Un casamiento como en la Edad Media, pero en Villa Nougués

Un casamiento como en la Edad Media, pero en Villa Nougués

Celebraron una boda con antorchas, trajes medievales y mucha comida... sin cubiertos

EN LO ALTO DEL CASTILLO. Vestidos con túnicas, tiaras y botas, y con las espadas en alto recibieron a los novios: Fernanda Zuccón y Javier Briozzo. Fotos de Alvaro Castro.- EN LO ALTO DEL CASTILLO. Vestidos con túnicas, tiaras y botas, y con las espadas en alto recibieron a los novios: Fernanda Zuccón y Javier Briozzo. Fotos de Alvaro Castro.-
10 Septiembre 2017

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- ¿Perdón, pero dónde meto mi hacha de doble filo?

- ¿Habrá lugar para mi armadura?

- ¿Mi hacha de guerra cuenta como equipaje?

El chat, por más absurdo que parezca, es real. Faltan dos horas para que comience la boda más esperada del año y los invitados saben que tan importante como su presencia lo son las armas, los cuernos para tomar vino caliente, las botas y los aceros que los acompañarán durante la ceremonia en Villa Nougués.

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La casa de Pío Fagalde se ha convertido en un castillo del medioevo para recibir a los novios y a los invitados a la boda. Una hora antes del comienzo de la fiesta se están calzando los trajes de cuero y metal, las túnicas y las tiaras, las espadas y las botas. Están todos repartidos por las habitaciones de la casona centenaria, deambulan, intercambian armas y accesorios. El vino caliente y especiado humea en las ollas y perfuma la previa. El lugar se ha convertido en una colina de la fantasía.

Desde lo alto del castillo se escucha un cuerno que anuncia la llegada de los novios. Los juglares entran en escena y les dedican un cantar de gestas: a viva voz narran las hazañas de los contrayentes, ante la mirada respetuosa de los invitados. Ella, Fernanda Zuccón, tiene como mayor victoria el haber fundado La Marca de Caín, una editorial independiente dedicada a la historieta; él, Javier Briozzo, es master de juegos de rol. Entonces, la hazaña más heroica que tiene en común es la de haber pasado casi toda su vida creando mundos de fantasía, una con el lápiz y el papel, el otro con la imaginación. Su boda no podía escaparse de esa lógica.

Entre fogones

En un largo tablón al aire libre está el banquete. Son todos manjares que se comen con la mano, nada de vajilla ni de cubiertos. Algunos, los raros de la fiesta, utilizan copas de cristal. Los normales han llevado su propio cuerno o su bota para beber el vino especiado. Pierna de cerdo, alitas de pollo, albóndigas de quinoa, escabeches de animales de caza para comer con panes caseros eran parte del menú, diseñado por el anfitrión especialmente para la ocasión.

Había varios fogones y antorchas en esta colina acechada por escaleras, desniveles y precipicios. A lejos se podía ver los sacrificios en honor al dragón, se oían los juglares y las risotadas de los caballeros que, para la medianoche, ya olían igual que el vino especiado.

La banda Talión rindió homenaje a los novios con un recital de metal alternativo en vivo. Era exactamente lo que el novio había pedido: sacudir cabezas con su banda preferida. Después del show, y como si estuviese planeado, se cortó la luz. Sin querer, la oscuridad se transformó en parte de la ambientación. Los invitados continuaron bailando alrededor de los fuegos, mientras los juglares cantaban canciones a capella y bailaban y seguía circulando el vino. Y cuando menos se dieron cuenta, aparecieron de nuevo las diligencias a recoger a los invitados y traerlos de nuevo al mundo real. “Por favor, no olviden sus armas”, se escuchó.

> “Todos se prendieron con el disfraz”

“Lo teníamos pensado hace mucho, ya teníamos la idea, pero nos costó encontrar el lugar hasta que dimos con esa casa. Era perfecta. Algo rústico, de piedras, nada ostentoso. Hace 13 años que estamos juntos, pero nuestras familias se conocieron ahí, en la fiesta. Todos se prendieron con la consigna del disfraz. Me di cuenta de que mis parientes son mucho más raros de lo que pensaba”, explicó Fernanda Zuccón, la novia.

> “Salió todo como lo esperábamos”

“Después de tantos años juntos, la verdad que casarnos nos daba igual en cuanto al trámite en sí. Pero sí queríamos organizar una fiesta que fuese inolvidable, que nos representase tal cual somos nosotros y nuestros amigos, lo menos estructurado posible. Y creo que lo conseguimos, porque salió todo como lo esperábamos y mejor todavía. Se cumplió el objetivo, porque creo que nadie se va a olvidar de ese festejo”, dijo Javier Briozzo, el novio.

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