Sujetados a las paradojas

Sujetados a las paradojas

Psicoanalista Manuel Andújar | Miembro del Grupo de Psicoanálisis (Tucumán) y del Grupo Fragmento (Buenos Aires)

OCTUBRE DE 2009. El fin de La Negra fue festejado por lectores. LA GACETA / ARCHIVO OCTUBRE DE 2009. El fin de "La Negra" fue "festejado" por lectores. LA GACETA / ARCHIVO
09 Septiembre 2012
La capacidad de respuesta del humano ante los acontecimientos que lo afectan son difícilmente estandarizables. No ocurre eso con los animales, donde el comportamiento se encuentra regulado instintivamente y por herencia filogenética.

El humano es preferentemente hijo de la cultura, por lo que sus respuestas al medio se hallan fuertemente condicionadas por su entorno, las ideologías y la educación. De ahí que los animales mantienen su manera de vivir y agruparse sin ningún cambio a través de los siglos, mientras que el ser humano no.

El humano es capaz de una inagotable capacidad creadora, pero también de potentes fuerzas destructivas y violentas. La historia lo confirma. Cuando un lobo en una pelea a muerte con un congénere se siente herido de muerte ofrece su yugular al contrincante y este hace automáticamente una inhibición de su agresividad y le perdona la vida (Konrad Lorenz). El humano, en cambio, ante el dolor y la herida de su rival puede aumentar su goce haciendo que sea mas grande el sufrimiento del contrincante. Va más allá de los limites de la razón y de la civilización.

El hombre, por poseer un mundo simbólico y estar sujetado a la dinámica del lenguaje, tiene la capacidad de trasladar ideas y emociones de un lado a otro, así es que puede golpear y destruir una silla porque ha fracasado en el ámbito laboral o porque ha sido desilusionado por un amigo.

Si una sociedad siente y piensa que el fracaso de su ideales y la frustración de sus proyectos se deben a quienes tienen el poder de gobernar y administrar, si al que tiene el poder le asignamos una omnipotencia tal que se asume que nada del fracaso los puede alcanzar, el sufrimiento de cualquier persona asociada o representante (metonimia y metáfora) de ese poder será gozado patológicamente en su dolor. Entramos al mundo de lo siniestro y de lo canalla del humano.

Los humanos -no los animales- estamos sujetados a estructuras tan endebles y paradójicas en la manera de sentir y de comportarnos, que mientras somos capaces de la mayor ternura y de los más sublimes actos creadores, al mismo tiempo podemos ser insensibles y sádicos con el que sufre y se encuentra dolido. Aun más: se podrá llegar al extremo de gozarlo. Todo dependerá del grado de cinismo perverso, el que nunca es solidario con el dolor del semejante.

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