Atlético quedó a un paso de Primera

Atlético quedó a un paso de Primera

El "Decano" empezó mal, pero se acomodó y demolió a Santamarina, gracias a Díaz y amigos.

A COBRAR. Díaz definió suavemente ante la salida de Cebreiro y cambió por el 2-1 su ejecución. Fue el gol del despegue. la gaceta / foto de DIEGO ARÁOZ A COBRAR. Díaz definió suavemente ante la salida de Cebreiro y cambió por el 2-1 su ejecución. Fue el gol del despegue. la gaceta / foto de DIEGO ARÁOZ
En este fatídico juego de las diferencias astronómicas con el Atlético viejo y el de este presente, la variable más notoria apunta a que éste no tira la toalla. A que entendió el concepto de no darse nunca por vencido. Por esa razón le ganó a Santamarina y por eso supo reconstruir una pálida imagen y redecorarla con acuarela y óleos de aquellas obras que perduran en el tiempo.

Fue un parto el show. Un infarto al miocardio, porque cuando la idea era empezar mandando al amigo de Tandil, la taba cayó al revés. Huracán ganaba con comodidad y Atlético, el derrotado, estaba tan aturdido como a quien le explotan los tímpanos de un cornetazo a quemarropa. El gol de Ramón Strada, un misil escondido y lanzado desde una posición con poco ángulo a la vista, fue un latigazo.

Pero Atlético no murió, entendió que al partido le restaban 87 minutos más el descuento y que todo podía pasar. Y que si pasaba algo bueno era porque el equipo se iba a encargar de hacerlo. Así fue.

Encontró espacios, aprovechó la movilidad de Jonathan Gómez, el tranco largo de Fernando Evangelista, la picardía de Luis Rodríguez y la siempre batalladora humanidad de Cristian Menéndez, a quien le hicieron un penal que no fue. Pero en Atlético a quién le importa eso. Fue penal y gol de “Pulguita”, ese cantante con conocimiento para resurgir de las cenizas cuando se lo necesita. Un ave fénix el de Simoca. Y con ese 1-1 parcial, el segundo tiempo ya iba a ser harina de otro costal.

Se sabía que el “globo” volaba alto y que el triunfo ya no se le escapaba. Entonces, Atlético fue en busca del suyo. Entró Leandro Díaz, el chico que despertó hasta seres del más allá. Fue un cirujano que operó a cielo abierto y dentro de una montaña rusa en pleno movimiento. Díaz aclaró el día. Primero, gracias a una delicia de “Pulguita” y a un toque sutil con destino de gol. Después fue Pablo Garnier, mordiendo talones y estirándose con un remate inatajable. Y por último fue Luis Miguel con un globo tan bello (el del 4-1) que ni en Parque de los Patricios entendieron cómo una bestia herida y moribunda encontró la vía del escape para renacer y soñar en grande. Sabiendo que el ascenso está ahí.

Galería 26 fotos El sueño de Atlético de volver a Primera deberá esperar al menos hasta el desempate. La goleada ante Santamarina y la victoria de Huracán a Independiente Rivadavia dejó al "decano" y al "globo" con la misma puntuación por lo que tendrán que definir el ascenso en Córdoba. LA GACETA / Fotos de Héctor Peralta y Diego Aráoz (Todas de uso prohibido)
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