Cuando el genio es el equipo de trabajo

Cuando el genio es el equipo de trabajo

Transformar una idea en un proyecto sustentable requiere, al menos, tres pasos necesarios, pero la clave está en darle todas las herramientas a los empleados para propiciar la "innovación creativa", sostienen los consultores Aaron Sabbagh y Matías Mackinlay. La innovación se ha convertido en el rasgo diferencial de la empresa en un mercado cada vez más competitivo.

24 Enero 2012
Entre los líderes de diversas organizaciones parece haber consenso en cuanto a que, en una época de constantes cambios en el contexto, la innovación es una demanda ineludible. Sin embargo, es necesario generar a nivel organizacional las condiciones para fomentar la Innovación Creativa. "Esto es, destinar recursos, tiempo y espacio al asunto, activar la comunicación, capacitar a las personas, generar un clima colaborativo, entre otros", plantean Matías Mackinlay, consultor, coach ejecutivo y capacitador organizacional, y Aaron Sabbagh, socio de la consultora Ingouville, Nelson & Asociados (www.ingouvillenelson.com).

Una idea creativa y sustentable suele ser el rasgo diferencial en mercados cada vez más competitivos. Innovar requiere de un grupo de personas trabajando colaborativamente, más que de un genio solitario. La confianza y fluidez en la comunicación permiten crear valor y arribar a soluciones capaces de mejorar nuestra vida. Esa es la manera de llevar adelante la idea y transformarla en un proyecto sustentable, sostienen los consultores en su libro "El Método de Innovación Creativa".

Entre otras situaciones, este camino del emprendimiento sustentable se caracteriza por una motivación dirigida, que supone la creación de un clima motivador y aprovechar eso para potenciar el esfuerzo innovador dentro de una empresa. En ese proceso, luego entra en juego la creatividad, es decir la gestión del conocimiento que permite arribar a ideas novedosas que, después, se constituyen en proyectos viables.

Para establecer la viabilidad es preciso reunir la información pertinente, gestionar el factor humano como motor de la implementación y elaborar un prototipo para reducir riesgos y optimizar resultados. Además, por mejor que sea la idea, habrá que saber venderla. A ese paso, Sabbagh y Mackinlay lo denominan "la experimentación". Claro que todo esto dependerá, en definitiva, del capital humano que participa de las tres etapas.

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