, pero... “Entiende más o menos. Ahora sabe por lo menos cuando se va a jugar”, explican entre Paola y él.

Publicidad

Quizás no se acuerde mucho de este día en el que su papá fue premiado tras un año maravilloso. Pero fuera del hotel, y ya despierto -por las dudas- lo imita cuando levanta el trofeo para la foto. Después de todo la estatuilla del “canillita” no le quitará a su papá por ningún día. Es sólo un nuevo integrante de la casa.

Comentarios