Las fantasías se mezclan en la realidad paralela del que duerme

Las fantasías se mezclan en la realidad paralela del que duerme

07 Febrero 2010
La clase social, el género, la edad, la ideología política, la profesión o los gustos y disgustos de cada persona se cuelan en esa realidad paralela en la que se ingresa al dormir. Y si bien todos estos datos pueden sembrar diferencias y decir mucho de cada persona mientras está despierta, los sueños no discriminan y, aunque algunos los recuerden y otros no, a todos los visita por igual.  
En la antigüedad la oniromancia era la encargada de interpretar el sentido de aquellas imágenes que se les aparecían a quienes descansaban pero fue bajo las investigaciones de Sigmund Freud, a fines del siglo XIX, que el abordaje de los sueños, adquirió rigor científico con su obra: "La interpretación de los sueños".
"Según Freud los sueños constituían una vía regia (vía directa) para el conocimiento del inconsciente, porque permiten descubrir las fantasías más profundas del sujeto humano", explicó Juan Garbero psicólogo y docente de la Universidad Nacional de Tucumán.
Siguiendo la línea psicoanalítica, los sueños revelan los deseos del inconsciente. En el caso de los adultos, esas fantasías aparecen encubiertas por una serie de transformaciones que, si bien el sujeto desconoce por qué se producen, expresan sus deseos más profundos. "Generalmente, los adultos sueñan a través de un proceso de elaboración que manifiesta el deseo de una manera oculta que hay que descifrar detalladamente", explicó Garbero.
Por su parte, el psicoanalista José Azar, afirmó que está comprobado que, sin drogas o sustancias inductorias, el ser humano produce entre cuatro y cinco sueños por noche. "A través de ellos se muestra algo del día y de la historia del soñante. El sueño es una escritura en imágenes que se da a leer. Es la realización de deseos reprimidos, que deformados, velados, aparecen", definió.

Los sueños y la edad  
"Siempre hay actividad onírica. Desde bebés soñamos. Es el contenido del sueño el que va cambiando con la edad", afirmó la psicóloga Estela Díaz Cornejo.
Según la especialista, el contenido depende de la edad, las características personales del soñante y de sus experiencias.
"Un niño de un año soñará con que tiene el juguete tan deseado que su mamá no pudo comprarle ese día. Un adolescente o un adulto tal vez sueñe con Natalia Oreiro o con el terremoto de Haití si lo hizo recordar o revivenciar algún hecho significativo de su vida", ejemplificó.
De todas formas, explica Díaz Cornejo, se trata de mecanismos complejos en donde también intervienen estructuras y organizaciones nerviosas complejas.

"Yo no sueño"
"Todos los seres humanos somos distintos y el recordar los sueños o no es una cuestión de singularidades también. Lo que sucede es que en algunos casos los mecanismos de la censura son más fuertes que en otros", explicó la psicóloga.
De acuerdo con Garbero, todas las personas sueñan pero al despertar lo olvidan. "La gente dice que no sueña pero en realidad no recuerda", afirmó.
Según el psicoanalista, se trata de personas que, a veces, suelen tener un alto grado de represión o que olvidan esos sueños porque tienen un contenido muy angustiantes o ansiógeno (generador de angustia y de ansiedad, respectivamente).
Por otro lado, el académico afirmó que cuanto más trabajo analítico tenga una persona o cuanto menos reprimida sea, mejor podrá recordar sus sueños.

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