El último Bond

El último Bond

Por Juan Carlos Di Lullo - Para LA GACETA - Tucumán

12 Abril 2009

El gran cambio comenzó a vislumbrarse hace dos años, en Casino Royale.
La historia recomenzó de cero, con un Bond rubio, menos glamoroso y más rudo que sus predecesores. Quedaron en el recuerdo las proezas inverosímiles que fueron una constante en las cuatro décadas anteriores; también se fue perdiendo la costumbre de Bond de rematar cualquier situación con un comentario irónico o humorístico. En la última entrega de la saga (Quantum of Solace, 2008, protagonizada por Daniel Craig), hasta las aventuras eróticas del agente (condimento que parecía irreemplazable) aparecen reducidas a la mínima expresión. En cambio, aparece un Bond serio, atormentado por la idea de la venganza (busca a los responsables de la muerte de Vesper Lynd, la espía que le robó el corazón en Casino Royale), que no hace alarde de la ironía y mucho menos del buen humor, y que trata de cumplir con su misión aunque eso signifique dejar expuestos a algunos de sus propios superiores.
Un Bond más cercano al de las páginas de Fleming que a sus anteriores versiones en la pantalla.
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