Mientras unos gozan, otros ganan el dinero para la luz, el teléfono y los útiles escolares

Mientras unos gozan, otros ganan el dinero para la luz, el teléfono y los útiles escolares

Los bailes en Ranchillos constituyen importantes fuentes de ingreso para muchas familias

25 Febrero 2010
"Durante el carnaval no hay otra vida que la del carnaval. Es imposible escapar, porque no tiene ninguna frontera espacial". Estas fueron las palabras que utilizó el filósofo Mijail Bajtín, nacido en 1896, para caracterizar esta fiesta popular. Del jolgorio y la alegría es muy difícil esconderse. Entonces, los habitantes de Ranchillos optan por gozar de todas las ventajas que pueden obtener en la época de carnaval.

"Es una gran fuente de trabajo; nosotras tenemos nuestro puestito hace varios años y, por suerte, nos va muy bien, al igual que al resto de los vendedores", relata Mónica Ovejero mientras prepara su mise en place. El paisaje del pueblo tiene como ingrediente principal más de 30 puestos de comidas y bebidas que se ubican a lo largo de la ruta 302, frente al club San Antonio, donde se desarrolla la fiesta.

Tal como sucedió desde la primera vez, hace 10 años, María Soledad González trajina con su marido y con sus hijos levantando los caños del gazebo para colocar, luego, la lona del techo. "Vendemos milanesas y gaseosas. Para nosotros, esta es una entrada importante de dinero; nos alcanza para pagar la luz, el teléfono y los útiles escolares", explica.

En el intervalo que se produce entre la actuación de un grupo y otro, el choripan y la "milanga" pasan a ser los protagonistas. "No te podés ir sin comerte un ’chori’", afirma Nahuel Molina mientras hace fila para comprar uno.

En el carnaval no sólo se mezclan personas de todas las condiciones y niveles sociales, sino también menúes. Por ejemplo, los dulceros encuentran porciones de pasta frola y empanadillas. "A nuestro puesto se acercan hasta los vecinos que, aunque no entran al club, nos compran bollo o bizcochuelo para tomar el mate", explica una vendedora.

Con el primer rayo de sol comienza la tarea de los comerciantes que trasladan todos sus equipos hasta las calles aledañas al club y comienzan a levantar sus puestos. "El club es generador de muchas cosas. Detrás de toda la alegría también hay miles de familias que se alimentan gracias a lo que se recauda en el carnaval. Es más, el club subsiste justamente gracias a todo esto", manifiesta Antonio Pino, presidente de la institución.

Los puesteros tienen la misma opinión. Coinciden en que el festival de Ranchillos fue el gran reactivador de la economía del pueblo.

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