En aguas turbias, el "decano" ahogó al "Pirata" cordobés

Amparados en la novedosa aparición de Pereyra, los "decanos" mostraron sus mañas y fueron profetas lejos del "Jardín de la República". Por Leo Noli - Redacción de LA GACETA. Video.

IMAGENES DE UNA TARDE PERFECTA. Los dirigidos por Héctor Rivoira cumplieron al pie de la letra con la estrategia y superaron a Belgrano. El “decano” festejó en Córdoba.LA GACETA/FOTOS DE ANTONIO FERRONI, ENVIADO ESPECIAL IMAGENES DE UNA TARDE PERFECTA. Los dirigidos por Héctor Rivoira cumplieron al pie de la letra con la estrategia y superaron a Belgrano. El “decano” festejó en Córdoba.LA GACETA/FOTOS DE ANTONIO FERRONI, ENVIADO ESPECIAL
21 Septiembre 2008

Ahora, ya nadie se acuerda de ese chamán vestido de celeste que fue contratado para hundir el sueño de Atlético dentro de una tormenta perfecta. Y no es para menos. Al parecer, el hechicero presentó título adulterado y falló en la puntada final. La más importante, la que evitaba -maleficio mediante- festejos ajenos a los colores de su contrato.  El sacha hechicero debió salir corriendo con sus carteles de publicidad y sus remedios caseros de la ciudad. Se fue hacia otros horizontes lejanos a La Docta y a Belgrano. La tribuna local era un hervidero, porque en vez de colaborar con su magia, el mago vendedor de humo no hizo más que apuntalar la necesidad de un grupo de clase maestra, que llegaba a la capital a lavar su honor de "decano", de equipo con aspiraciones a salvarse de la categoría y, por qué no, a pelear arriba.

El desarrollo del juego estuvo del lado del invitado a la catástrofe. Sin el poder maldito de terceros, el Atlético, como se escuchó decir en las radios locales, fue una tromba de efectividad. Principalmente, porque dentro de su tripulación había un par de forasteros deseosos de sumarse al estrellato de un equipo plagado de grandes nombres. Y así, lentamente, un tal Pereyra y un tal Musto inclinaron la balanza a su favor, apoyados en la categoría de capitanes de marina como Lucas Ischuk, Martín Granero, Javier Páez y Josemir Lujambio.

Publicidad
El buque insignia de Atlético fue una tromba. No por surcar aguas peligrosas dominadas por los "piratas", sino porque supo disparar sus cañones en el momento justo.

El astuto "albiceleste"
Si bien, el primer intento hundimiento del capitán "Capé" fue un revés a dos manos de Morgan Olave, los astutos albicelestes no se dieron por vencidos. Es más, continuaron navegando sin prisa, hasta la aparición de Pereyra, un Fórmula Uno de los mares que hizo lo suyo para ganarse su primer ascenso con honores en el escalafón marino. Lo que sigue en esta fábula es historia conocida. Impotencia por un lado, algarabía por otro.

Publicidad
Ganó el Atlético Tucumán, la cenicienta -según las casa de apuestas-, a la que le faltaban sus dos sandalias de cristal. Valga la ironía, los de 25 y Chile encontraron la horma de sus zapato fuera de casa. Y lo hicieron con garra, con ideas frescas, producidas y plasmadas en equipo, con ideas traídas del norte, trabajadas en la semana de entrenamiento.

Saldo positivo
Una nueva batalla llega a su fin. Esta vez, el saldo fue altamente positivo. No hubo bajas en la marina "decana", sí muchas altas que, de ahora en adelante, aportarán un cúmulo de frescura hasta ahora no visto. En todo Córdoba comenzó una cacería nunca antes vista. El chamán de título adulterado es la presa. Una jugosa recompensa espera al cazador, aunque eso no bastará para apagar el incendio.

Comentarios