Aportes del lector
11 Junio 2008
Retenciones móviles I
Escuché atentamente a la Presidenta en su alocución del lunes. Se creará un fondo nacional para la distribución de las retenciones móviles al agro. Pidió perdón por algún exceso verbal. Asistieron las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, dirigentes gremiales, el infaltable D’Elía, excepto los agricultores y el sector al que iba dirigido el mensaje. Pregunto con todo respeto: ¿Por qué ese ensañamiento en contra del campo? Porque si es que realmente se quiere atender las necesidades básicas de los humildes a costa de retenciones móviles abusivas, ese Plan de Ayuda  Social Implementado no alcanza a los industriales, comerciantes, a los políticos con sueldos y dietas irritantes y entre todos se hace realmente un aporte que beneficie al país. ¿Acaso esto no sería más justo y equitativo? El país, según datos oficiales, experimentó una mejoría en su economía. Entonces el conjunto de argentinos que viven muy bien -industria, comercio, políticos, funcionarios públicos, dirigentes gremiales, podrían hacer su aporte generoso para el verdadero desarrollo. La retención móvil entonces cumpliría una función social, donde todos estos grupos que integran la elite privilegiada aportarían en igual forma. Se desterraría la inflación, que está generando miles de pobres; tendríamos acceso a una mejor educación; se mejoraría la atención sanitaria; se disminuiría la inseguridad. Todo ello dentro de una mayor equidad, donde los que obtuvieran ganancias importantes colaborarían con este plan que, entonces sí, con seguridad, sería aceptado por todos los argentinos.
Hugo C. Navarro / Av. Fco. de Aguirre 1582-Tucumán  


Retenciones móviles II
Somos un grupo de madres y abuelas de familias numerosas. Nuestros comienzos fueron duros. Vivimos en el campo acompañando a nuestros maridos en sus ilusiones, muchas frustradas por cosechas que se llevaron las sequías, el granizo y las heladas. Cuando la familia del campo siembra no sabe si la cosecha será buena, o si habrá cosecha. Hoy, después de tantos sacrificios, ¿pueden llamarnos oligarcas, angurrientos o aristócratas? Desde siempre las mujeres del campo, conocedoras de que hay necesitados, tejemos, cosemos, organizamos colectas, aportamos nuestro tiempo y dinero -que no es de la abundancia- para comedores e instituciones de bien, movidas sólo por un espíritu solidario. La recompensa son las sonrisas agradecidas de caritas curtidas por el sol y el frío. No canjeamos sentimientos por votos.
Proponemos, para un país democrático, que las retenciones se apliquen en forma pareja. ¿Por qué no comenzar por usted Presidenta dando el ejemplo? Podría aportar el 44% de sus ingresos, al igual que sus ministros y el resto de senadores, diputados, gobernadores, intendentes y sindicalistas. ¡Eso sí sería sacarles a los que más tienen y lo ganan sin riesgos! Dios existe y pide justicia en este país. A la Virgen le rogamos bendiciones para que terminen las divisiones y entre todos, como hermanos, construyamos una patria grande.

 Taller de Oración Santa Clara de Asis / [email protected]

SOJEROS
Los cortes de ruta de los productores sojeros son los más graves de nuestra historia, por sus consecuencias: desabastecimiento, deterioro de toneladas de alimentos, espiral inflacionaria y afectación de la vida de millones de ciudadanos argentinos. No alcanzo a entender por qué cuando el campo no tenía ganancias pedía ayuda financiera, y ahora, porque le sacan algo de utilidad, paran el país. Es falso invocar a la Patria y al federalismo cuando lo que están discutiendo es por plata. Detrás del conflicto del campo está el interés de los grandes capitales de la siembra. Incluso cuando se habla del “pequeño productor” de 150 hectáreas, de un individuo con un patrimonio de U$S 3 millones. ¿Por qué no hicieron escuchar su voz cuando en la década del 90 se vendió al país a los capitales foráneos? ¿Por qué si producen alimentos para 10 veces nuestra población, es tan difícil alimentar a nuestro pueblo? Basta de avivadas, menos escarapelas, más trabajo, solidaridad y justicia.
                  Arturo Garvich / Las Heras 632 - Tucumán