La Negra fue la gran rockera argentina y una constante transgresora

La Negra fue la gran rockera argentina y una constante transgresora

REGRESO MÍTICO. En 1982, Mercedes Sosa volvió de su exilio europeo. REGRESO MÍTICO. En 1982, Mercedes Sosa volvió de su exilio europeo.
11 Julio 2017

HISTORIAS DEL ROCK

MEDIO SIGLO DE UNA PASIÓN ARGENTINA

GUSTAVO JATIB / ESPECIAL PARA LA GACETA

Mercedes Sosa bien se merece ser la protagonista de una columna de rock en LA GACETA y que nadie piense que hubo un error. Solamente se pretende homenajear, a dos días de su cumpleaños (nació el 9 de julio), a una artista que trascendió el folclore y surfeó todos los géneros con una naturalidad asombrosa, apropiándose de himnos del rock nacional como solía hacer cada vez que interpretaba una canción.

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El rock tiene, indudablemente, un origen transgresor. Desde Chuck Berry y Elvis Presley para acá, el espíritu fue ese; y La Negra fue una permanente transgresora. Transgredió cuando interpretó temas de Violeta Parra en momentos en que la cantautora chilena era censurada. Provocó cuando cantó en España en plena época franquista, a pesar de que habían prohibido dar publicidad a su recital. O cuando siguió cantando en Argentina a pesar de recibir amenazas e integrar la lista negra de la dictadura militar, al extremo de ser detenida sobre el mismísimo escenario, en un recital en La Plata en 1978. Luego de ese hecho decidió dejar el país y maravilló durante algunos años a los europeos con su magia inigualable.

Desde su exilio en Madrid, Mercedes le pide a su hijo Fabián Matus que le envíe cassettes de músicos argentinos, especialmente del rock nacional. Aún en la distancia, ella sabía lo que se estaba gestando acá y no quería estar ajena a ese movimiento. Y hace su regreso triunfal en febrero de 1982 con 13 conciertos memorables en el Teatro Ópera de Buenos Aires, donde invita a cantar con ella a Charly García, León Gieco y Piero. Volvía a transgredir La Negra, dejando el purismo del folclore y acercándose al rock, que estaría presente desde ese momento en muchos de sus trabajos.

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Por Charly siempre tuvo un cariño muy especial, casi de madre. La primera canción ‘rockera’ que cantó fue “Cuando ya me empiece a quedar solo” compuesta por García en la época de Sui Generis. Luego haría “Inconsciente colectivo”, en una versión inolvidable, y la sociedad musical vería su punto más alto en 1997 con la grabación de “Alta fidelidad” un disco con 12 canciones de Charly interpretadas por Mercedes.

También con León Gieco forjó una gran amistad y cantó como nadie “Sólo le pido a Dios”, además de “La colina de la vida”, “Carito” y varias canciones más. En 2003, ambos graban el disco “Argentina quiere cantar” junto a Víctor Heredia, otro de sus elegidos, de quién interpretó canciones como “Todavía cantamos” y “Razón de vivir”, entre muchas otras.

Corría 1985 cuando Fito Páez recibió una llamada en la casa del barrio de Belgrano, que compartía con Fabiana Cantilo. Era la propia Negra diciéndole “M’hijo le voy a poner ‘Yo vengo a ofrecer mi corazón’ a mi próximo disco”, se escuchó desde el otro lado de la línea. Fito quedó atónito y feliz. Luego en 1992, la invita a cantar “Detrás del muro de los lamentos”, incluido en el exitoso “El amor después del amor”, el disco más vendido en la historia del rock argentino. Los versos de Mercedes en esa canción estremecen: “Todo lo que hicimos, la mentira y la verdad, todo lo que hicimos sigue vivo en un lugar. Todo poco a poco va dejando de importar, todo menos esos paraísos en el mar”.

Cantó “Barro tal vez” con Luis Alberto Spinetta; compartió micrófono con Pedro Aznar y Gustavo Santaolalla; y grabó, junto a Gustavo Cerati, una exquisita versión de “Zona de promesas” de Soda Stéreo.

La Negra era rockera, qué duda cabe. En su espíritu, en su rebeldía, en su corazón. Gracias a la vida que me ha dado tanto, y entre ello la posibilidad de admirar y disfrutar, sin distinción de géneros musicales, a la voz más extraordinaria que dio este país.

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