Entre la gloria y las penurias

Entre la gloria y las penurias

Nasif sufrió varias situaciones duras.

EL HOMBRE Y LA MÁQUINA. Nasif, apoyado en el Ford Falcon que así como le dio grandes alegrías, lo llevó a su final. Con ese coche obtuvo un total de 10 victorias. FOTOS GENTILEZA MUSEO NASIF ESTEFAMO EL HOMBRE Y LA MÁQUINA. Nasif, apoyado en el Ford Falcon que así como le dio grandes alegrías, lo llevó a su final. Con ese coche obtuvo un total de 10 victorias. FOTOS GENTILEZA MUSEO NASIF ESTEFAMO
18 Octubre 2013
Siempre se caracterizó por ser un piloto con talento natural y de fino manejo. Un ser afable, amigo de hacer amigos, un bonachón que con escasos medios económicos logró hacerse un lugar de privilegio en el automovilismo nacional. Un rompe-récords de excepción, con un increíble poder de adaptación a las circunstancias más difíciles. Un domador de curvas que supo sacarles a los coches con los que corrió un rendimiento superior al que podía esperarse.

Pero también Nasif Estéfano fue un corredor que pasó las mil y una penurias. Ya sea por actitudes mezquinas, por malos procederes, por discriminación (quizás por su origen humilde) o directamente por la mala suerte.

De sus proezas se habla en la página 6. Es sobre lo que perdió de lo que aquí se escribe. Por ejemplo, el título de TC de 1972, cuando el motor de su Ford tomó temperatura porque un papel levantado al paso de la máquina ahogó el radiador. Ganaba en Zalapa (Neuquén) y así se aseguraba el título sobre Héctor Gradassi. Pero el inesperado hecho lo dejó 2°, en la carrera y en el torneo.

Ni qué hablar de su primera incursión en F-1 en Buenos Aires: le asignaron el peor auto, una vetusta Maserati. Igual terminó 14°. No le fue mejor en su incursión por Europa para integrarse a la "máxima". Juan Manuel Fangio le aconsejó la compra de un coche armado por Alejandro de Tomaso, argentino radicado en Italia. Corría 1961 y pagó U$S 7.000 por un auto que nunca anduvo. Perdió tres años en ese proyecto, además del dinero, que había juntado vendiendo autos suyos y recibiendo apoyo del gobierno de Tucumán.

En el mismo plano se anota el que le hayan dado el peor auto (un Lotus 22, prácticamente de museo) en 1964 para la temporada internacional de Fórmula Junior. Y también lo que le pasó en 1969, "uno de mis peores años" según Nasif. Aquella vez, deambuló sin pena ni gloria en el Sport Prototipo Nacional y en Mecánica Argentina Fórmula 1.

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