Regreso de Lola Mora

Regreso de Lola Mora

Elogio y vaticinio de José R. Fierro

LOLA MORA. Autorretrato en mármol que la escultora tucumana obsequió al doctor Alberto de Soldati. LA GACETA / ARCHIVO LOLA MORA. Autorretrato en mármol que la escultora tucumana obsequió al doctor Alberto de Soldati. LA GACETA / ARCHIVO
En agosto de 1900, la escultora tucumana Lola Mora regresó por primera vez a la Argentina. Estaba ausente desde 1897 y, en esos tres años, se había destacado con brillo en Roma. Su taller era visitado por grandes personajes y hablaban maravillas de ella los diarios y las revistas europeas.

Venía a ofrecer su "Fuente de la Nereidas" a la Municipalidad de Buenos Aires. También, para mostrarlos al Gobierno de Tucumán, traía bocetos de unos relieves destinados a la Casa Histórica y del monumento a Juan Bautista Alberdi, dispuesto por ley de 1889.

En la "Revista de Tucumán" del 25 de ese mes, José R. Fierro dedicó a nuestra comprovinciana un artículo elogioso y profético. "Ha triunfado ya esta inteligente señorita, saludada hoy como la primera argentina escultora" escribía. Recordaba aquellos comienzos en el dibujo y la pintura y el posterior viaje a Italia para perfeccionarse. "Cual nueva Judit, vuelve ahora triunfante a mostrarnos las muchas cabezas que puede arrancar del mármol. Ya no hay dudas: Lola Mora es artista".

Agregaba el profesor Fierro: "No desearíamos que tenga imitadoras, pero sí nos gustaría que se le encomiende alguna obra de aliento. La estatua de Alberdi sería dignamente arrebatada del mármol por el cincel que, en manos de Lola Mora, produce tantas obras delicadas. Seguramente que ella lograría interpretar al gran pensador, tal como lo conciben nuestro patriotismo y gratitud".

En síntesis, pensaba que "Lola Mora, como tucumana, será capaz de valorar lo que fue Alberdi en la organización nacional: el arquitecto del más sublime monumento a la libertad, la Constitución Nacional".

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