El blanqueo apareja un "premio monetario"

El blanqueo apareja un "premio monetario"

Según el Iaraf, el proyecto oficial claramente constituye un tratamiento inequitativo entre el evasor (que puede entrar al sistema) y el que paga regularmente sus impuestos. "Parece que evadir tiene mucha rentabilidad", indica el titular del instituto, Nadin Argañaraz. El oficialismo en el Senado quiere darle el mismo martes dictamen a la iniciativa

12 Mayo 2013
El secretario de Política Económica, Axel Kicillof, había asegurado que con las nuevas herramientas para canalizar ahorros en dólares "se dinamizarán el mercado inmobiliario y la construcción y permitirán más inversiones en el sector energético". En esa exposición, que se realizó en el Senado, el martes pasado, había asegurado que con esas medidas "no" se premiaría a los evasores , ya que explicó que los bonos "no se podrán convertir en ahorro o atesoramiento, sino que irán a instrumentos vinculados con el desarrollo productivo". Sin embargo, independientemente del blanqueo impositivo propuesto por el Gobierno nacional, a través del Certificado de Depósito para Inversión Inmobiliaria (Cedin), la norma favorecerá a las personas físicas o jurídicas que no hayan cumplido con el fisco respecto de los contribuyentes formales.

Según datos del último informe del Instituto Argentino de Análisis Fiscal (Iaraf), la implementación de la medida, si bien reduce el beneficio marginal puro de la evasión, aún lo mantiene en porcentajes elevados: entre un 35% y un 56% para el caso de una persona física y jurídica, respectivamente. El proyecto contempla la condonación de los impuestos omitidos y las multas y penalidades implícitas a aquellos que destinen dólares atesoradas fuera del sistema, sea en el país o en el exterior, a cambio de la suscripción de bonos en dólares con vencimiento en 2016 y una tasa de interés anual de un 4%.

Para determinar el beneficio para las personas físicas o jurídicas que se movieron por fuera del sistema fiscal, Iaraf se basó en un modelo que permitió estimar el valor de los impuestos que se debieran haber tributado y que son perdonados por el proyecto. Ejemplificó la diferencia en base a ingresos por U$S 2.000 para dos casos alternativos: una persona jurídica y otra física. En ambos, se consideró que fueran contribuyentes inscriptos en IVA alcanzados por la tasa del 21%), con ingresos gravados en Ganancias, a una tasa de un 35% para personas jurídicas y de un 25% para personas físicas. Adicionalmente se contempló que debieron tributarse también el impuesto al cheque -tasa de un 1% correspondiente al monto que no puede computarse a cuenta de otros impuestos-, y el impuesto a las acciones y participaciones sociales, o a los bienes personales según corresponda, en ambos casos a una tasa de un 0,5%-.

A partir de ese cuadro, la institución advirtió que "el premio" a quien haya evadido los impuestos considerados oscila entre un 48,8% y un 40,5% del total del ingreso, en ambos ejemplos. "Esto significa que el ingreso marginal disponible de un contribuyente que evadió la totalidad de sus obligaciones tributarias nacionales, respecto de aquel que cumplió puntualmente con el fisco, es del 95% en la caso de las personas jurídicas (U$S 10.000 versus U$S 5.122) y del 68% superior al de las personas físicas (U$S 10.000 vs U$S 5.948)".

"Este diferencial supone la asunción del riesgo derivado de las penalidades surgidas de una fiscalización que detecte la evasión y además implica la imposibilidad de utilizarlos para efectuar inversiones y gastos rastreables", indica el reporte.

Frente a esta situación, el titular del Iaraf, Nadin Argañaraz, sostiene que tal proyecto tiene sus riesgos para el Estado porque, tomando el caso del premio marginal para el evasor, desincentiva al que paga en tiempo y en forma. "Es un cachetazo más para el que paga regularmente sus tributos", indica a LA GACETA. El blanqueo, insiste, es el beneficio directo de lo marginal. "Evadir tiene mucha rentabilidad, demasiado rendimiento, desde el punto de vista de esta iniciativa", señala. Así, la iniciativa amplía la brecha entre el evasor y el que cumple, considera.

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