Una tragedia dejó tres huérfanas

Una tragedia dejó tres huérfanas

Una docente aprendió una dolorosa lección.

ERROR. La mentira sobre un viaje a Guadalajara, México, terminó mal. ARCHIVO / LA GACETA ERROR. La mentira sobre un viaje a Guadalajara, México, terminó mal. ARCHIVO / LA GACETA
01 Agosto 2010
Hay quienes buscan justificar su afecto hacia la mentira tratando de explicar que algunas son "piadosas" y que se dicen con el fin de no perjudicar a los demás. Es el caso de María Luisa, docente de una escuela de Leales. La maestra de 46 años detalló que su hermana, que murió en un accidente de tránsito en Córdoba, la dejó a cargo de sus tres hijas, porque el padre de las nenas -su concuñado- se fue a trabajar a México pero aún no volvió. "No sé si está vivo o muerto, pero por lo que averigüé, creo que está más bien muerto. Pero esa no es lo que quiero contarles. Mi hermana estaba enferma. Le habían descubierto un tumor benigno, de acuerdo con la biopsia que se había hecho acá, pero como ella no quería asustar y preocupar a sus hijas decidió operarse en Córdoba, donde aún reside un hermano nuestro", contó.

La educadora relató que todo marchaba bien hasta que sus sobrinas comenzaron a preguntarle por qué demoraba su madre si les había dicho que se iba a realizar un curso de capacitación para ascender en su trabajo, en Buenos Aires. "A mí no se me ocurrió otra cosa que decirles que se había ido a México a buscar al padre de ellas. Como su recuperación iba a demandar más de un mes no atiné a inventar otra mentira. Incluso consideraba el argumento como una mentira piadosa", se lamentó la docente.

Rita, la hermana de María Luisa, superó bien la intervención quirúrgica, se recuperó antes del tiempo previsto. "Carlos, mi hermano, le había regalado el auto que hasta entonces utilizaba, porque se había ganado un cero kilómetro en una rifa. Mi hermana, que era muy determinada se quedó en Córdoba unos días más, para aprender a conducir y también para aguardar el regreso de uno de los hijos de Carlos, que estaba en Buenos Aires, para que la acompañara y manejara el coche hasta Tucumán. A todo esto, mis sobrinas estaban convencidas de que la madre permanecía en Guadalajara. Y aún más, hasta se habían ilusionado de que ella se demoraba porque era muy probable que habría encontrado a su esposo y padre de las niñas", agregó.

"Mi sobrino -continuó- volvió y se vinieron con mi hermana a Tucumán. Pero cerca de Carlos Paz un camión sin frenos los embistió y los mató a ambos. No sabía como decirle a mis sobrinas. Tuve que recurrir a una terapeuta para recuperar la confianza y credibilidad de ellas, que hoy viven conmigo y las quiero como si fueran las hijas que nunca pude tener", afirma.

"Aprendí una dura, dolorosa y traumática lección. Asimismo, asumí que la piedad no puede estar basada en una mentira. Muchos dicen que depende de la magnitud de la mentira: unas pueden ser mentiritas y otras, mentirotas. Además, todo avance en la vida lleva con nosotros una marca de sufrimiento. Lo único y necesario es que no hagamos de esa marca la publicidad de nuestras vidas, solía recordarnos cada tanto mi madre", asevera una conmovida María Luisa.

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