Por Carlos Páez de la Torre H
17 Noviembre 2011
EL ILUSTRE TUCUMANO. Nicolás Avellaneda de pie, apoyado en la tribuna, corona el monumento ejecutado por la escultora Lola Mora. LA GACETA / ARCHIVO
Al atardecer del 8 de junio de 1913 se inauguró en la plaza Alsina, de la ciudad de Avellaneda, en Buenos Aires, el monumento al doctor Nicolás Avellaneda. Obra de su comprovinciana, la escultora Lola Mora, se trata de un espléndido conjunto en mármol. La figura central muestra al ilustre presidente de pie, apoyado en una tribuna en torno a la cual se enrolla una túnica, elemento que le otorga airoso movimiento.
Lo acompañan tres figuras. La Oratoria, en forma de una joven que le entrega un laurel, mientras un angelito presenta a Avellaneda una antorcha encendida. En la parte inferior, la Capital -homenaje a la histórica realización del tucumano- está simbolizada por una figura femenina sentada, que en una mano aferra un bastón y en la otra porta el escudo de Buenos Aires.
Fue una ceremonia de gran imponencia. Las calles adyacentes estaban ornamentadas con banderines y gallardetes, y asistió una enorme cantidad de público. Encabezaba la multitud el presidente de la Nación, doctor Roque Sáenz Peña, con el vicepresidente, doctor Victorino de la Plaza. Como invitado especial, estaba el ex presidente, general Julio Argentino Roca, además de decenas de altos funcionarios.
Cubría la estatua un gran lienzo adornado con banderas, y Sáenz Peña procedió a descorrerlo, mientras la banda militar ejecutaba una solemne diana. Estalló de inmediato una atronadora salva de aplausos, además de vivas a Lola Mora, que sonreía feliz y emocionada. Hablaron el vicepresidente De la Plaza; el ministro del Interior, doctor Indalecio Gómez; el senador nacional por Tucumán, doctor Manuel Esteves, entre otros oradores. A la posterior recepción en el Palacio Municipal asistieron ochocientas personas.
Lo acompañan tres figuras. La Oratoria, en forma de una joven que le entrega un laurel, mientras un angelito presenta a Avellaneda una antorcha encendida. En la parte inferior, la Capital -homenaje a la histórica realización del tucumano- está simbolizada por una figura femenina sentada, que en una mano aferra un bastón y en la otra porta el escudo de Buenos Aires.
Fue una ceremonia de gran imponencia. Las calles adyacentes estaban ornamentadas con banderines y gallardetes, y asistió una enorme cantidad de público. Encabezaba la multitud el presidente de la Nación, doctor Roque Sáenz Peña, con el vicepresidente, doctor Victorino de la Plaza. Como invitado especial, estaba el ex presidente, general Julio Argentino Roca, además de decenas de altos funcionarios.
Cubría la estatua un gran lienzo adornado con banderas, y Sáenz Peña procedió a descorrerlo, mientras la banda militar ejecutaba una solemne diana. Estalló de inmediato una atronadora salva de aplausos, además de vivas a Lola Mora, que sonreía feliz y emocionada. Hablaron el vicepresidente De la Plaza; el ministro del Interior, doctor Indalecio Gómez; el senador nacional por Tucumán, doctor Manuel Esteves, entre otros oradores. A la posterior recepción en el Palacio Municipal asistieron ochocientas personas.
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