Espías en crisis

Espías en crisis

La tur­bu­len­cia eco­nó­mi­ca que sa­cu­de al mun­do le asig­na un nue­vo pa­pel a los agen­tes se­cre­tos.

MASCARAS INCONTABLES. Clive Owen encarna a un ex agente del MI6 británico y Naomi Watts protagoniza a una espía norteamericana en el estreno Agente internacional. MASCARAS INCONTABLES. Clive Owen encarna a un ex agente del MI6 británico y Naomi Watts protagoniza a una espía norteamericana en el estreno Agente internacional.
12 Abril 2009

La lucha de los espías, hasta la caída del Muro de Berlín, tenía un trasfondo ideológico. Dos sistemas, tanto en la realidad como en la ficción, se disputaban el dominio del planeta. Después del colapso de la Unión Soviética, el terrorismo se transformó en el gran enemigo de los servicios de Inteligencia. El narcotráfico, con cárteles convertidos en poderosos ejércitos y zares de la droga figurando en los rankings de la revista Forbes con mil millones de dólares de patrimonio, fue otro de los objetivos de la agencias. Los países que podrían fabricar armas de destrucción masiva también entraron en la mira del espionaje, particularmente aquellos que, además de su eventual capacidad para enriquecer uranio, tenían importantes reservas de petróleo. La tecnología, con su penetración inédita en la vida de todos los ciudadanos, introduce hoy nuevos condimentos en la historia del espionaje al tornar factible un control absoluto como el que llevaba a cabo el Gran Hermano que imaginó George Orwell hace sesenta años.
La crisis económica internacional aporta nuevos villanos a las historias de espías: los banqueros y los directivos de las grandes corporaciones. En un país como Estados Unidos, que atraviesa un terremoto que ya ha dejado más de cinco millones de desempleados y tres millones de casas ejecutadas, los ciudadanos (y tampoco el presidente) no pueden contener su indignación. Los ejecutivos, con sus bonus e indemnizaciones multimillonarios, tejedores de redes que amenazan con arrastrar toda una sociedad a la quiebra si no se les sigue inyectando fondos aparentemente infinitos, son los perfectos antagonistas de los Bond contemporáneos. Uno de ellos es encarnado en el cine por Clive Owen, actor que casualmente perdió a manos de Daniel Craig la posibilidad de humanizar el personaje de Ian Fleming.
En la recientemente estrenada Agente internacional, Owen personifica a un agente que intenta descubrir a quienes se esconden detrás de innumerables máscaras y monumentales estructuras. "Hay unas cuantas tomas de personas muy pequeñas enfrentándose a imponentes elementos de la arquitectura moderna, que, de alguna manera, simbolizan ese poder sin rostro encarnado por los bancos y las corporaciones internacionales", dice Owen en una entrevista publicada por el diario San Francisco Chronicle.
El mismo Clive Owen se mete en la piel de otro agente, un ex espía del servicio inglés MI6 que se cruza con una ex agente de la CIA (interpretada por Julia Roberts), en Duplicidad, película que llegará a la Argentina el 23 de abril. Los enemigos se repiten y también la odisea de un personaje kafkiano que busca la causa de una catástrofe que afecta a todos, pero cuya naturaleza prácticamente nadie logra comprender.
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