
Vaticinan que se acentuarán las restricciones crediticias
Los tucumanos Víctor Elías y Hugo Ferullo son doctores en Economía, muy estrechamente vinculados al ámbito académico, pero con orientaciones muy disímiles. Elías es cultor del libre mercado -contrario a los intervencionismos-, mientras que Ferullo se define como "keynesiano", a favor de la presencia del Estado en la economía.
LA GACETA / JUAN PABLO SANCHEZ NOLI

1- ¿Cree que la crisis financiera mundial dejará enseñanzas?
2- ¿Habrá un cambio de paradigmas en la economía, en particular sobre la
visión que se tiene del capitalismo y de los sistemas que promueven el intervencionismo estatal?
3- ¿Qué puede pasar con el crédito inmobiliario a partir de ahora? ¿Habrá una contracción generalizada en el mundo?
4- ¿Espera cambios en los sistemas de consumo?
Un férreo control del Estado
Punto de vista I. Por Hugo Ferullo - Doctor en Economía - UNT - UNSTA.
1- La actual crisis aparece como la muestra final y definitiva de una serie de episodios críticos ocurridos en las últimas décadas, cuyo lugar común es la existencia de enormes fallas exhibidas en el funcionamiento real de los mercados financieros. La envergadura y el epicentro de la manifestación actual de esta crisis servirán para refrescarnos definitivamente la vieja enseñanza que dejó la crisis de 1929, en términos de la cuidadosa regulación y el férreo control por parte del Estado que el buen funcionamiento de estos mercados financieros exige. Después de la Segunda Guerra Mundial, el mundo moderno parecía haber asumido la necesidad de construir una verdadera economía mixta, en la que los mercados, el Estado y la sociedad civil tengan roles esenciales y destacados que necesitan complementarse de manera adecuada. En las últimas décadas del siglo XX, una parte muy influyente del pensamiento económico intentó restaurar la vieja idea de que lo único que las economías modernas necesitan para funcionar con eficiencia es el funcionamiento sin trabas de los mercados. Este discurso simplista es lo que esta crisis ayudará a desterrar, mostrándonos de nuevo que las cosas no son tan sencillas: sin los controles adecuados, lo que está muchas veces detrás del funcionamiento de algunos mercados financieros muy sofisticados es la muy alta "creatividad" de agentes financieros privados inclinados a un curioso juego de azar, en el que se apuesta a través de la compraventa de papeles muy sofisticados la plata de otros, con ganancias que se privatizan y las enormes pérdidas finales que terminan socializándose. Como toda crisis que se supera, las enseñanzas que dejará la actual servirán seguramente para fortalecer el funcionamiento futuro de las economías de mercado.
2- Como decía Keynes durante las crisis del 30, no necesitamos cambiar el auto, sino sólo su carburador. Como en aquella ocasión, nuestro auto estaba funcionando muy mal y requería de un de nuevo un cambio significativo, que rectifique la administración del riesgo y de los capitales financieros.
3- Sin las ganancias exóticas que estos mercados financieros fantasmas repartieron entre sus creativos, directivos y mentores, una proporción muy poco significativa de gente muy rica verá seguramente disminuida su capacidad extravagante de consumo superfluo. En una economía globalizada como la actual, los costos se extenderán necesariamente más allá de estos responsables directos de la crisis.
4- El Estado norteamericano y los otros estados están en condiciones de instrumentar políticas activas que atenúen severamente las consecuencias negativas para la gente común (sobre todos para los más pobres) del clima recesivo que acompaña siempre al final de estas crisis, así como las restricciones severas que exhiben hoy los mercados crediticios en general (e hipotecarios en particular).

Efecto de otros intervencionismos
Punto de vista II. Por Victor Elías - Doctor en Economía - UNT - IEA
1- La crisis financiera desatada actualmente en los países más desarrollados ha generado diversas reacciones a favor de que los gobiernos reglamenten más el funcionamiento de los mercados financieros. No hay que olvidarse de que, en parte, la actual crisis puede deberse a intervenciones anteriores de los gobiernos facilitando el crecimiento de préstamos riesgosos.
2- El deseo de que haya una mayor transparencia de la situación económica y financiera no se logra con una mayor reglamentación. Todo ello nos lleva a pensar que no estamos encaminados necesariamente hacia un mercado financiero más regulado en el futuro. Ello puede verse en las discusiones en diversos países, entre mayores y menores intervencionistas. Cabe preguntarse entonces qué cambios experimentará el mercado financiero una vez que se salga de esta eventualidad. El mercado financiero tendrá que generar mecanismos para restablecer la confianza. Estos mecanismos van a depender de cuan grande sea finalmente la crisis actual. De una forma u otra, los mercados financieros son un componente importante de la actividad económica. De allí que será de relevancia el tamaño de la recesión económica que se avecina para ver qué cambios pueden darse en el mercado financiero.
3- Como efecto de todo ello tendremos por ahora un mercado de crédito más apretado y más caro. Habrá más cautela y más cuidado en qué invertir. Quizás esto sea más fuerte que en otras crisis, ya que se dio en numerosos países a la vez. Pero estos procesos no duran mucho, ya que la dinámica económica va presionando para que haya el interés de generar nuevos emprendimientos y por lo tanto, créditos. Dada la baja del precio del capital, como consecuencia del aumento de la tasa de interés, se espera que el consumo se contraiga más que el ahorro, ya que se prefiere el futuro al presente. Dentro del consumo, lo más afectado sería el de bienes no durables.
4- La desaceleración de la economía se espera que no sea mayor al 2% a nivel mundial. En estos momentos es muy difícil tener una buena evaluación de ello. En los países avanzados, en donde se tendría que afrontar la caída del ingreso disponible por el aumento de los impuestos para financiar los planes de apoyo financiero, la caída en el consumo será mayor y de allí se pueden generar efectos negativos en la actividad económica de los países menos avanzados.








