Inundaciones: la lección de lo que “no se hizo”

Inundaciones: la lección de lo que “no se hizo”

20 Marzo 2015
A partir de las últimas inundaciones mucho se dijo en los diferentes medios de comunicación respecto de lo que “no se hizo” para evitarlas y se informó a la vez sobre “diferentes proyectos que existen” en carpeta desde hace muchos años y nada se concretó para evitar las consecuencias que hoy se están padeciendo.

Hace unos días visitó nuestro diario el ingeniero Rolando Riera, quien fue Director de Recursos Naturales de la provincia, profesor de la cátedra de Silvicultura de la FAZ y jefe de forestaciones del NOA de la DNV, entre otros cargos relacionados con los recursos naturales.

En un extenso diálogo, Riera manifestó que todos los años, y con mayor intensidad, las inundaciones pluviales castigan la provincia con su secuela de daños: erosión de suelos, enlame de ríos y canales, colmatación de diques, desbordes, inutilización de cultivos, rotura de puentes viales y ferroviarios, corte de rutas, inundación de viviendas, y lo más trágico: la pérdida de vidas humanas.

La lógica nos enseña que reconocer un problema es el primer paso para solucionarlo; un segundo paso, comprender el problema, estudiarlo, y planificar su ejecución. Y un tercer paso es ejecutar el proyecto. Desgraciadamente no reconocido aún el problema, porque a las inundaciones le atribuimos un origen natural y la respuesta del Gobierno es hacer defensas (o prometerlas), canales de desagüe y repartir colchones, chapas de zinc y bolsones. No se reconoce que las inundaciones son antropógenas, o sea producto del irracional manejo histórico de los recursos naturales por parte del hombre.

Se dice que la historia es la maestra de la vida, por lo que bueno es traer a colación los antecedentes más viejos sobre el deterioro ambiental. Si nos remitimos 2500 años AC, Sócrates les enseñaba a sus discípulos que era lamentable como se estaba desnudando (eliminando la vegetación) Ática, montañas aledañas a Atenas, donde el agua de lluvia se llevaba las partes blandas (la tierra), quedando el suelo como un esqueleto. Grandes y poderosos imperios fueron destruidos no por el embate de hordas invasoras sino por el mal manejo de sus recursos naturales.

El paso de los años en Tucumán

Datos antiguos de nuestra Provincia remontan al año 1872. Arsenio Granillo relata en su informe encargado y publicado por el Gobierno, que: “Hasta hoy, ni las autoridades ni los propietarios de bosques se preocuparon de la reglamentación del corte de árboles y de su reproducción. Se explotan los bosques con voraz rapacidad, sin cuidarse del porvenir”. En este informe se hace especial mención a las selvas de la Quebrada de Lules. Las grandes alteraciones y deterioro que el hombre produjo modificaron el régimen hidrológico de los ríos, haciendo que sean torrentosos después de una tormenta y que se sequen en la época de estiaje.

¿Cómo se altera un equilibrio milenario que genera escorrentía de las aguas pluviales con las que se forman los torrentes y daños ya mencionados? A medida que se desmonten suelos inestables por textura o pendiente para habilitarlos a la agricultura, la ganadería o urbanizaciones. Que se exploten en forma irracional bosques de montaña. Que se quemen pastizales o vegetación arbórea para apacentar hacienda. Que se practiquen cultivos carpidos en suelos con pendiente sin prácticas de conservación.

Cuando se produce una tormenta sobre un suelo cubierto de vegetación las gotas de agua golpean el follaje perdiendo velocidad y, a medida que el agua escurre por los distintos estratos vegetales, pierde también su caudal, porque las plantas absorben parte de la misma, y parte queda como agua mojada. El excedente pluvial llega al suelo con velocidad cero porque éste está protegido por una capa de hojas de la última desfoliación otoñal, que también retiene parte del agua, que a la vez forma el humus, material que le da al suelo gran permeabilidad.

En Tucumán, la vegetación arbórea desaparece por encima de los 1.500-1.700 msnm, donde predominan las praderas y estepas. Esta zona fue y es sometida a un irracional y abusivo pastoreo de hacienda. Estas praderas y estepas tenían más de 50 especies. Hoy solo hay piedras y plantas tóxicas o no palatables.

En todos los países desarrollados del mundo, solo excepcionalmente, se construyen defensas, canales de desagüe o embalses para combatir los torrentes. A fines del siglo XIX, países europeos dictaron normas para luchar contra las acciones que provocan la escorrentía de las aguas pluviales causantes de torrentes.

La protección del medio ambiente está inexorablemente vinculada al bienestar económico y social de una Nación. No se concibe el progreso con aguas contaminadas, suelos erosionados, diques colmatados, ríos crecidos, inundaciones, puentes y viviendas destruidos, fauna y haciendas esquilmadas, seres humanos ahogados. Las más avanzadas doctrinas internacionales sostienen que la manera más idónea de lograr el manejo racional del medio ambiente se consigue con la jerarquización de los organismos de su control y la estabilidad de sus dirigentes y básicamente, de la total y absoluta independencia política del mismo. Conceptos como estos deben ser tomados en cuenta por los gobiernos de turno y mirar de una vez por toda el futuro a largo plazo, pensando en el bienestar de toda la comunidad.

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