14 Agosto 2014
BUENOS AIRES.- Así como terminó de bien, también comenzó mal. La noche de San Lorenzo en el mismo inicio del partido casi se ve empañada por una acción que el arquero Sebastián Torrico logró desactivar.
Iba apenas un minuto del encuentro cuando Derlis Orué apuntó, disparó y parecía que la pelota inflaría la red. Pero no. Una vez más Torrico, en complicidad con el palo, se convirtió en héroe “Cuervo”. Sus manos llegaron justo a tiempo y en el momento clave.
En ese momento miles de corazones se paralizaron. Las manos se entrelazaron con el cabello y el suspiro profundo fue el factor común. Pero claro, después eso quedó en el olvido y ya hubo otras razones por las que festejar y no preocuparse.
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