Por Guillermo Monti
29 Septiembre 2010
Phil Collins está acostumbrado a que la crítica lo azote y los fans lo mimen. "Going back" subió por un tubo a la cima del chart británico de rock clásico, inmune a los latigazos que recibió a diestra y siniestra. Un comentarista definió a esta colección de covers de Motown como una "masacre cultural". El viejo Phil sabía que versionar a la crema del soul era meterse en camisa de once varas, pero asumió el desafío con seriedad y espíritu ganador. Así parió 25 temas (que trepan a 29 para quienes se le animan a los bonus tracks del disco doble) bien tocados, bien cantados, bien producidos... y definitivamente carentes de magia.
Motown fue una eficiente máquina de hits, construida a caballo de una fórmula indestructible: las incombustibles canciones de Holland/Dozier/Holland; la mixtura de un pop contagioso con las más profundas raíces de la música negra; y un rosario de estrellas desbordantes de talento. Esa era la música que Collins escuchaba en su adolescencia. Temas que invitaban a bailar, a emocionarse y a susurrar letras al oído de tu chica. "Going back" es entonces un ejercicio de nostalgia musical, un viaje al pasado en clave de tributo.
El problema no es de forma, sino de fondo. Collins se rodeó de Bob Babbitt, Chank Willis y Ray Monette (el legado de los Funk Brothers), más una espléndida sección de bronces y los coros de Connie Jackson y Lynne Fiddmont. El propio Lamont Dozier -viejo amigo de Phil- apadrinó el proyecto. Semejante banda puede sonar impecable, pero rescatar el espíritu Motown es otra cosa.
Hay algunos tropiezos serios. Difícil entender el visto bueno que le dieron a la edición de "Some of your lovin?", tema de Carole King que popularizó Dusty Springfield; o "Blame it on the sun", una joya de Stevie Wonder; o -sobre todo- "Girl (Why you wanna make me blue)", exitazo de The Temptations. En todos los casos Collins se nota totalmente fuera de registro. Y de lugar. Esa es la cuestión: en este disco Marvin Gaye, Smokey Robinson o Curtis Mayfield, con Phil -sencillamente- no encajan.
Motown fue una eficiente máquina de hits, construida a caballo de una fórmula indestructible: las incombustibles canciones de Holland/Dozier/Holland; la mixtura de un pop contagioso con las más profundas raíces de la música negra; y un rosario de estrellas desbordantes de talento. Esa era la música que Collins escuchaba en su adolescencia. Temas que invitaban a bailar, a emocionarse y a susurrar letras al oído de tu chica. "Going back" es entonces un ejercicio de nostalgia musical, un viaje al pasado en clave de tributo.
El problema no es de forma, sino de fondo. Collins se rodeó de Bob Babbitt, Chank Willis y Ray Monette (el legado de los Funk Brothers), más una espléndida sección de bronces y los coros de Connie Jackson y Lynne Fiddmont. El propio Lamont Dozier -viejo amigo de Phil- apadrinó el proyecto. Semejante banda puede sonar impecable, pero rescatar el espíritu Motown es otra cosa.
Hay algunos tropiezos serios. Difícil entender el visto bueno que le dieron a la edición de "Some of your lovin?", tema de Carole King que popularizó Dusty Springfield; o "Blame it on the sun", una joya de Stevie Wonder; o -sobre todo- "Girl (Why you wanna make me blue)", exitazo de The Temptations. En todos los casos Collins se nota totalmente fuera de registro. Y de lugar. Esa es la cuestión: en este disco Marvin Gaye, Smokey Robinson o Curtis Mayfield, con Phil -sencillamente- no encajan.
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