“Los chicos enseñan que la vida es como te la tomas”

“Los chicos enseñan que la vida es como te la tomas”

Un documental local relatado por Sbaraglia muestra la historia, el talento y los esfuerzos de los chicos de una orquesta del Barrio 2 de Septiembre

ENTUSIASMO. Los vecinos del barrio abrieron las puertas a Sbaraglia y a Bosso, la directora del filme, para que puedan registrar sus anécdotas. facebook/Divino Niño Documental ENTUSIASMO. Los vecinos del barrio abrieron las puertas a Sbaraglia y a Bosso, la directora del filme, para que puedan registrar sus anécdotas. facebook/Divino Niño Documental
24 Octubre 2014
Suena el teléfono de Gabriela Bosso, la pantalla le muestra un número que desconoce. Atiende, y al otro lado de la línea escucha una voz quebrada por el llanto. No la identifica: apenas puede inferir que es un hombre mayor. Cuando finalmente su interlocutor se calma, le cuenta que acaba de ver “Divino Niño”, el documental que Bosso dirigió sobre la orquesta homónima, y que se ha sentido tan movilizado que decidió rastrear su número y llamarla. Gabriela, que hasta hacía unos pocos meses pensaba que la película jamás vería la luz, siente que su alma se regocija. Le agradece el elogio y más aún la ayuda que el hombre ofrece para el grupo. Cuando la comunicación llega a su fin, piensa que esa mera llamada ha resignificado todos sus esfuerzos.

Y apenas puede ser el inicio. El documental que Bosso ha rodado y editado desde 2010 hasta este año se propone no solo reflejar la historia y la dinámica de la orquesta del barrio 2 de Septiembre, sino además demostrar que la solidaridad no implica solo la dádiva sino que también se la puede ejercer entregándose a una actividad predilecta. “Solemos creer que no podemos intervenir en la realidad o que la solidaridad pasa por dar dinero o cosas materiales. Y no, a veces el gesto solidario es compartir algo que te apasiona, que es lo que hice al filmar esta película”.

- ¿Cómo surge la idea de hacer este filme?

- Hace tiempo yo trabajaba en un documental sobre la vida de Viktor Frankl, un psiquiatra que habla sobre la capacidad del ser humano de no solo superar las crisis, sino de salir fortalecido de ellas. Mientras lo hacía, uno de mis sobrinos -que enseña a tocar guitarra en la orquesta- me contó que estaban invitados a tocar en el Caviglia y, como también soy diseñadora de indumentaria, me ofrecí a hacer la ropa de los chicos para ese concierto. En función de lo que viví mientras hacía el vestuario, pensaba que esa teoría del documental de Frankl, se veía en la práctica en el caso de estos chicos. Me movilizó ver que, a través del arte, ellos no solo afrontan una realidad crítica sino que además van resolviendo sus problemas. Ahí surgió la idea de la película, en la que trato de mostrar mi experiencia, cómo fui creciendo a lo largo del proceso. Aprendí muchísimo y fueron los chicos los que me enseñaron que en vez de estar fijándonos qué nos falta o qué es lo doloroso, podemos descubrir nuestro potencial y buscar salidas a través de él. Son personas que te muestran que la vida es como te la tomas.

- ¿Cómo estructuraste el documental?

- Hacer cine tiene una estructura muy rígida: se hacen guiones, y planes de rodaje y presupuesto. Empecé así, pero a veces ocurría que me concentraba mucho en filmar determinada cosa prevista y después, mientras editaba, me daba cuenta que lo que había pasado atrás de mí era mucho más interesante que lo filmado. Entonces decidimos rodar sin planes y así los chicos se fueron olvidando de las cámaras. Por otro lado, Leonardo Sbaraglia -el relator del filme- nos pidió que le mandáramos un guión porque él es muy estricto y cuidadoso de su imagen y, al ser este un documental, quería saber exactamente qué diría, para estar seguro de que lo refleje. Escribimos unos seis guiones hasta lograr uno que lo identificara. Al final no lo usamos porque él también se desestructuró a la hora de filmar.

- ¿Por qué convocaste a Sbaraglia? ¿Tenías varios nombres en la cabeza?

- No, siempre pensé en él. Buscábamos alguien con naturalidad y credibilidad y, de todos los actores, me parece que es el de imagen más sólida. También porque él empezó a trabajar de muy chico, su primera película fue “La noche de los lápices”, entonces sabe lo que es ser niño y artista, y podía identificarse con los chicos de la orquesta. Y, además, por la proyección que tiene Leo: la verdad es que a la gente le interesa más el proyecto cuando sabe que está Sbaraglia. Con él llegamos a gente que probablemente no llegaríamos de otro modo, y precisamente nuestra idea es que la película tenga la mayor visibilidad posible.

- ¿Desde qué perspectiva reflejás la realidad de la orquesta?

- Si hicimos esta película es porque Leo, yo y todo el equipo sentimos respeto y admiración por los chicos, porque son un ejemplo para otra gente. La idea no es mostrar un barrio pobre sino un barrio de gente que tiene las miras puestas en un futuro mejor, que es posible. Por ahí tenemos un estereotipo fijado de las zonas de emergencia y ellos nos muestran que ese estereotipo no existe. Que el arte y la vocación artística pueden surgir en cualquier lugar, incluso en el que parece más desamparado. En cuanto al tratamiento, yo tenía claro que cine-arte no quería hacer o por lo menos no el convencional. Ahora estamos acostumbrados a la velocidad y si en una película los planos duran dos minutos y no pasa nada, la gente se aburre. La intención es que muchos vean la película y se pregunten qué pueden compartir con estos chicos, que digan “¿qué puedo hacer yo?”.

- ¿Cuáles son las posibilidades del documental?

- La idea es entrar en un circuito de festivales dentro y fuera del país porque nos gustaría que este tipo de proyectos tan positivos se replique en otras partes. Estar en contacto con el arte les abre a los chicos una gama de oportunidades que no es que no las tengan, sino que no las ven. Les abre la cabeza y les demuestra que tienen el potencial para hacerlo. Siempre creemos que eso tiene que venir desde afuera, desde los docentes por ejemplo, y que uno no puede hacer nada, pero sí puede. También queremos que se estrene en cines, pero no es un proyecto comercial. Si genera dinero, irá en beneficio de los chicos.

- ¿Cómo se inserta este proyecto en tu filmografía?

- No es mi primer documental, pero sí el primero que dirijo, y tal vez sea el último (risas), porque hacer documentales es muy complicado. Es la vida misma: todo el tiempo están pasando cosas y todo querés registrar; por eso tenía 150 horas grabadas y fue un gran esfuerzo editarlas. Pero yo de esta historia me enamoré. Sentía que, aunque no saliera, valía la pena hacer el intento, y no sé si otra vez me vaya a pasar lo mismo. No sé si otra historia me va a conmover como lo hizo esta.

LO PODÉS VER HOY

• A las 20, en el Caviglia (fuera de competencia). La orquesta tocará después de la proyección.

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