26 Mayo 2014
VIENE EN GANADOR. Di María logró la Liga de Campeones el sábado.
MADRID.- A simple vista no lo parece, pero el exitoso Real Madrid de la décima Liga de Campeones está argentinizado. Desde los cánticos futboleros nacidos en la más pura idiosincrasia albiceleste, hasta el aporte clave de Ángel Di María, el hombre que encarriló el 4-1 “merengue” y le devuelve, a las puertas del Mundial, cierta confianza en duda a la Selección.
El rosarino, que hoy comenzará a entrenar bajo las órdenes de Alejandro Sabella de cara al debut ante Bosnia, no puede pedir un mejor momento para encarar esta etapa final de la preparación.
Los “tres pulmones” de “Fideo” de los que hablan los españoles al analizar los partidos de Real, volvieron a verse el sábado, cuando a Atlético le fallaban las fuerzas y sólo querían cerrar el partido.
Entonces apareció Di María. El córner lanzado por Luka Modric y cabeceado al gol por Sergio Ramos a los 93’ para el 1-1 llegó tras una escapada suya desde la izquierda. El gol del galés Gareth Bale para el 2-1 a los 110’ fue en buena parte mérito del zurdo, que en una notable galopada desde el mismo sector penetró con un imparable cambio de ritmo.
Sin Di María, Madrid sería hoy muy probablemente una fiesta rojiblanca y ese grado de importancia es el que Argentina pretende que adquiera el jugador.
Semejante presente, era difícil de imaginar en enero, cuando un gesto grosero -se tocó los genitales frente a la hinchada- no estuvo lejos de eyectarlo del equipo y seguir minando las posibilidades de Argentina en el Mundial.
“Ahí comenzó a cambiar todo”, admitió Di María ayer. Carlo Ancelotti, desoyó el clamor de muchos reclamándole que lo frizara. En vez de eso inició un paciente trabajo, mental y táctico, que terminó en el Di María del sábado, elegido como “jugador más valioso”.
A comienzos de la temporada, Real Madrid contrató a Bale. En teoría, y dando por supuesta la titularidad de Cristiano Ronaldo y Karim Benzema, el galés llegaba para ocupar el puesto de Di María. El argentino decidió quedarse después de que Ancelotti se lo pidiera.
Hombre de discurso limitado, Di María no olvida de dónde viene y menos en este momento del calendario. Por eso apareció ante la prensa tras la final con una bandera argentina en la cintura en la que decía “Rosario”.
La próxima final en la que quiere romperla es en la de Brasil, previa escala en Argentina para unirse al grupo que lidera Lionel Messi. Los temores en Argentina pasan por la fragilidad de su defensa y un mediocampo que no termina de convencer.
Las esperanzas están en esa delantera imparable que es envidia de todos. Ahí, Di María se perfila como el socio de Messi -con permiso de Sergio Agüero-, el hombre que quiebra cualquier defensa y está ahí cuando haya que contener al rival. No en vano tiene tres pulmones. (DPA)
El rosarino, que hoy comenzará a entrenar bajo las órdenes de Alejandro Sabella de cara al debut ante Bosnia, no puede pedir un mejor momento para encarar esta etapa final de la preparación.
Los “tres pulmones” de “Fideo” de los que hablan los españoles al analizar los partidos de Real, volvieron a verse el sábado, cuando a Atlético le fallaban las fuerzas y sólo querían cerrar el partido.
Entonces apareció Di María. El córner lanzado por Luka Modric y cabeceado al gol por Sergio Ramos a los 93’ para el 1-1 llegó tras una escapada suya desde la izquierda. El gol del galés Gareth Bale para el 2-1 a los 110’ fue en buena parte mérito del zurdo, que en una notable galopada desde el mismo sector penetró con un imparable cambio de ritmo.
Sin Di María, Madrid sería hoy muy probablemente una fiesta rojiblanca y ese grado de importancia es el que Argentina pretende que adquiera el jugador.
Semejante presente, era difícil de imaginar en enero, cuando un gesto grosero -se tocó los genitales frente a la hinchada- no estuvo lejos de eyectarlo del equipo y seguir minando las posibilidades de Argentina en el Mundial.
“Ahí comenzó a cambiar todo”, admitió Di María ayer. Carlo Ancelotti, desoyó el clamor de muchos reclamándole que lo frizara. En vez de eso inició un paciente trabajo, mental y táctico, que terminó en el Di María del sábado, elegido como “jugador más valioso”.
A comienzos de la temporada, Real Madrid contrató a Bale. En teoría, y dando por supuesta la titularidad de Cristiano Ronaldo y Karim Benzema, el galés llegaba para ocupar el puesto de Di María. El argentino decidió quedarse después de que Ancelotti se lo pidiera.
Hombre de discurso limitado, Di María no olvida de dónde viene y menos en este momento del calendario. Por eso apareció ante la prensa tras la final con una bandera argentina en la cintura en la que decía “Rosario”.
La próxima final en la que quiere romperla es en la de Brasil, previa escala en Argentina para unirse al grupo que lidera Lionel Messi. Los temores en Argentina pasan por la fragilidad de su defensa y un mediocampo que no termina de convencer.
Las esperanzas están en esa delantera imparable que es envidia de todos. Ahí, Di María se perfila como el socio de Messi -con permiso de Sergio Agüero-, el hombre que quiebra cualquier defensa y está ahí cuando haya que contener al rival. No en vano tiene tres pulmones. (DPA)
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