Una leyenda sin tiempo
El tiempo de la leyenda se detuvo a las 9.34 del 21 de octubre de hace 40 años. Conmueve ver en el Museo el reloj Heuer que llevaba colocado el piloto el día del mortal accidente. Tanto como conmueve ver, hablar, compartir los recuerdos con su familia. Leer detalles, husmear en la historia. Sentir un temblor en las manos apenas se hace contacto con alguno de los elementos que él tocó. Cerrar los ojos e imaginar su raudo paso por una ruta polvorienta. Intuir sus palabras, las palmadas a los amigos. Y uno no puede más que sentir que Nasif sigue vivo. Que se trata de una leyenda sin tiempo.

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