15 Julio 2010
Comenzaron siendo pocas, muy pocas, pero a medida que pasan los miércoles, tímidamente, se van sumando guerreras. Cuando comenzaron hace más de un año y medio usaban un pañuelo verde en la cabeza, símbolo de la esperanza. Ahora lo cambiaron por uno negro. Están de luto. Sus hijos se mueren, y ya no es una frase hecha. Se mueren. Y por eso quieren que su reclamo se conozca. Tienen una queja monopólica. "Los ministerios de Salud y de Desarrollo social nos están ayudando, pero el de Seguridad no hace nada. Los transas venden a toda hora y no pasa nada", dijo Dora Ibáñez, cuyo hijo, un adicto, se suicidó hace pocas semanas. La mayoría son de los 11 barrios que conforman la Costanera. Pero la droga están en todos lados. No en vano comenzaron a sumarse madres de Villa Alem, de Villa Mariano Moreno y de Villa 9 de Julio. Saben que el peligro está latente. "No nos podemos descuidar, y por eso estas marchas con tan importantes. Que nos vean, que sepan lo que pasa, pero por sobre todo, que los responsables de la seguridad hagan lo que tienen que hacer", reclamó Elsa Juárez.
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