Lebbos, Albaca y el alperovichismo
Nunca antes, Alberto Lebbos había concentrado tantas miradas de afuera de Tucumán como ocurrió el 9 de Julio. Ese día, el alperovichismo cometió el peor error político que fue mandar a frenar a Lebbos con gas pimienta y cachiporras en el estómago. Lo único que logró con esa acción, dos horas antes de la visita presidencial, fue que los ojos enrojecidos y con lágrimas de Lebbos se vieran de un extremo a otro en todo el país.

Nunca antes, se había conocido una sola línea del expediente de la causa hasta que el Gobierno nacional asignó al abogado Bernardo Lobo Bugeau para que revisara los 74 cuerpos con cientos y cientos de fojas. De esa manera, los tucumanos nos desayunamos en marzo pasado con la noticia de que había ocho pistas de investigación, pero ningún detenido.

Nunca antes, el fiscal Carlos Albaca había hecho público que tenía en el expediente una muestra de cabello que supuestamente habían encontrado en las manos de Paulina. Lo llamativo del caso es que el fiscal Albaca no movió un dedo con esa supuesta prueba hasta marzo pasado (después de siete años), cuando resolvió enviarla a Buenos Aires para un examen de ADN. Su argumento, por la demora, fue que no había suficiente tecnología para hacer una pericia de esa naturaleza.

El cabello y la hipótesis
Nunca antes, los investigadores habían estado tan esperanzados como ahora respecto del resultado que dará esa muestra de cabello. Con ansiedad esperan la respuesta por correo para agosto próximo con el veredicto de los peritos. El entorno del alperovichismo aspira a que el dictamen pericial encaminará la hipótesis del crimen hacia un chofer como el posible autor del crimen de Paulina. Sin embargo, pasó tanto tiempo entre el día que ocurrió el hecho y el envío de la muestra de cabellos, que la supuesta prueba será cuestionada de un lado o del otro, según el dictamen de los especialistas.

Réditos políticos
Nunca antes, el alperovichismo estuvo tan golpeado por el caso Paulina como en la última semana. En Casa de Gobierno reniegan de que se trata de una movida política para perjudicar al oficialismo en el terreno electoral de cara a los comicios de octubre. Es cierto que los partidos de la oposición aprovecharán la ocasión para subirse al tren del reclamo de Lebbos contra la impunidad. Por eso es que la marcha convocada para hoy a la plaza Independencia tendrá otros tantos asistentes de diferentes agrupaciones políticas. Ante eso, Lebbos abre los brazos a todos los que quieran sumarse, con o sin banderas partidarias, porque asegura que es una lucha de todos los familiares de víctimas de la impunidad. Pero también es cierto que Lebbos peleó más de siete años; muchas veces en solitario; otras, mínimamente acompañado. Fueron pasando los partidos, los dirigentes, los que sólo querían aparecer en la foto y Lebbos siguió adelante.

Nunca antes, Lebbos había tenido tanto peso en la opinión pública como en este tiempo. El nuevo fiscal del caso, Diego López Ávila había anunciado que el único detenido Luis "El Gordo" Olivera quedaría en libertad bajo caución. Sin embargo, Lebbos impugnó esa decisión y se frenó el procedimiento en manos de una jueza de feria. Al menos se postergó porque pasaron los días y Olivera, propietario de un camping en la zona de El Cadillal, sigue detenido. Ayer, el padre de Paulina denunció amenazas de muerte con llamadas anónimas. Nunca antes, Lebbos había tomado tanto impulso como ahora y está por verse hasta donde podrá llegar.

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