Otro año que el clima no acompañó al productor

Otro año que el clima no acompañó al productor

El impacto del cambio del clima en la región se sintió en la cosecha y a la hora de la siembra. En Tucumán, se vieron resentidas las producciones de diverso tipo, en especial los granos, el azúcar y el limón. En todos los casos se registraron pérdidas en volúmenes y en calidad. La afectación debe servir de ejemplo para otras campañas por venir. GUSTAVO FRIAS SILVA | sección rural [email protected]

El clima siempre incide en la producción agropecuaria de una determinada región y cuando el comportamiento de las variables del clima no son las adecuadas, o mejor dicho, las normales para dicha región, los cultivos sienten rápidamente esos cambios.

Es por ello que esos cambios climáticos que se vienen dando actualmente en la región del NOA, puso a los agricultores en el desafío de enfrentar estos cambios y adecuarse a lo que el tiempo dispone.

Nuestra provincia viene sufriendo, desde hace tres años, sequías estivales importantes, que afectaron la producción de los distintos cultivos.

Este año, en particular, se arrancó con una sequía primaveral muy fuerte, que se extendió durante el verano, donde se produjeron lluvias irregulares en toda la zona. Por ello, el comportamiento del cultivo manifestó estos cambios que afectaron diferentes etapas de su ciclo de cultivo.

Luego, hacia fines del verano y durante todo el otoño, se dieron muchas lluvias y demasiados días nublados, que también perjudicaron ciertos cultivos y sobre todo labores de diversa naturaleza.

Si analizamos el informe sobre el clima que fue publicado oportunamente por los técnicos de la Eeaoc, la situación fue muy cambiante en los últimos tiempos, lo que muestra la necesidad de estar atentos a estos cambios y a estar preparados para lo que pudiera prepararse.

La institución de investigación tucumana manifestó, oportunamente, que la campaña se dio con una fuerte irregularidad en la distribución temporal y espacial de las lluvias.

En lo referido al mes de mayo, manifiestan que en algunas zonas alcanzaron los valores normales de todo el mes; y en otras zonas de la provincia, los superaron ampliamente, llegando a triplicarlos o cuadruplicarlos.

Esto trajo, como consecuencia, la caída en los valores de radiación solar global diaria, al punto de que fueron los más bajos registrados en los últimos 14 años.

La humedad relativa, además, fue muy elevada, con una gran cantidad de horas con valores por encima del 80%, lo que perjudica de sobre manera los cultivos.

Estos comportamientos del clima fueron inadecuados para la cosecha de soja y maíz, y fueron propicios para las enfermedades que afectaron la calidad sanitaria de la semilla, que debería ser usada en la campaña estival venidera.

Estos resultados están a la vista y solo basta contactarse con los productores de granos, que están terminando la trilla de soja y tratando de continuar con el poroto y empezar con el maíz, para conocer la real situación de la actividad.

Lluvias irregulares

Con respeto a la actividad azucarera, la brotación primaveral y el crecimiento que se dan en el verano también se vieron afectados por la irregularidad de las lluvias, a lo que se sumaron las precipitaciones otoñales que perjudicaron la maduración y la cosecha. En este sentido, los técnicos de la Eeaoc manifestaron que se presentaron condiciones altamente negativas para emprender exitosamente el proceso de cosecha tanto en cantidad como en calidad, y que todo se debió al exceso de agua en los suelos que impidió el desenvolvimiento de los equipos pesados de cosecha y transporte. La maduración de la caña de azúcar, que necesita de días soleados con amplitud térmica, tampoco se dio adecuadamente ya que esta situación no se produjo durante abril y mayo. Es por ello, que la calidad de la materia prima no es la óptima, ya que el hecho de que hay menos contenido de sacarosa en los tallos implica que hay una cosecha con una calidad menor, y eso repercute no sólo en el volumen de producción de azúcar sino en el bolsillo de los productores, porque la materia prima se paga en función de la calidad.

La citricultura también se vio afectada, ya que existe actualmente una reducción del volumen de limón cosechado en la actual campaña (mayo-agosto) estimada en algo más del 50%. Con esta estimación, seguramente, no se llegarán a manejar los volúmenes normales de fruta que el sector está acostumbrado a mover al año, de algo más de 250.000 toneladas en fresco para exportación, y 1 millón e toneladas de fruta destinada a industria, con el consiguiente perjuicio que acarrea, en especial sobre la mano de obra necesaria para la cosecha.

El aliciente aparece en lo referido a la calidad de la fruta. En líneas generales es buena, como consecuencia del manejo sanitario que hicieron los productores y las condiciones meteorológicas que se dieron en la campaña, principalmente la ocurrencia de prolongados períodos de falta de lluvias. Salvo ahora, cuando se complica la cosecha y la fruta se vuelve sensible a la aparición de enfermedades de post cosecha.

Es por ello que, este año, tampoco será olvidado por los productores. Y es que el clima vuelve a no estar de su lado, por lo que deben analizarse profundamente estas situaciones atmosféricas que se dieron, evaluar los futuros pronósticos y actuar en consecuencia, para que si se dan otros cambios importantes -en cuanto al clima-, puedan estar preparados para minimizar en algo los riesgos.

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