El diálogo con los chicos mejora el rendimiento escolar

El diálogo con los chicos mejora el rendimiento escolar

Un docente, una pedagoga y una investigadora señalan la importancia de que los niños enriquezcan el vocabulario para mejorar su trayecto educativo.

27 Octubre 2017

Unos minutos en intimidad, un ambiente sin distracciones y la conversación fluida pueden generar que un niño o una niña sienta que su padre o su madre son más receptivos. Por ello se esforzará por entenderlos y -por lo tanto- adquirirá un vocabulario mayor, habilidad que será muy útil para aprender a leer y a escribir, y desempeñarse mejor en el ámbito escolar.

Charlar en casa con los niños es un aspecto fundamental para ofrecerles mejores oportunidades para su desarrollo integral, sostiene Celia Rosemberg, directora del Centro Interdisciplinario de Investigaciones en Psicología Matemática y Experimental (CIIPME), creado por el Conicet. Rosemberg opina además que si los niños logran contar hechos pasados o lo que está sucediendo en el presente, podrán incorporar importantes herramientas. Se trata, entre otras cosas, de adquirir nuevo vocabulario, resalta la investigadora en una producción publicada en el sitio de la Fundación Arcor.

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“Las conversaciones sirven para aprender a comprender y producir textos. En ese sentido, todo el vocabulario nuevo que los chicos puedan adquirir es de gran utilidad. Todo lo que implique conversación y ayudar a que los chicos estructuren un discurso, que sea comprensible para los otros, es una ayuda para el momento en que tengan que producir un texto escrito y que este sea comprensible para el que lo lea”, dice la especialista, que además de su trabajo de investigación publicó, junto con Patricia Sarlé, el libro “Dale que... El juego dramático y el desarrollo del lenguaje en los niños pequeños”. Sobre los componentes del juego dramático, detallaron que perfecciona la fonética, la pragmática, la semántica, la sintaxis y la comunicación en general.

Estimular el lenguaje

La pedagoga Mariana Dato explica que hay dos escuelas de psicología del aprendizaje: la de Lev Vygotsky y la de Jean Piaget. La primera -describe a grandes rasgos- considera que el lenguaje se adquiere primero interpersonalmente y luego se internaliza; a diferencia de Piaget, que sostiene que hay estructuras cognitivas mentales que es necesario desarrollar para adquirir el lenguaje. “Siempre pienso en la perspectiva sociológica que propone Vygotsky. Lo viví con mis hijos. Ellos primero entienden al adulto, aprenden e internalizan vocabulario y después expresan el lenguaje. Y he ahí el bagaje y el registro del lenguaje que como papás vamos sembrando en los chicos. En mi caso siempre di importancia al diálogo, aún siendo bebés. Por ejemplo, describiendo en voz alta lo que vamos haciendo, como cuando los bañás o los vestís, nombrar las partes del cuerpo, las prendas de ropa y ponerles palabras para que ellos empiecen a simbolizar sus emociones”, comenta la pedagoga tucumana.

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Cuando son más grandes, describe Dato, compartir programas de televisión, funciones de cine y o de teatro también son modos de estimular la comprensión y la expresión. “Ellos van ampliando la capacidad expresiva cuando van a una función de cine y después te narran lo que vieron y vivenciaron... Y sin ser exigentes, hay que ir completándoles la sintaxis de esa narración, corrigiendo la gramática. Es un poco difícil a veces con papás que trabajamos mucho y a los que nos resulta más cómodo dejarlos en manos de los youtubers que abren huevos de chocolate y los obnubilan con eso, o donde los raperos ganan la atención de los preadolescentes. Todo se puede en su justa medida, pero nada debe dejar de lado la interacción cara a cara con el adulto”, opina Dato.

¿Y la escuela?

El docente Alejandro Aveldaño sostiene que niños y niñas que entablan charlas en el ámbito familiar desarrollan un lenguaje más rico a la hora de poder verbalizar una opinión y/o argumento. Sin embargo -resalta el profesional- no hay que perder de vista que en la escuela se deben crear espacios de charlas, debates y plenarios donde niños, niñas y adolescentes discutan diversas situaciones problemáticas y encuentren diferencias y/o semejanzas. “En la circulación de la palabra es donde los sujetos pueden ampliar ese abanico cultural que poseen, que sin dudas más tarde les servirá para la comprensión de diversos textos”, agrega.

Además, explica que todas las experiencias de lectura y escritura enriquecen el lenguaje de niños y niñas, y que se habla de estos momentos alfabetizadores en diversos contextos dentro y fuera de la escuela. “Hoy la presencia de las diversas tecnologías acercan el conocimiento y la información de una manera diferente a todos ellos -sostiene-. Y ese es el desafío de la escuela, crear múltiples situaciones alfabetizadoras que incluyan las herramientas TICS, los libros de textos y sin olvidar el valor significativo de las imágenes (libros álbum, por ejemplo)”.

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